(El Observador – Uruguay).- Tras más de un siglo de «laicismo aglutinante», los vínculos entre la Iglesia católica y la sociedad uruguaya parecen estar renaciendo de la mano de Sturla.
La Iglesia católica tiene un problema de comunicación porque tiene el mejor mensaje del mundo, pero no lo sabe transmitir». Este fue el comentario que le hizo a Daniel Sturla, antes de ser obispo y cardenal, un amigo suyo directivo de una agencia de publicidad.
Desde que fue elegido arzobispo de Montevideo en febrero de 2014, Sturla ha puesto mucho énfasis en superar la debilidad marcada por su amigo. A casi tres años de asumir a la cabeza de la Iglesia católica en Montevideo, no caben dudas de eso. Además de tener dotes personales para la comunicación –muy diferentes a las de su antecesor, Nicolás Cotugno–, desde su puesto de jerarquía Sturla ha realizado especiales esfuerzos para potenciar y hacer atractivo el mensaje cristiano.
Muestra de ello es la renovación del departamento de Comunicación de la arquidiócesis, que inauguró este año junto con una moderna plataforma multimedia, que incluye a radio Oriental, el semanario Entre Todos y el canal por internet ICMtv (por Iglesia Católica de Montevideo).
Otras acciones que ha emprendido el cardenal para acercar el mensaje cristiano a la sociedad uruguaya son el lanzamiento del Club Católico con su tarjeta de beneficios y las famosas balconeras de Navidad con Jesús, que tuvieron como objetivo «recristianizar» el sentido de esta fiesta.
Frente a esta última campaña la sociedad laica uruguaya no quedó indiferente y sorprendió a muchos. La repercusión fue tal que 30 mil hogares se adhirieron a la propuesta y las balconeras estuvieron en boca de todos, también en las redes sociales.
El punto de mayor repercusión ocurrió cuando se supo que el presidente Tabaré Vázquez –o, más precisamente, su esposa María Auxiliadora Delgado– también había colocado una balconera en su casa. Algunos lo acusaron de violar la laicidad, otros lo defendieron, señalando que su hogar es parte de la vida privada. Días después se sumó al debate la pertinencia de una frase que el cardenal Sturla dijo en la homilía de la misa de Navidad. «No nos quedemos nosotros con el balde laicista que hace 100 años le han puesto a este país», dijo y provocó el rechazo de los sectores políticos batllistas.
La laicidad
El debate sobre la laicidad en Uruguay tiene un siglo y todavía no se ha saldado. Después de la Constitución de 1919, que estableció la separación de la Iglesia Católica y el Estado, la laicidad –entendida como la ausencia de lo religioso en el ámbito público– impregnó toda la vida del país y la religión quedó recluida al ámbito privado. El proceso secularizador se alimentó de la construcción de una imagen de la Iglesia católica para nada positiva.
Sin embargo, para muchos, este concepto de laicidad es erróneo y tiene más que ver con el laicismo. A esta postura adhiere Da Costa, quien explicó que «la laicidad es un acuerdo para la convivencia, donde los ciudadanos acuerdan no imponerle nada al otro a través del Estado y se toman los resguardos jurídicos para ejercer la libertad de conciencia.
El laicismo, en cambio, es el combate contra la expresión de lo religioso». Este nuevo concepto de laicidad salió a la luz en Uruguay en 1987 con el debate sobre la instalación de la cruz conmemorativa de la visita del papa Juan Pablo II. El historiador Gerardo Caetano sostiene en su libro El Uruguay laico que esa discusión marcó en la sociedad uruguaya un punto de inflexión en la forma de vivir la laicidad. A partir de entonces, el modelo de «laicismo aglutinante» –como lo llama el historiador– comenzó a permearse y ceder espacio en la esfera pública a otras manifestaciones y creencias, sin perder la primacía. De la mano de esta apertura, comenzaron a darse también más frecuentemente discusiones públicas sobre la laicidad, algo que antes era impensado.
Nueva era
Desde aquella discusión han pasado ya casi 30 años, pero uno de los cambios más profundos en la percepción de la sociedad uruguaya sobre la Iglesia católica tiene pocos años. Para la historiadora Carolina Greissing, la Iglesia en Uruguay siempre «estuvo en movimiento» y en contacto con la sociedad a través de redes de laicos, como la Liga de Damas Católicas, la mutualista Círculo Católico y el Partido Demócrata Cristiano, entre otros. No obstante, reconoce que en los últimos años, la llegada de Sturla al arzobispado de Montevideo ha dado lugar a un nuevo acercamiento a la sociedad.
En este sentido recordó que a los pocos meses de haber asumido como obispo, se reunió con representantes de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero).También concurrió a un acto del Partido Comunista a rezar por sus militantes asesinados en 1972. «Con estos gestos, la Iglesia se abre a la sociedad», afirmó la historiadora, quien también subrayó que «Sturla es un buen reflejo de lo que el papa Francisco está haciendo en la Iglesia».
