(religionenlibertad.com).-El tomarse selfies o autofotos con los celulares o cámaras digitales, hoy en día es una moda muy extendida entre las personas que navegan en las redes sociales, ya que las realizan justamente con el fin de publicarlas en ellas y así interactuar mejor con sus familiares, amistades o seguidores.
Lamentablemente, a veces la presión por lograr una mayor popularidad, hace que imitemos ciertas conductas impropias que mayormente realizan los «famosos» para captar la atención de sus fans o seguidores, como es el de posar de manera sensual, faltando a las virtudes de la modestia y el pudor o peor aún, cayendo en el constante exhibicionismo.
Hacerse un selfie no es malo siempre que guardemos las formas
Realmente tomarse una foto para compartirlo en redes sociales con nuestros contactos, no tiene nada de malo si se realiza con una buena intención. Esto es, cuando se trata de comunicar nuestra situación actual, alguna enseñanza, una noticia o acontecimiento importante, un viaje especial o un momento inolvidable con nuestros allegados o conocidos.
El acto inmoral aparece cuando buscamos con nuestras fotos, transmitir sensualidad o vanidad, recurriendo muchas veces a poses sexis o coquetas, utilizando nuestros atributos físicos como foco de atención, usando ropa inmodesta o haciéndonos las tomas en lugares que deberían quedar como respeto a la virtud del pudor, en el ámbito de lo privado o de la intimidad (camas, baños, duchas, vestidores, etc.).
También se puede caer en la vanidad, al realizar una excesiva exposición de selfies, de manera obsesiva y buscando llamar la atención permanentemente. Esto último también es catalogado incluso por sicólogos, como una forma de compensar la falta de autoestima en la persona.
¿Cómo deberían ser entonces los selfies de un verdadero cristiano?
Como católicos que somos, debemos evitar a toda costa, caer en estas actitudes mundanas y seductoras que sólo buscan degradar nuestra dignidad personal y hacernos ver solo como un objeto sexual frente a los ojos de lo demás.
Nuestras fotos deben ser en lo posible naturales e intentando reflejar a Cristo en nuestro rostro o apariencia en todo momento, esto es con santidad y pureza. Nadie dice que nos tomemos fotos con caras amargadas o aburridas, podemos trasmitir alegría y felicidad sin necesidad de llegar a la coquetería o a la falta del pudor.
Para terminar, sería conveniente recordar esta cita bíblica para actuar con prudencia a la hora de tomarnos y publicar una foto:
La manera de vestirse, de reír y caminar,
muestra lo que uno es. Eclesiástico 19, 30