(weca.it/).-¿Evangelio e influencer? «La Iglesia tiene en el corazón todo lo que es humano. Es la lógica misma de la encarnación». Al margen de la primera misa para influencers celebrada el jueves 3 de agosto, en medio de la JMJ de Lisboa, en la Universidad Católica Portuguesa, Andrea Monda, director de «L’Osservatore Romano», reflexionó con WeCa sobre el desafío que representa la tecnología digital en la comunicación y en la transmisión de la fe. El objeto de atención no son los periódicos gloriosos o los órganos representativos de asociaciones o institutos religiosos, sino los perfiles personales de los «influenciadores católicos», llamados a difundir el Evangelio en las redes sociales a través del testimonio de vida.
«Justo esta mañana (3 de agosto ed.) El Papa habló del hecho de que la centralidad para el católico está precisamente en el misterio de la Encarnación. De lo contrario, el riesgo de contar al mundo de una manera incorpórea es pasar a una visión ideológica». A la luz de la Encarnación, por lo tanto, para Monda «el desafío del cristiano es permanecer en todas las fronteras, incluso en esta frontera tan desafiante, innovadora e inédita de la comunicación digital, llevando esta palabra de estrecha relación con todas las realidades humanas, las alegres y las dolorosas, logrando hacer una comunicación que siempre se encarna».
En definitiva, «repasando las historias, los rostros, los cuerpos de las personas. Estoy convencido de que esta audiencia es, en verdad, una oportunidad que el cristiano puede y debe poder aprovechar siempre a la luz del Evangelio, de esa sabiduría que nos dice que Dios mismo se hizo hombre, por lo tanto, «busca a Dios en todas las cosas», dirían los jesuitas».
La lógica de los influencers es poner al individuo primero, no al colectivo. El miedo, más que el protagonismo de los individuos, es la distorsión de las motivaciones más profundas que nos empujan a comunicar: «Aquí también un gran desafío – reflexiona el director de L’Osservatore Romano – porque la comunicación de hoy es ‘casera’. El católico, en cambio, sabe que el «nosotros» es más importante que el «yo», y una comunicación donde prevalece el «yo» no es una buena comunicación, a nivel cristiano sino también a nivel humano. Es una mala comunicación donde el ego anula todo lo demás». Partiendo de lo básico, en resumen: «Lo importante es vivir en la Red como vivimos en la realidad: vivir como cristianos, con una conciencia educada, con una educación que nos lleve a decir «somos relación», y «el hombre es relación», que el hombre ab-soluto, absoluto, liberado de las relaciones es un hombre triste, arrugado sobre sí mismo, que no logra hacer una comunicación que se convierta en comunión. Porque entonces el objetivo de una comunicación entendida en un sentido cristiano es la comunión, no es sólo dar información. Entonces es necesario discernir. Si hoy en día en digital el individuo piensa en comunicarse por sí mismo porque la tecnología se lo permite, ¿qué cualidad tiene esta comunicación? ¿Es solo expresión, es solo proporcionar información? En cambio, para el cristiano no es esto, es tejer una red de amistad, una relación en la que el nosotros, el yo y el tú juntos prevalecen al final. Este es un desafío que hoy el cristiano no puede abandonar».