Cada vez es más evidente que, ante los grandes y vertiginosos cambios que caracterizan la era digital, se hace necesario encarar este nuevo areópago con pertinencia y creatividad. Sin ánimo de ofrecer un recetario, se insinúan algunas pistas para acompañantes, a modo de provocación:
1. Saldar la brecha digital.
(signis.net).-Acompañar a las nuevas generaciones y actualizarse para comprender sus realidades, lenguajes, miradas… No se puede perder de vista que uno de los desafíos permanentes es ‘tocar el corazón’.
2. Más movilidad sin perder profundidad.
Los dispositivos digitales pueden cumplir una importante función en el arte de acompañar las culturas juveniles. El acompañamiento requiere profundidad y, por supuesto, tiempo para escuchar, conversar, reflexionar y discernir.
3. Sensibilidad narrativa digital.
Estar atento a los formatos digitales en los que se condensan los relatos que impactan o, quizás, ‘consumen’ a las juventudes podría estimularnos a adaptar nuestras propias narrativas a estos nuevos formatos.
4. Internet saludable.
Una cultura digital más auténtica y veraz. Se hace necesaria una actitud ‘vigilante’ para que las herramientas tecnológicas no terminen convirtiéndose en interruptores sin fin.
5. Ponerse en el lugar del otro.
Es preciso redescubrir nuestra vocación de servicio, salir al encuentro del otro en esta era de cambios, y re-crear nuestro ecosistema comunicativo en clave de proximidad.
6. Priorizar el trabajo colaborativo.
Acompañar a los jóvenes en la era digital supone estar dispuesto a construir y a aprender con ellos. Se trata de sentirnos ‘enlazados’ y corresponsables en la tarea comunicativa.
7. Humanizar la red.
Necesitamos generar no solamente conexiones sino auténticas experiencias de comunión y humanizar la red con la fuerza de la verdad y del Evangelio.
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