En este último punto, Greissing coincide con el sociólogo Nicolás Guigou, también estudioso de la laicidad, quien advierte que el cambio en la percepción que la sociedad uruguaya tiene de la Iglesia católica es producto de la imagen del papa Francisco. Para Guigou «la iglesia se está reposicionando mundialmente»y Uruguay no es ajeno. «Apenas asume, (Jorge) Bergoglio empieza a tomar actitudes personales e institucionales muy fuertes», tales como revisar las cuentas del Banco Vaticano y relevar a algunas de sus autoridades, enviar a la Justicia los casos de sacerdotes pedófilos y hablar de «las enfermedades de la curia romana», recordó en diálogo con El Observador.
«Esto repercute en la sociedad uruguaya, no porque vaya a haber más católicos, pero los ateos, los agnósticos y los anticlericales miran al catolicismo de otra manera», afirmó. Más allá de esto, el sociólogo subrayó que el modelo laicista uruguayo se constituye en buena parte por el choque con la Iglesia católica, de quien el Estado se separó en 1919, de allí que el laicismo uruguayo sea más anticlerical que antirreligioso y que las manifestaciones públicas de los católicos sigan generando rechazo en algunos sectores. «Cuando se instaló el monumento de Iemanjá en la rambla de Montevideo no pasó nada. Eso es un indicador», señaló.
La alta modernidad
En este escenario, Da Costa explicó que el éxito de las balconeras se debe a los cambios en las concepciones del mundo. Mientras que a principios del siglo XX, cuando nació la laicidad, el país estaba obsesionado por la homogeneización –y hasta los edificios públicos debían ser todos del mismo color–, la tendencia mundial actual indica lo contrario: la diversidad, ya sea religiosa, sexual o étnica, es un valor.
En este sentido, Guigou coincidió con Da Costa y dijo que en «la alta modernidad, las identidades se expresan en la esfera pública y la gente vive sus diferencias de manera menos vergonzante». A esto se debe que «los católicos que exhiben las balconeras, así como otros grupos que exhiben sus creencias o características culturales, lo hagan cada vez con más vehemencia». De hecho, Greissing remarcó que en la renovación de la Iglesia uruguaya Sturla no está solo. «Hay todo un movimiento de gente atrás que se identifica con esa visión», manifestó. En diciembre, la convocatoria del cardenal a rezar el Rosario de la aurora a las siete de la mañana en distintos puntos de la ciudad durante nueve días consecutivos superó las expectativas del arzobispado. En la rambla del Buceo llegaron a juntarse 600 personas por día. «¿Dónde se renueva todo? En los jóvenes», dijo Greissing, y destacó la nueva camada de sacerdotes y seminaristas que con su estilo descontracturado están marcando una nueva etapa en la Iglesia
Gordo Verde y la nueva camada de sacerdotes
En los últimos años una nueva camada de sacerdotes y seminaristas jóvenes con estilo descontracturado y con mucha llegada en sus pares ha traído aires nuevos a la Iglesia uruguaya. Entre ellos, se destaca el Gordo Verde, seminarista, quien ha escrito varios libros y tiene una página en Facebook que es seguida por 30.682 personas.
Club Católico para recristianizar la sociedad
A fines de 2016 la Iglesia católica lanzó el Club Católico, una iniciativa que busca retomar la idea del primer obispo de Montevideo, Jacinto Vera, y del escritor Juan Zorrilla de San Martín, entre otros, quienes buscaban impregnar de valores cristianos la sociedad uruguaya. Ese mismo desafío renovado quiere asumir el nuevo Club Católico. A los socios se les entrega una tarjeta de beneficios. Además, podrán asistir a cursos de formación a distancia, obtener descuentos para retiros y para compra de libros, realizar peregrinaciones, participar de sorteos y de una red de oración.
Campaña Navidad con Jesús
Para resignificar la Navidad, la Iglesia de Montevideo lanzó la campaña Navidad con Jesús, cuyo punto más visible fueron las balconeras. Otras propuestas invitaban a los fieles a bendecir al niño Jesús del pesebre, a realizar una obra de misericordia en los días de Navidad y adherirse al rezo del Rosario de la aurora.
La virgen de la rambla
El primer Rosario de las Familias lo convocó el entonces obispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, congregando a miles de fieles. El próximo sábado 28 de enero se celebrará la sexta edición en la rambla del Buceo, donde se celebra siempre. En ese mismo lugar Sturla quiere colocar una imagen de la virgen, solicitud que todavía no fue aprobada por la Junta Departamental y que ha despertado una interminable discusión sobre la laicidad.
Redes sociales y «El sabor de la palabra»
El potencial comunicador del cardenal Daniel Sturla se manifiesta también en el uso de las redes sociales, como Facebook y Twitter. Allí publica mensajes y fotos de sus actividades. Además, la Iglesia católica como institución y las distintas parroquias también se han adecuado a los nuevos tiempos. Muchos fieles están suscritos al grupo de Whatsapp «El sabor de la palabra», a través del cual todas las mañana les llega el texto del evangelio del día y un comentario realizado por un sacerdote, vía mensaje de voz. A su vez, algunas parroquias han innovado con páginas de Facebook y hasta en Snapchat para mantener una comunicación constante y cercana con sus feligreses.
Nuevo departamento de Comunicación
Atendiendo al deseo de Sturla de que el mensaje cristiano llegue a más personas, en setiembre la Iglesia de Montevideo relanzó su departamento de Comunicación y una plataforma multimedia, conformada por el semanario Entre Todos, radio Oriental, la librería editorial LEA y un canal por internet (ICMtv).