(weca.it).-Internet –y la revolución digital en general– ha destruido muchos puestos de trabajo y creado otros nuevos. Programadores, diseñadores web, ingenieros de sistemas, pero también celebridades de la web, influencers y muchos otros.
Sin embargo, a menudo se habla de un trabajo, sobre todo porque el archipiélago de la Red está dominado por grandes islas llamadas redes sociales: el gestor de redes sociales.
Hoy nos preguntaremos qué hace realmente un gestor de redes sociales con un único objetivo: comprender cómo se puede organizar mejor la gestión de las redes sociales en una parroquia, en una asociación, en una institución religiosa.
Empecemos de inmediato por un dato: el social media manager, que acompaña a empresas, marcas y personalidades públicas en la nueva ágora virtual, es en realidad la distribución de funciones muy diferentes entre varias personas o, en muchos casos, una coexistencia de puestos de trabajo diametralmente opuestos en un mismo profesional.
Muchos, como hacen los naturalistas, han tratado de clasificar estas figuras. En resumen, nos limitamos a unas pocas opciones esenciales. Y, por desgracia, el inglés es imprescindible.
En primer lugar, identifiquemos al estratega de redes sociales, que define, precisamente, con la alta dirección de la institución o empresa y con su responsable de comunicación y marketing, la estrategia a adoptar, en qué redes sociales aterrizar o no, qué tipo de mensajes transmitir, con qué estilo o mejor dicho, tono de voz comunicar, qué recursos invertir.
En el medio está el administrador de redes sociales «ejecutor», el que realmente publica los materiales en Facebook, Instagram, Threads o Twitter.
Luego encontramos al community manager, que escucha a los fans y seguidores, dialoga con ellos, los hace crecer, los involucra en las discusiones. Encontramos al creador de contenido que, dependiendo de las redes sociales y el contenido, puede ser un redactor de textos, un realizador de videos, un fotógrafo, un orador. Nunca falta el diseño gráfico, que adapte el contenido a la imagen de marca. Luego están los profesionales aún más técnicos relacionados con la lectura de datos y la realización de campañas publicitarias muy específicas. También avanza cada vez más el especialista en influencers, que se encarga de colaborar permanentemente con estas figuras centrales de la economía social.
En el ámbito profesional, estrategas, directivos, creadores de contenidos y analistas de datos saben que caminan sobre arenas movedizas. Las redes sociales, antes utilizadas por todos, pueden seguir siendo habitadas, especialmente por las personas mayores (es el caso de Facebook). Las redes sociales equilibradas pueden verse distorsionadas en pocos meses por decisiones arriesgadas (es el caso de Twitter/X). Las redes sociales hipersimplificadas pueden revolucionarse con nuevas funciones (aquí hablamos de Instagram). Pueden nacer nuevas redes sociales, y es necesario supervisarlas sin saber si la inversión en ellas dará resultados (aquí está Threads). Por esta razón, en el sector, la calidad del contenido y la fuerza de la relación se revalorizan cada vez más. Para domar los caprichos de los algoritmos, decir cosas que te interesan, decirlas bien y saber escuchar es más efectivo que cualquier truco a corto plazo.
¿Y en la parroquia? Entender cómo operan las grandes empresas y los grandes influencers, con su división de tareas, puede ayudarnos a poner un poco de orden en las redes sociales de parroquias, asociaciones e instituciones.
Empecemos por arriba, por el estratega: las redes sociales no se pueden improvisar, siempre se necesita una dirección hacia la que ir. En una parroquia, si no en la operación, al menos en la estrategia que identifica los fines y objetivos de la comunicación, el párroco y el consejo pastoral no pueden dejar de involucrarse, al menos en esto.
En el administrador de redes sociales «ejecutor», es útil que haya un único punto de referencia para las redes sociales, una persona que en definitiva mantenga el timón, que pueda ser apoyada por uno o más colaboradores. La figura del community manager también es determinante: ¿quién responde, en definitiva, a un mensaje de chat pidiendo información sobre cuándo concertar una cita con el párroco para un bautizo o si llega un comentario especialmente crítico al que se puede dar una respuesta?
Incluso en la parroquia, entonces, el creador de contenido puede encontrar espacio. El creador de contenido puede ser el fotógrafo aficionado que inmortalizó la procesión de la Patrona, el párroco que escribió una carta en el sitio, los educadores de ACR que hicieron un video… La tarea del administrador de redes sociales, en la parroquia, no es reemplazar a todos, sino realzar el valor de todos mediante el trabajo en equipo. Llegando hacia el final de nuestra lista, los gráficos también son importantes, al igual que puede ser importante, en algunos casos, recurrir a pequeños anuncios pagados para promocionar eventos. Por último, en cuanto al especialista en influencers, bueno, también en la parroquia podemos estimular la dimensión de convertirnos en testigos, en primera persona, de la propia fe a través de medios de comunicación digitales.