Fue presentado este martes, 24 de febrero, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el Taller y la Asamblea de la Pontificia Academia para la Vida sobre el tema “¿El buen algoritmo? Inteligencia artificial: ética, leyes y salud”, en programa del 26 al 28 de febrero de 2020, en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano.
(vaticannews.va).-“La Rome Call for AI Ethics no es un texto oficial de la Academia, sino un documento de compromisos compartidos, propuesto por nosotros, en el que, de forma breve y sintética, se ofrecen algunas líneas para una ética de la Inteligencia Artificial y se formulan algunos compromisos, vinculados fundamentalmente a tres capítulos: ética, derecho y educación”, lo dijo Monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, en su intervención en la rueda de prensa de presentación del Taller y de la Asamblea de esta Academia sobre el tema “¿El buen algoritmo? Inteligencia artificial: ética, leyes y salud”, en programa del 26 al 28 de febrero de 2020, en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano.
Revisar el significado del término «vida humana»
Este evento organizado por la Pontificia Academia para la Vida analizará los desafíos que plantea la inteligencia artificial y reunirá entre otros al Presidente de Microsoft, Brad Smith, al Vicepresidente ejecutivo de IBM, John Kelly III, al Presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli y el Director General de la FAO, Dongyu Qu. El Taller busca una continuidad con el tema que tocó la misma Academia el año pasado sobre “Roboética, gente, máquinas y salud” y que se celebró dentro de su Asamblea General en febrero de 2019. Al respecto, Monseñor Paglia dijo que, “el Papa Francisco, con la Carta Humana Communitas, invitó a la Academia Pontificia para la Vida a ampliar sus horizontes, a revisar el significado mismo del término «vida humana», no se trata de un concepto abstracto; la vida es la realidad de cada persona y de toda la familia humana”.
La innovación digital afecta a todos los aspectos de la vida
Asimismo, el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida señaló que, “con los resultados obtenidos de la física, la genética y la neurociencia, así como la capacidad de cálculo de máquinas cada vez más poderosas, ahora es posible intervenir profundamente en el ser humano. De hecho, la innovación digital afecta a todos los aspectos de la vida, tanto personales como sociales; afecta a nuestra forma de entender no sólo el mundo, sino también a nosotros mismos”. Por ello, las decisiones, incluso las más importantes como las del ámbito médico, económico o social, son hoy en día el resultado de la voluntad humana y de una serie de contribuciones algorítmicas. “La vida humana – precisó Monseñor Paglia – se encuentra en el punto de convergencia entre la contribución propiamente humana y el cálculo automático, por lo que cada vez es más complejo comprender su objeto, prever sus efectos, definir sus responsabilidades”.
Humanizar la técnica y no tecnologizar lo humano
Este es el horizonte en el que se desarrolla esta Asamblea General y en particular el evento del 28 de febrero, afirmó Monseñor Paglia, al final del cual se firmará una Call que luego presentaran al Papa Francisco. “Se necesita una fuerte ambición moral para humanizar la técnica y no tecnologizar lo humano”. En este sentido, la Rome Call for AI Ethics no es un texto oficial de la Academia, sino un documento de compromisos compartidos, propuesto por nosotros, en el que, de forma breve y sintética, se ofrecen algunas líneas para una ética de la Inteligencia Artificial y se formulan algunos compromisos, vinculados fundamentalmente a tres capítulos: ética, derecho y educación. “La intención de la Call es crear un movimiento que se expanda e involucre a otros actores: instituciones públicas, ONG, industrias y grupos para producir una dirección en el desarrollo y uso de tecnologías derivadas de la IA. Desde este punto de vista podemos decir que la primera firma de esta Call no es un punto de llegada, sino el comienzo de un compromiso que parece aún más urgente e importante que lo que se ha hecho hasta ahora”.
Padre Benanti: “La cuarta revolución industrial”
En la rueda de prensa también intervino el Padre Paolo Benanti, T.O.R., Académico de la Pontificia Academia para la Vita, quien señaló que, en lo que puede definirse como una “cuarta revolución industrial” después de la del vapor, la electricidad y la automatización, la era de la inteligencia artificial implica que, sobre la base de los datos y los algoritmos resultantes, es la propia tecnología la que tiene la capacidad de predecir las actividades humanas. Simulando lo que la gente haría, explicó el Padre Benanti, los algoritmos pueden elegir qué tratamiento es mejor para un paciente, pero también qué personas tienen más probabilidades de devolver un préstamo concedido por un banco, incluso para encontrar a la persona más cercana para una relación afectiva.
Profesora Carrozza: “Los ordenadores no lo resuelven todo”
Además, en la rueda de prensa participó Maria Chiara Carrozza, Profesora Ordinario de Bioingeniería Industrial, Escuela Superior Sant’Anna de Pisa. “Si con un ordenador podemos transformar los problemas humanos en estadísticas, gráficos y ecuaciones, creamos la ilusión de que estos problemas pueden ser resueltos con el ordenador”. No es así, porque “cuando toma decisiones el ser humano conoce una calificación profunda y radical de sus acciones: el bien y el mal”. La medicina en sí misma, explicó la docente Maria Chiara Carrozza, “es una prerrogativa humana”, en la que la inteligencia artificial puede apoyar al profesional pero no puede representar un elemento de posible irresponsabilidad del médico.