(religionenlibertad.com).-BJ Foster es un padre de familia con experiencia en el trabajo con adolescentes que escribe en AllProDad.com, una web especializada en paternidad, específicamente en la de los varones padres. Una y otra vez, la web invita a los padres a detenerse un momento y revisar qué están haciendo bien, qué pueden mejorar y qué peligros acechan a los hijos.
Muchachos que quizá no habían dado problemas en la infancia, pueden entrar en la adolescencia en comportamientos dañinos de forma estable.
BJ Foster avisa: “Si ves que tus hijos empiezan a comportarse mal de forma estable, estas podrían ser las razones, las 7 cosas que llevan a los chicos por el mal camino”.
1. No se sienten amados por sus padres
“No hay nada que haga que un chico se sienta más solo y perdido que no saberse amado incondicionalmente por sus padres. Deja un dolor profundo y tratan de hacer algo para aliviarlo. Pueden intentar adormecerlo con drogas, alcohol o violencia. En cualquier caso, esa emoción seguirá dañando y si no se sana de alguna forma continuará latiendo con fuerza”.
2. No reciben una atención positiva
Los chicos piden atención y harán cualquier cosa por conseguirla, y si no consiguen atención buena buscarán al menos atención mala (haciendo cosas malas que escandalicen o indignen a los mayores) porque no hay nada peor que no recibir atención de los demás. Sin atención, sienten que la vida no tiene significado ni valor.
3. Sienten que no encajan
Los adolescentes a menudo se sienten diferentes, extraños y aislados. Eso les puede crear ansiedad, ira y baja autoestima. Los chicos en esta situación pueden tender a aislarse aún más, llegando a la depresión y un riesgo de autolesión. Pueden actuar exageradamente de forma similar a cuando sienten que no les quieren sus padres. Y podrían integrarse en un grupo de amigos que sean mala influencia para ellos.
4. Su grupo de amigos son un mal modelo
La gente que nos rodea nos moldea, y eso, que es cierto para todos, lo es más para los niños y adolescentes. Si siguen saliendo con amigos que son una mala influencia, pronto pasarán a hacer las cosas malas que les ven hacer a ellos.
5. Sus padres dan mal ejemplo
Más influyentes que los amigos son los padres. A un joven le afecta lo que los amigos dicen, pero le afecta más lo que ve hacer (no decir) a sus padres. Además, si los padres se implican en un comportamiento irresponsable, los chavales van a sentir que viven en un entorno inestable. Sin cimientos firmes y sin estructura, se sentirán como plumas llevadas por el viento. Puesto que nadie les pone fronteras reales, entrarán en territorios peligrosos.
6. Los padres son inconsistentes en sus reglas o son agobiantemente estrictos
Los adolescentes necesitan límites, pero han de ser claros y tener consecuencias prácticas. Si rompen una regla y no se les penaliza de alguna forma, pensarán que las reglas no son importantes, no son reales, y volverán a sentir esa inestabilidad.
El otro extremo es el de los padres que no muestran ninguna comprensión por el chaval y todo lo reducen a reglas y normas y penalizaciones. El hijo piensa que cada vez que le hablan es para regañarle o sermonearle, y que nunca se le escucha. Eso produce en él acritud y rebelión.
7. Los chicos no saben como gestionar la presión
Los estudios pueden producir mucha presión en los chicos, igual que las relaciones, las presiones en actividades como el deporte, las expectativas de los padres, de otros adultos… y hay varias formas poco saludables en las que pueden intentar adormecer esa presión. Pueden ser las drogas, el alcohol, los desórdenes alimenticios (anorexia, bulimia), las relaciones sexuales y la pornografía o las autolesiones cortándose o causándose quemaduras.
Un padre debe estar alerta ante posibles señales de que esto esté sucediendo.
“Proporciónale un ambiente seguro y escúchale mucho”, exhorta BJ Foster. “Necesitan tu guía amable. Actúa pronto y a menudo. Y asegúrate de que tu hijo sepa que tus acciones vienen motivadas por tu amor por él”.