Para la mayoría de monasterios, el desafío más difícil consiste en suscitar vocaciones entre las jóvenes, que quieran consagrar su vida a Dios. El convento de Santa Verónica en Algezares (Murcia), sin embargo, parece haber comprendido el secreto
(eldebate.com).-Las nuevas vocaciones son el desafío más importante para los conventos y monasterios. Las Hermanas Pobres de Santa Clara en Murcia con un plan de redes sociales, basado en la naturalidad y con la providencia, están dando en la clave de anunciar el atractivo de su vida religiosa.
Su estrategia sigue tres pasos: Transmitir el Evangelio, subsistir gracias a la venta de los productos artesanales y ayudar a que los jóvenes conozcan su vocación.
Mostrar la fraternidad
Esta comunidad se ha visto tocada por la gracia de nuevas vocaciones, el secreto se debe a que su carisma no está pasado de moda: son una síntesis de la vida meramente contemplativa y la vida activa. Eso es lo que diferencia a las Hermanas Pobres del resto de las órdenes de vida contemplativas. Viven en clausura, pero no es una clausura que las separa del mundo. La superiora de esta comunidad de trece hermanas, la madre Leonor Sánchez, ha aceptado a revelarnos su secreto para El Debate, «ser felices viviendo la pobreza».
Esta apasionante aventura experimentó un giro inesperado hace 37 años, cuando la comunidad religiosa, procedente del convento de Murcia, se vio obligada a abandonar su convento, fundado en 1539, pues fue declarado en ruina. Las hermanas se vieron obligadas a buscar un nuevo convento, pero, ¿ cómo comprar un terreno si vivían en auténtica pobreza?
Estas hermanas decidieron abrazar la pobreza, siguiendo las enseñanzas de Santa Clara, la cual quedó fascinada de la pobreza de San Francisco. Llegaron a Algezares, a las faldas de la Fuensanta, gracias a la ayuda de la Diócesis de Murcia y el Cabildo. Pudieron crear un convento sumamente sencillo, coherente con su opción por la pobreza.
Nosotras somos familia de verdad. En nuestra casa nos tratamos como familiaLeonor Sánchez
La pastoral del párpado
«De nuestra comunidad, lo que atrae es que mostramos, sobre todas las cosas, la fraternidad. Nosotras somos familia de verdad. En nuestra casa nos tratamos como familia. Como decían los paganos sobre los primeros cristianos: «mirad como se aman». El mundo piensa que, por ser contemplativas, tenemos que cortar con los sentimientos. Es todo lo contrario. Solo el amor puede unir, luchamos juntas como familia por un ideal que es Cristo», cuenta la madre Leonor Sánchez, superiora del convento.
Hace más de diez años, comenzaron con un blog que aún se mantiene activo, pero las continuas visitas de jóvenes a su convento les hicieron dar el salto a otras plataformas. «Si quieres descubrir lo que una muchacha del siglo XIII puede aportarnos hoy», través de su página web Hermanaspobres.com. «síguenos en nuestras redes sociales Facebook, Instagram y nuestro canal de YouTube», reta la madre Leonor a los lectores de El Debate.
La pastoral de los sentidos
La última genialidad de esta comunidad es la «pastoral del párpado», seguro que nuestros lectores no saben a lo que se refieren, pero las hermanas aseguran que es cuestión de práctica. En el convento la utilizan mucho esta palabra para referirse al aprendizaje que trae en sí la vida porque, aunque esta es gratis, tienes que estar avispado si quieres aprender de ella, porque sacar provecho de las circunstancias y crecer como persona no viene en ningún manual. Y sí, es cierto, los estudios forman, pero la vida es una señora maestra. Y las hermanas nos la explican:
«La pastoral del párpado es precisamente eso: tener los cinco sentidos bien atentos para coger lo provechoso y útil, y descartar lo que estorba. En un sentido cristiano sería: apreciar las cualidades, dones de cada persona e imitar siempre lo bueno. Ver cómo o de qué manera puedes contribuir en algo; ayudar; mejorar las relaciones, y todo eso sin perder de vista la meta que es Cristo. Todos los días te dan lecciones magistrales, lecciones que llevan consigo sorpresas e imprevistos a los que hay que hacer frente pero solo si los miramos más allá de la superficie veremos que todo es para bien y todo viene en nuestra ayuda».
Esta es la pastoral de las hermanas pobres, como ves es muy sencillita; no se necesita tomar apuntes porque no hay pautas de nada, tan solo hay que entrenar los sentidos para ver realmente qué te está pidiendo la vida en cada momento y qué puedes tú ofrecerle.