En el debate en redes sobre las marchas por las familias el único aniquilado fue el derecho a disentir.
(El Universal – México).- «Si una mentira se repite suficientemente, acabará siendo verdad”, sentenciaba Joseph Goebbels, en sus principios para la propaganda nazi. Por supuesto podemos condenar su propósito y resultados, pero no hay manera de cuestionar su efectividad. A tres cuartos de siglo de aquellos devastadores manifiestos, los medios sociales son capaces de repetir, utilizando un poco de creatividad y recursos, cualquier infundio o media verdad, millones de veces, en unas cuantas horas, determinando la suerte, fama e imagen pública de cualquier individuo, personaje o institución.
Hace poco más de un año en este mismo espacio comentamos sobre cómo la mentalidad de manada potenció el escándalo de unos jóvenes en la Universidad de Chihuahua y cómo la sola difusión del video podría ser constitutiva de delito; todo parece indicar que la situación se ha recrudecido.
El fenómeno en los medios sociales que resultaron las ejecuciones de varios párrocos en Veracruz y Michoacán, y los múltiples ataques a miembros de la Iglesia Católica a últimas fechas es uno de los mejores ejemplos, la nota sobre un supuesto sacerdote que confesó haber abusado de menores y fue perdonado por la iglesia cuenta con mas de 159 mil publicaciones en diversos blogs y medios digitales, incluyendo algunos medios impresos de alcance nacional; la rectificación, donde se aclara que el supuesto padre Jose Ataulfo García es solo un figmento de la imaginación y que no hay registro alguno de su existencia, apenas las 8 mil. La eclesofobia en su máxima expresión.
En medio del debate sobre las marchas por las familias y sus derechos —inserte aquí cualquiera de las definiciones y alcance que usted prefiera—, el único que quedó aniquilado fue el derecho a disentir. Los montajes sobre políticos apoyando tal o cual postura fueron moneda de cambio; las exigencias de polarización; algunos de los personajes, reales o ficticios, que exigían la incuestionable condena a la homofobia y el alto a los discursos de odio, proclamaban la guerra sin cuartel a quienes no opinan como ellos, inclusive reprobando en programas de radio a quienes han decidido no hacer públicas sus preferencias sexuales. @FNxFamilia, tuiteó: “¡Seguimos haciendo historia! No vamos a parar. Va por toda la Familia”. #MarchaPorLaFamilia fue primer lugar de las tendencias nacionales durante el sábado 24 de septiembre, alcanzó más de 50 mil menciones; el uso de dicho HT no fue exclusivo de quienes defienden la llamada familia natural, por igual usuarios de redes que argumentan su defensa hacia cualquier tipo de familia se hicieron presente con el HT. Por su parte #LoveIsLove alcanzó (en México) más de 40 mil menciones orgánicas.
Hace días circuló con viralidad en México y centroamérica, un juicio sumario virtual, en forma de un video, donde se ve como un niño mayor le pega a otro dentro de un vestidor de una escuela. Decretado como bullying, inmediatamente se hace la identificación del niño “agresor” como Emilio Jaar y en consecuencia, la familia entera ha recibido comentarios que van desde la burla soez, hasta peligrosas amenazas de muerte. Lo que no se dice es que este menor estaba defendiendo a su hermana menor pues el otro muchacho la había molestado físicamente. “Pídele perdón a ella”, le decía…
Quizás lo más importante de este caso no es un problema de golpes entre escolares. El problema real es la difusión en redes sociales y, por consiguiente, la agresión que sucede después de eso. Las miles de opiniones vertidas que re victimizan a los menores una y otra vez. La poca consciencia de los usuarios de las redes al compartir un material sin saber exactamente de qué se trataba y sin pensar el daño que podría causar en todos los implicados en el video. ¿Merecen ambos ser exhibidos?, ¿es el tribunal de twitter el que debe dictaminar el delito, el culpable y la sentencia?.
María Villar Galaz, la ciudadana española que fue secuestrada en la Ciudad de México fue encontrada muerta en Santiago Tianguistenco en el Estado de México. Fue asesinada por asfixia después de que fue privada de la libertad el 14 de septiembre, esto, según los resultados de la necropsia realizada a su cadáver.
El procurador general de Justicia del Estado de México, Alejandro Jaime Gómez Sánchez, @ProcuradorMXQ, precisó que, de acuerdo con la necropsia, al momento del hallazgo, el pasado 15 de septiembre por la tarde, el cronotodiagnóstico arrojó que habría muerto entre 18 y 22 horas antes, es decir, el 14 de septiembre, un día después de que fue plagiada en el tramo que comprende Santa Fe y Polanco, en la Ciudad de México. El tema generó mas de 30,000 menciones en las primeras 24 horas.
#Ayotzinapa es una de las tendencias más recurrentes desde aquellos fatídicos 26 y 27 de septiembre de 2014. En el primer aniversario de los sucesos en Guerrero, el HT #DíaDeLaIndignación alcanzó más de 40 mil menciones. En el actual 2016 el Hashtag #Ayot2inapa —con el 2 en lugar de la Z como emblema para señalar el segundo aniversario— comenzó a usarse durante todo el mes de septiembre, siendo tendencia de manera recurrente. A la mañana del 26 de septiembre alcanzó más de 20 mil menciones.
El sentimiento supera la indignación, va de la ira a la rabia. La conversación, de manera casi unánime, opina que la caída de @EPN comenzó con Ayotzinapa, seguido del tema de la #CasaBlanca.
Aunque podría parecer una mal lograda referencia al informe de gobierno, podemos decir que raramente serán cosas buenas, probablemente la mayoría sean mentiras, o a veces medias verdades, aunque sean apellidadas como históricas, las que tristemente dominen nuestra atención, las que busquen modificar e incidir en la opinión pública, hoy por hoy influenciada fuertemente por los medios sociales. ¿Debemos permitirlo?, o tan siquiera ¿podemos impedirlo?
Por: Alonso Cedeño. Publicado en El Universal