(adn.celam.org).- Los misioneros digitales de todo el mundo se reunirán presencialmente el próximo 4 de agosto durante la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023. Un encuentro que despierta mucha expectativa porque será el primero más allá de lo virtual. El anuncio fue hecho por Mons. Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio para la comunicación que acompañado por los miembros del equipo de coordinación del Sínodo Digital se reunieron con influencers, creadores de contenido y evangelizadores digitales este fin de semana para celebrar la 57.ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
El origen
En esta oportunidad se reunieron cerca de 400 misioneros digitales en un tercer encuentro virtual de oración que hace parte de las propuestas de la iniciativa «La Iglesia te escucha«, un proceso que se inició con la convocatoria del Papa al Sínodo de la Sinodalidad y que el proyecto de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL) acogió y propuso a la Secretaría General asumiendo el deseo del Papa Francisco de promover una Iglesia en salida, capaz de alcanzar las periferias existenciales, logrando que el Sínodo llegara al denominado continente digital y que ni siquiera en este espacio, nadie quedara excluido.
En cerca de 2 meses y medio, personas de 115 países respondieron el cuestionario propuesto, se unieron más de 100 instituciones y redes, 244 influenciadores alcanzaron 110 mil cuestionarios realizados en siete grupos idiomáticos entre los que estaban el inglés, español, portugués, italiano, malayalam y tagalog; generando 150 mil propuestas para el Sínodo con un alcance potencial de 20 millones de personas. Esto de acuerdo con los datos que proporciona la Síntesis de la Conversación de Escucha del Sínodo Digital que le otorga al proyecto una dimensión seminal, es decir, no niega su carácter incipiente e inicial, es consciente que sus resultados no son absolutos, pero si suficientes para abrir una puerta que desde el Sínodo Digital plantea una ausencia, una necesidad, un desafío pastoral.
Misioneros en las redes
En primer lugar, está el reconocimiento de su existencia y la urgencia de explorar y acompañar, porque además hace evidente la existencia de una vida eclesial en una nueva realidad.
Asumiendo que un sínodo eclesial es el proceso de caminar juntos, en comunión, participación y misión; en el contexto digital está definido por la participación de influencers o evangelizadores digitales y los seguidores que acogen sus propuestas. Así el Sínodo Digital pasó por la etapa de convocatoria, catequesis, envío misionero, animación y coordinación. La consulta, recolección, análisis de datos y propuestas al Sínodo, fue paralela.
Tras las cifras, la medición del alcance y su repercusión está el análisis pastoral. «Una cosa que me ha sorprendido mucho es que la totalidad de los influencers, misioneros digitales o creadores de contenido, han pedido que la iglesia pueda reconocerlos como verdaderos misioneros, parte de ella,» afirma Mons. Lucio Ruiz. Se trata de gente que en palabras del sacerdote, ama a la Iglesia, a Jesús, trabajan por él y sería ideal que fueran descubiertos por la institución. Mucho más cuando nos encontramos en una cultura donde el uso de los dispositivos define las relaciones.
Un mundo que cambió
“Somos testigos de esos cambios en los sentimientos, opiniones, lo que implica entender que la realidad ha cambiado. Entonces si cambian las mediaciones, relaciones, sentimientos, trabajos, educación y economía; no puede ser que la fe no los abrace, corrigiendo lo que pueda estar mal, con la certeza de que si no entramos en su dinámica, si no los abrazamos, si no los queremos, no podremos diseñarlo con el corazón de Cristo,» advierte.
Para Mons. Ruiz una de las conclusiones del Sínodo Digital que resuena en su mente, está en la necesidad de descubrir a esta cantidad de jóvenes y no tan jóvenes que comparten contenidos y tienen miles de seguidores que escuchan mensajes en el contexto de la fe. «Como no abrazarlos, como no darle importancia a una persona que de buena voluntad y con su corazón habla del Evangelio de Jesús todos los días, creo que esto es un desafío muy grande para la Iglesia,” señala.
Al mismo tiempo recuerda que la Iglesia nunca ha tenido miedo para asumir los cambios de la historia y las transformaciones culturales. “En dos mil años hemos visto culturas, realidades y hemos sido pioneros en muchas cosas,” comenta. «Ahora, también tenemos que ser pioneros para llevar la esperanza del kerigma, el anuncio del Señor en las redes con novedad, creatividad, no repitiendo la homilía, no cortando y pegando temas del magisterio pontificio,” afirma, porque considera que el objetivo no es usar las redes como fotocopias digitales en gran formato, sino llevar un mensaje que toque los corazones.
Escuchar, discernir, actuar
Por eso, “escuchar para sanar las heridas” fue uno de los principios del Sínodo Digital. Escuchar y “samaritanizar”, lo que consiste en ir como el buen samaritano para que los misioneros digitales, escuchen el dolor de sus seguidores y donen su tiempo y espacio para ayudarlos a vivir. Con esto, tanto seguidores como misioneros digitales, descubrieron una iglesia madre, amiga, que quiso acompañar a mucha gente y darle un nuevo sentido a la misión que ya desde hace un buen tiempo venían adelantando muchas personas. Una misión que se extiende en el tiempo, el espacio, la cultura y los corazones.
Ahora el interrogante pasa por la forma de organizar ese acompañamiento. Mons. Lucio Ruiz explica que en este momento el Sínodo Digital está en un tiempo para abrir los ojos y descubrir el fenómeno antes que organizar cosas. «Yo soy bastante firme al decir que no somos nosotros, no son los chicos en esta realidad, ni siquiera el mismo Sínodo Digital los que deben encargarse de proponer algo; tiene ser fruto del Sínodo de la Sinodalidad para que sea una realidad de la Iglesia y no de un grupo que propone soluciones,» aclara.
Para el sacerdote argentino lo que pretende el Sínodo Digital es juntar esas fuerzas, esos corazones, esa fe, ese amor para acompañar al Sínodo y entregarlo a la Iglesia, como se ha hecho desde otros ambientes para que después que sea la misma institución la que juzgue lo que el Espíritu inspira al respecto e inicie un camino.
Despertar a la realidad
Entonces, asegura que el “Sínodo Digital es abrir caminitos, abrir los ojos, despertar nuestra mente; para dar para darnos cuenta que algo está pasando y el Espíritu Santo obra en la Iglesia».
Ahora nosotros como iglesia, tenemos que descubrir este fenómeno, valorizarlo y darle el contexto necesario, para que pueda seguir y que las personas ya no sientan que las Iglesias siempre están cerradas, que los sacerdotes nunca tienen tiempo para atender a la gente, que en las confesiones antes de un consejo o expresión de misericordia, solo reciben un reto que plantea el sacerdote de turno, que las cosas de la Iglesia son aburridas y las homilías no se entienden; como señalaron muchas personas desde diferentes partes del mundo al participar en la propuesta del Sínodo Digital.
Quizá si la Iglesia escucha la voz de la gente en diferentes contextos, el digital es uno de ellos, podrá entender las razones que terminaron haciendo que muchos se alejaran de la fe y la iglesia.