Los salesianos reflexionan sobre el entorno virtual que tiene tras de sí la complejidad de la realidad social, económica, política y religiosa
(cope.es).- En los últimos dos años, la humanidad ha vivido dos grandes crisis: una sanitaria, a partir del Covid-19, que aún afecta al mundo, trayendo consigo un gran cambio social, económico y sanitario; y más recientemente, la guerra ruso-ucraniana, que según algunos es el comienzo de una nueva geopolítica, capaz de cambiar la política, la economía y la seguridad del mundo.
Tanto en la crisis sanitaria como en la crisis bélica, las redes sociales han jugado un papel inmenso en la forma social de buscar y compartir información entre familiares y amigos, en la forma de interpretar un océano de noticias compartidas por los medios, en la forma de situarse uno mismo existencialmente en el mundo.
Todos formamos parte de una inmensa red de conexión digital y virtual, hay datos que confirman que en poco tiempo lo digital ha provocado un gran cambio en la vida de las personas, en la forma de gestionar la vida, en la forma de afrontar la realidad.
Desarrollo humano y social
Además, la combinación de comunicación digital, Internet e inteligencia artificial ha creado un hábitat comunicativo grande y complejo, que contribuye significativamente al desarrollo humano y social. Lo digital se ha convertido en parte de la vida de las personas e instituciones. La propia Unión Europea ha puesto en el centro de su desarrollo de cara al futuro un gran proyecto denominado “Década digital europea: objetivos digitales para 2030”.
Los temas incluyen ciudadanía digital, la transformación digital de las empresas, infraestructura digital y sostenible. El crecimiento de lo digital a nivel personal e institucional pone en evidencia la dinámica de la relación humana, los nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos, abre posibilidades para la educación, el comercio y el trabajo. En toda esta realidad emerge al mismo tiempo la diversidad y ambigüedad de la información. La pregunta que podemos hacernos de inmediato es: ¿cuál es la percepción que tenemos de la realidad de la vida y del mundo a través de lo digital? ¿Cuál es el papel de las redes sociales en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones con los demás como personas y ciudadanos?
Tres aspectos inseparables
A través de estas preguntas iniciales me gustaría tocar algunos puntos relacionados con el universo digital. Es importante a nivel conceptual afirmar que la comunicación en las redes sociales, por ejemplo, incluye tres aspectos inseparables: digital, internet e inteligencia artificial, conformando así un entorno en el que nos comunicamos en internet, en las redes sociales.
Las redes sociales forman parte de la estructura global del ciberespacio, insertándose en la plataforma global del universo virtual.
Así, siempre es necesario vincular el uso de las redes sociales con una realidad más amplia y convergente. Por ejemplo, cuando usamos WhatsApp para compartir noticias con amigos, ya estamos en el hábitat digital, en red con todo el mundo, involucrados cognitiva y afectivamente en el universo virtual. Detrás del uso de las redes sociales está la persona, su cultura, su historia, sus valores y su forma de ser en su contexto social.
Realidad compleja
Detrás de este hábitat virtual está la complejidad de la realidad social, económica, política y religiosa, que afecta directamente la forma en que comunicamos y usamos las redes sociales. Por ejemplo, la pobreza, la gran brecha digital que afecta sobre todo a África.
Detrás de este universo digital, tenemos las diferentes formas que tienen las ciencias de interpretar y ver a la persona, como la neurociencia, la inteligencia artificial, la biotecnología y la bioética. Por lo tanto, cualquier análisis de la forma en que usamos las redes sociales nos enfrenta a una gran complejidad de análisis del fenómeno digital.
¡En el hábitat digital no hay neutralidad!
¡En el hábitat digital no hay neutralidad! Estar online significa estar involucrado en un inmenso y complejo sistema de comunicación global donde nos enfrentamos a ideologías, a fake news, a un areópago con intereses y controles de grandes empresas digitales, con la fuerza del capital y diversos intereses ideológicos y la nueva geopolítica ferozmente organizada a partir de la ciberseguridad.
La privacidad, la seguridad, el crecimiento de la ciencia biométrica, el control de los datos personales, el avance de la inteligencia artificial y el mundo de los algoritmos están cambiando la forma en que nos comunicamos. El escenario socioeconómico y cultural de nuestro tiempo está cambiando rápidamente.
El conocimiento es poder
Vivimos en una sociedad caracterizada por la velocidad, la fluidez, el cambio y la innovación. El comercio electrónico y las finanzas digitales han creado nuevas relaciones geopolíticas y muchas cosas están cambiando: el conocimiento es poder. El mercado digital, financiero y económico está modificando el modelo de negocio de las pequeñas y grandes empresas, al igual que la educación.
La comunicación cambia la cultura y la forma en que las personas viven y socializan. La comunicación está intrínsecamente ligada a la política, la economía, la educación, los intereses de las personas, los grupos y las empresas. En este contexto, la tecnología emerge con gran poder y desarrollo: desde la inteligencia artificial hasta la nanotecnología, desde la biotecnología hasta la tecnología genética.
En este inmenso universo en el que confluyen las personas a través de las redes sociales e internet, se encuentran las grandes utopías y realidades que involucran la visión del transhumanismo, el desafío ecológico y en consecuencia el de una posible nueva antropología.