(weca.it).-La práctica pastoral siempre ha reflexionado no sólo sobre los contenidos, sino también sobre la forma y los métodos de comunicación más eficaces para su acción. La reflexión sobre qué decir siempre tiene que ir de la mano con cuándo y cómo decirlo. Por esta razón, los métodos de comunicación utilizados son muchos: artículos, revistas, ayudas, libros, vídeos, con los que se produce mucho material pastoral, dedicado a las parroquias y a los oratorios. En el mundo digital en el que estamos inmersos, las posibilidades se han multiplicado: podcasts, vídeos explicativos (como este que estamos viendo), posts, etc…
Una posible herramienta es desarrollar una aplicación dedicada a la pastoral. Nuestra vida cotidiana está inmersa en las aplicaciones: desde el uso del transporte público, hasta el home banking, pasando por el entretenimiento. Por este motivo, el lenguaje y las estructuras utilizadas en las apps han entrado en nuestro vocabulario, convirtiéndose así en un recurso fundamental para cada uno de nosotros.
Una aplicación dedicada a la pastoral podría tener varias funcionalidades. En primer lugar, podría ser informativo, es decir, podría dar la posibilidad de compartir información o datos, desde las oraciones del día hasta la hora de las misas, desde los contactos hasta el calendario de eventos de la parroquia o diócesis. Entonces, podría ser un ambiente en el que intercambiar ideas, opiniones, reflexiones, oraciones. Una tercera función podría ser la formativa, en la que se presentan cursos para los agentes pastorales, por ejemplo. Una última función que queremos destacar es la de ser un tejido conectivo que conecta a diferentes fieles, o diferentes profesiones relacionadas con el ámbito pastoral.
Las posibilidades son muchas, pero requieren una fuerte planificación para ser efectivas. Por lo tanto, podemos dar cinco indicaciones para comenzar a desarrollar una aplicación dedicada a la atención pastoral.
La primera es preguntarse cuál es el objetivo de la aplicación. Hemos definido varios usos posibles de esta herramienta, y es importante definir para qué sirve. Por ejemplo, conectando personas, o informando sobre determinados eventos, difundiendo contenidos concretos, promocionando un nuevo proyecto.
En segundo lugar, la definición de los destinatarios. ¿A quién va dirigida esta aplicación? ¿A quién nos dirigimos? ¿A los sacerdotes o a las consagradas, o a los educadores profesionales? ¿A los adolescentes que desempeñan el papel de animadores, o a los educadores voluntarios mayores? La segmentación determina no solo el contenido, sino también los idiomas, los gráficos y la configuración de la aplicación.
La tercera indicación es detenerse en los resultados esperados. ¿Qué podría mejorar el desarrollo de una aplicación para la pastoral? ¿La comunicación entre los diversos agentes pastorales, por ejemplo? ¿O podría apoyar a los jóvenes en la oración diaria? ¿U ofrecer contenido e ideas para actividades? Plantear hipótesis y definir lo que podría mejorar permite diseñar el diseño de la aplicación con mayor conciencia.
El cuarto es tener cuidado en el mantenimiento de la aplicación. Si bien un libro tiene un valor en el tiempo, la aplicación necesita continuas modificaciones, desarrollos, cambios para estar viva, es decir, para ser efectiva en el tiempo. Por lo que podría ser útil, durante el diseño, pensar en qué posibles desarrollos puede tener la aplicación, quizás aumentando el target al que nos estamos dirigiendo, o el objetivo de la app.
La última indicación es más general, y se puede referir a muchos aspectos de lo digital: ¡copiado! No debemos tener miedo de mirar a nuestro alrededor para inspirarnos en modelos existentes, en funciones presentes en aplicaciones que ya usas, en esquemas y diseños que ya funcionan, porque los has usado. Esto te permite partir de una base sólida que puedes modificar con respecto a tus necesidades.
Ciertamente, el desarrollo de una aplicación requiere una planificación y unos recursos considerables, pero puede ser un apoyo válido para nuestra acción pastoral.