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¿Qué tal si priorizamos el bienestar digital?

(educared.fundaciontelefonica.com.pe).-Vivimos en una era de hiperconectividad. Estamos constantemente conectados a través de múltiples dispositivos, respondiendo a una creciente exigencia social, tecnológica y comunicativa. Esta hiperconectividad satisface nuestra necesidad de acceder a contenidos, mantenernos visibles e interactuar. Sin embargo, el consumo excesivo de medios digitales y redes sociales puede representar riesgos para nuestra salud.

¿Qué entendemos por bienestar digital?

El concepto de bienestar digital ha sido incluido dentro de la competencia digital docente propuesta por el INTEF (2017), a razón de los desafíos que enfrentamos en entornos formativos híbridos y para atender los efectos de las tecnologías en nuestra salud. Una de las cinco áreas de la competencia digital planteada en dicho marco está dedicada a la seguridad y a la protección de la salud, que, en su nivel avanzado, busca tomar conciencia sobre el uso correcto de las tecnologías para evitar problemas de salud y lograr un buen equilibrio entre el mundo en línea y el mundo tradicional.

Es importante generar una reflexión profunda sobre las prácticas personales y sociales en entornos virtuales que vayan más allá de juzgar el uso positivo o negativo de las tecnologías. Entendamos que las tecnologías no son buenas ni malas en sí mismas, y que su efecto sobre nuestro bienestar depende del propósito de su uso y de las dinámicas de interacción que desarrollamos cuando estamos frente a una pantalla (celular, tableta, computadora, consola de videojuego, etc.). 

La pandemia y la educación remota han incrementado el consumo de contenidos digitales, especialmente entre niños y adolescentes. Este grupo aún no tiene los recursos personales para regular eficazmente el tiempo que pasan frente a las pantallas. Con el regreso a la educación presencial, diversos países están explorando formas de controlar el acceso a los teléfonos móviles en las escuelas. Aunque el debate sobre prohibir o integrar los celulares sigue vigente, lo cierto es que, tanto en el ámbito educativo como en otros ámbitos, necesitamos encontrar un equilibrio en este entorno altamente hiperconectado, para evitar que afecte nuestra salud física y mental.

Te propongo una reflexión centrada en la persona humana, respetuosa de la etapa de desarrollo en la que se encuentre y sus necesidades, con el objetivo de construir entornos y competencias para interactuar de manera segura, responsable y ética, los cuales nos permitan sacar provecho de los beneficios que ofrecen las tecnologías en nuestras vidas. 

A continuación, revisemos algunas evidencias sobre la influencia del uso de las TIC en la infancia y en la adolescencia.

Las tabletas y los smartphones se han convertido en los «chupones» de las nuevas generaciones.  Controlar la información, las aplicaciones, los juegos, etc., a los que acceden nuestros hijos puede convertirse en una tarea a tiempo completo (Sulmont, 2016). La tecnología en sí misma no es la causa de una adicción, sino más bien es la consecuencia de las condiciones del entorno donde se desenvuelve el niño. 

Las principales sociedades de pediatría  –American Academy of Pediatric (2016), Canadian Pediatric Society (2017) o la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (2017)– reportan impactos negativos en la salud de niños menores de edad, como consecuencia de la sobreexposición a las redes. Destacan problemas referidos al sueño, a la obesidad, al desarrollo psicomotor y lenguaje, al apego, desarrollo emocional y el comportamiento (manejo de las frustraciones), a la atención, concentración y memoria (TDAH), al abuso y a la adicción (Terán, 2019, p. 138). 

Por otro lado, los altos niveles del uso de las TIC en la adolescencia se relacionan con una mayor posibilidad de generar adicciones por el dominio de las redes y por una tendencia natural a la búsqueda de sensaciones nuevas. Castells (2009) señala que esta generación digital tiene mayores probabilidades de desarrollar una dependencia en el contexto de las redes sociales, donde satisfacen necesidades propias de la edad como pertenecer a un grupo, comunicarse permanentemente con amigos, ser notorio e influyente, y afianzar tanto la identidad personal como la grupal.

Por su parte, las investigaciones de Jean Tween sobre las primeras generaciones –iGen– que crecieron con teléfonos móviles revelan patrones de comportamiento preocupantes. Entre 2010 y 2020, el tiempo que pasan los jóvenes con sus familias o amigos ha disminuido radicalmente y, en cambio, ha aumentado drásticamente el tiempo que estos pasan frente a una pantalla. 

El bienestar digital se ejercita

La toma de conciencia es el primer paso para trabajar en el bienestar digital. El concepto abarca muchas dimensiones como lo físico, lo psicológico, el marco parental y el marco social. Por ello, las acciones que se implementen al respecto no solo conciernen a las escuelas, sino también a las familias y a la sociedad, en general. A continuación, te propongo tomar conciencia sobre dos aspectos que pueden trabajarse en la escuela: el cuerpo y las emociones.

