CULTURA DIGITAL

¿La Iglesia en el mundo digital? «Estamos más presentes en las redes sociales con la debida atención»

Entrevistamos a Fabio Bolzetta, periodista y corresponsal de TV2000 y presidente de la Asociación de WebCatólicos Italianos (Weca)

(weca.it).-¡Abran paso a los jóvenes! Incluso en la Iglesia. Sí, pero ¿cómo? Una herramienta en la que los adultos no pensamos mucho son las redes sociales. Quizás porque las diversas Whatsapp, Facebook, Instagram, X, YouTube y TikTok son plataformas de las que, en general, sabemos poco, a diferencia de los «nativos digitales». O somos escépticos: netos de los riesgos (que existen), estas herramientas tienen un gran potencial. Solo necesitas saber cómo usarlos (bueno). Con motivo de la visita del Papa Francisco a Verona el 18 de mayo, que será ampliamente difundida en las redes sociales por los participantes en varios momentos del día, entrevistamos a Fabio Bolzetta. Periodista corresponsal de TV2000 y editor del libro La Iglesia en lo Digital (Tau editrice), es presidente de la Asociación de WebCatólicos Italianos (Weca), comprometida desde 2003 con la formación y la promoción de iniciativas educativas hacia el uso consciente de las herramientas digitales.

– Desde diciembre de 2012, incluso el Papa tiene un perfil en las redes sociales (@pontifex, en el antiguo Twitter), seguido por millones de personas. ¿Es imprescindible conocer estas herramientas?

«Hoy vivimos en un entorno digital que envuelve la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Es una infosfera, según la definición de Luciano Floridi, habitada también por cristianos. Pero, ¿qué tipo de presencia tenemos en el mundo digital? La impresión es que ciertos temas caros al cristianismo, como la atención a los últimos, a los marginados o la protección de la vida, por poner algunos ejemplos, en las redes sociales se vuelven divisivos, es decir, con un alto índice de polarización. Como cristianos, ¿cómo nos posicionamos? ¿Miramos para otro lado o intervenimos, con nuestros valores, nuestros pensamientos y nuestro testimonio? Luego hay otro aspecto a tener en cuenta».

–¿Cuál?

«Hoy en día, aquellos que se comprometen como ‘misioneros digitales’ -es decir, un comunicador, un sacerdote o un educador que dan testimonio de la fe cristiana en las redes sociales- reciben poco apoyo, a pesar de que están en conexión con el camino de presencia de la Iglesia en el mundo digital. La sensación es la de ver muchas islas y pocos archipiélagos: tal vez deberíamos apoyar más a los que apuestan por poner en red estas experiencias».

– El período de la pandemia nos había acostumbrado a las misas en vivo en YouTube: ¿cómo podemos atesorar esta digitalización forzada, sin descuidar la presencia «física» del encuentro?

«El momento de la pandemia ha dado una gran sacudida al uso de las tecnologías, con el efecto de garantizar que la Iglesia sea respetuosa con el distanciamiento físico, pero siempre garante de la proximidad. Era un modelo que tenía un principio y un final: lo digital no puede ni debe sustituir a la participación presencial, sino que debe promover nuevos caminos, generando relaciones. Es un viaje que tiene varias etapas: la primera es la concienciación, es decir, saber que es un entorno con riesgos y oportunidades; La segunda es la competencia: utilizar las distintas herramientas de la mejor manera posible, teniendo en cuenta también las habilidades de las nuevas generaciones».

– ¿Está sugiriendo que las parroquias apoyen a los jóvenes para que utilicen estos canales de comunicación?

«Sí, tenemos que tener fe en los jóvenes. No para explotar sus habilidades técnicas, sino para mejorarlas dentro de un viaje. A menudo sucede que en una parroquia la actualización de las redes sociales y del sitio web – que es una herramienta muy valiosa y que siempre hay que cuidar – se confía al joven tecnólogo «de guardia»: el problema es que cuando se va, se queda sin vigilancia. Y, sobre todo, se pierde la oportunidad de hacer networking. ¿Por qué no, en cambio, crear una redacción formada por un grupo de jóvenes, que se refieran al sacerdote o a un laico, y encargarles que se lo cuenten también a la comunidad en las redes sociales? ¿O añadir un boletín al boletín parroquial, capaz de llegar a más gente? Además, los jóvenes pueden ayudar a los mayores de 60 años, nacidos antes de la llegada de la web, a utilizar estas herramientas, como ha ocurrido recientemente en Cesano Boscone (Milán), evitando el riesgo de que lo digital conduzca a la exclusión de algunos segmentos de la población, dado que vivimos en una sociedad en la que muchos servicios, incluidos los de la administración pública, se prestan a través de lo digital».

– ¿Será cada vez más así con la Inteligencia Artificial? ¿Deberíamos preocuparnos?

«La Iglesia está llevando a cabo una reflexión sobre las cuestiones de la ética del uso de los algoritmos, llamando a todos a ser conscientes de lo que debe regir estas herramientas, que ya forman parte de nuestra vida cotidiana y en muchos sentidos la facilitan. El respeto de la dignidad de las personas es continuamente subrayado por la Iglesia, consciente de que el aumento de la potencia computacional nos llevará a servicios cada vez más innovadores, pero tendrá que ver con muchos aspectos de la vida, desde el trabajo hasta la protección de las libertades».

– Como experto, ¿qué recomienda para seguir la visita del Papa a Verona el 18 de mayo, también en las redes sociales?

«Ustedes tienen una gran responsabilidad: van a permitir que millones de personas estén allí con ustedes. Además de contar la historia del evento en sí, también muestra el antes y el después, es decir, las semillas que brotarán de esta visita. Semillas que pueden salir de tu hermosa ciudad y contaminar el mundo».

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