El impacto del uso de las TIC en mi cuerpo

En estas interacciones solemos adoptar posturas inadecuadas y por tiempos prolongados que exponen a nuestro cuerpo, particularmente a la columna y a las extremidades superiores, predisponiéndonos a sufrir lesiones. Entre estas lesiones que se ocasionan por trabajos repetitivos, malas posturas o el uso de elementos inadecuados, el Síndrome del Túnel Carpiano es el más difundido en los últimos años. López-García (2020) resalta la aparición de Trastornos de Trauma Acumulativo (TTA), que se manifiestan en lesiones de los músculos, tendones y nervios que se caracterizan por producir dolores fuertes en las extremidades, el cuello y la espalda, y que se generan por realizar tareas repetitivas o adoptar mala postura por periodos de tiempo extensos. Los movimientos que ejecutamos se transforman rápidamente en hábitos. 

Estos malos hábitos posturales refuerzan un estilo de vida sedentaria, con consecuencias para nuestra salud física. Esto es especialmente grave en términos de la motricidad y el desarrollo del sistema esquelético-muscular cuando, de manera temprana, se expone a los infantes a dispositivos digitales. Investigaciones científicas demuestran que el uso excesivo de dispositivos digitales en niños pequeños puede reducir el desarrollo de sus habilidades motoras finas necesarias para una escritura a mano fluida (Grissmer et al, 2010); y que los niños que pasan más tiempo usando dispositivos electrónicos tienden a tener una escritura menos legible y precisa en comparación con aquellos que escriben más a mano (Mangen et al, 2021).

Por ello, es importante crear mejores condiciones en el espacio y priorizar en la primera infancia el movimiento libre, a través del juego y de la socialización; además de limitar la interacción con las tecnologías. 

Observa algunos enlaces para cuidar aspectos físicos y promover el bienestar digital: 

  • Revisa algunas recomendaciones ergonómicas que mejorarán tu rendimiento y te ayudarán a prevenir la fatiga visual. 
  • Toma en cuenta 4 consejos para elegir mejores periféricos que uses en el trabajo y en el estudio.
  • Considera algunos aspectos para organizar el mobiliario de estudio. 
  • Visita el portal Ergológico para elegir un reposapiés. 
  • Reaprende a usar tu computadora de la mano de especialistas en Fisioterapia online.

El impacto del uso de las TIC en mis emociones

Una persona con habilidades emocionales y sociales conoce y autorregula sus emociones e interpreta los estados de ánimo de los demás, esto le permite manejarse satisfactoriamente en diferentes contextos, mejorando así su calidad de vida.

«Las habilidades sociales son un recurso especial para la protección y promoción de la salud, debido a que las conductas sociales positivas benefician la adaptación, la interacción con el otro, los reforzadores positivos y el estado de bienestar» (Lacunza, 2010, p. 99).

Gerónimo y De la Villa (2017, p. 134) analizan a través de una exhaustiva revisión bibliográfica dos variables psicológicas: la autoestima y las habilidades sociales con el uso problemático de las redes sociales e Internet. Los resultados reflejan lo siguiente: 

La dependencia a dispositivos tecnológicos y la falta de autorregulación sobre el tiempo y los propósitos de su uso indican que están generando una verdadera adicción o subordinación hacia ellos. En consecuencia, si no se corrigen a tiempo estos hábitos incorrectos pueden convertirse en adiciones que acarrearán efectos graves para la salud. 

Prueba saber si eres adicto a las tecnologías con este test.

Ruta de cuidado

Para ayudar a implementar estas estrategias en rutinas personales de cuidado, tanto de estudiantes como de docentes, te sugerimos considerar cuatro pasos:

Eye con relleno sólido

Revisa los recursos sobre bienestar digital para ayudarte a organizar tu plan de mejora.

En búsqueda del balance digital 

Liz Kline, vicepresidenta de Common Sense, cuenta que en el 2019, antes de la pandemia,  lanzó una campaña «Encontramos equilibrio en nuestras vidas digitales»,  escribiéndola intencionalmente en primera persona del plural porque el desafío de lograr una relación saludable con la tecnología no se resuelve si una sola persona hace un cambio; sino que podremos lograrlo en conjunto al mirar de cerca a quienes esperamos ser en la escuela, en la casa y en el mundo. 

También es importante mencionar que toda la carga de administrar el equilibrio de los medios no debe ser asumida exclusivamente por las personas que miran la pantalla. La industria tecnológica y nuestros responsables políticos tienen un rol clave que desempeñar para conseguir que la tecnología sea más saludable para todos.  

Finalmente, creo que desde la educación se debe poner mayor énfasis en el cuidado integral del ser humano, que hoy también pasa por el factor digital. Por ello, una de las competencias más importantes a priorizar en la escuela es el «cuidado», que pasa por aprender a cuidarse a uno mismo, aprender a cuidar al otro y cuidar el entorno donde vivimos. 

Te invito a revisar el concepto de bienestar digital en la escuela para equipar, primero, a los docentes; y, luego, trabajar con los estudiantes y sus familias para el desarrollo de prácticas saludables en el uso de tecnologías.  

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