(Perfil.com – Argentina).- Cada mañana, el padre Luis Zazano graba un audio con el evangelio del día y lo manda a sus contactos de WhatsApp. Y si bien todavía lo hace creyendo que del otro lado está su grupo de cincuenta personas (los Apóstoles de Lourdes), de San Miguel de Tucumán, quienes lo escuchan ya suman cerca de 600 mil personas en todo el mundo.
Por Twitter, WhatsApp, Facebook, Instagram o desde su página web, el fenómeno que se generó alrededor de este sacerdote argentino de 31 años, que se autodefine como un cura “rebelde”, trascendió todas las fronteras imaginables: sus mensajes se escuchan en países como Colombia, Estados Unidos, España, Turquía y China.
“El año pasado, cuando me trasladaron a otra localidad y me di cuenta de que no iba a poder seguir trabajando con mi grupo en la evangelización, se me ocurrió armar un grupo de WhatsApp con la idea de seguir mandando el evangelio cada día, y que ellos pudieran seguir el trabajo”, cuenta Zazano a PERFIL, quien de chico quería estudiar medicina y los domingos los pasaba más en la cancha de fútbol que en la iglesia.
Fue uno de los sacerdotes que conoció en ese entonces quien le mostró otro camino, que lo llevó a ordenarse cura. Aunque sin perder su esencia “rebelde”, que fue lo que lo llevó a convertirse en uno de los referentes de los curas 3.0 que usan y aprovechan la tecnología para llegar a las personas con los mensajes de la Iglesia, sobre todo a los jóvenes. Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Misiones, son provincias donde este tipo de iniciativas ya se replicaron.
“Contactarse con los jóvenes no es fácil: hay que hablar su mismo idioma, preocuparse por sus problemas, saber sus historias, y hoy mucho pasa por las redes sociales; por eso hay que ir y ayudarlos desde ahí”, dice por su parte Juan Carranza (34), sacerdote que trabaja en dos colegios de La Plata y que compartió con el padre Luis encuentros de juventud, donde el tema de cómo acercarse a los jóvenes siempre estaba presente.
En su caso, armó un grupo de Facebook, “Aprender a rezar, rezando”, primero para compartir videos con sus alumnos sobre distintos temas vinculados a la catequesis, pero luego se fue expandiendo y sumando gente, sobre todo los padres de los chicos, y hoy ya tiene más de mil miembros.
En red. En Mendoza, en tanto, un grupo de cristianos vinculados a la comunicación, con la ayuda de sacerdotes jóvenes, creó Evangelio en Red, una serie de audios y mensajes escritos que también circulan por las redes sociales y móviles, y llegan a miles de personas. Y en Santa Fe, Adalberto Lovato (48), sacerdote desde hace más de veinte años, también tiene su grupo de WhatsApp, donde comparte propósitos del papa Francisco con sus más de 800 contactos. “Siempre pensando cómo conectarme con los más jóvenes, se me ocurrió armar un grupo espiritual, donde enviara una frase de Francisco con un propósito para la semana. Lo primero que hice fue imprimirlo y llevárselo a los chicos, que enseguida me dijeron: ‘No, padre, no gastes, usemos Facebook o WhatsApp’”, cuenta Lovato, que quiere seguir llevando innovación a su trabajo en Laguna Paiva, a 40 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. Y agrega: “Yo no soy programador, pero si uno pudiera generar otra cosa además del grupo en sí, sería bueno. Por ejemplo, hacer algo con el Pokémon Go, una búsqueda del tesoro con sus personajes, o algo que acerque a los chicos a través de sus intereses cotidianos”.
El propio papa Francisco usa las redes sociales para generar una comunicación directa con los fieles, y es una de las figuras más populares: sólo en Twitter, donde tiene cuentas en varios idiomas, tiene millones de seguidores.
El grupo de Zazano empezó con sólo cincuenta contactos que recibían el audio, pero una vez que empezó a compartirse se viralizó, hasta que “se fue de las manos”. “Me empezaron a llegar mensajes de personas en Buenos Aires, Colombia, China, Turquía, agradeciéndome por la compañía, y el año pasado, cuando viajé a Estados Unidos y a Europa, también había gente que me conocía”, cuenta Zazano. “Yo no dimensiono todo esto, sigo manejándome como si les hablara sólo a los chicos aquí en Tucumán, porque si me hago la cabeza de que hay 600 mil mentes que me están escuchando, me asusto”, agrega, todavía asombrado por el fenómeno.
Una monja española revolucionó la educación a través de YouTube
En España, a Montserrat del Pozo se la conoce como “sor Innovación”. Monja, educadora y tecnóloga, la religiosa encontró en el mundo de la innovación y la tecnología una herramienta que abre “posibilidades enormes” y “recursos al alcance de maestros y alumnos”.
Partidaria del uso de videojuegos y redes sociales para enseñar, Del Pozo es pionera en aplicar en España la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, que ha llevado también a Latinoamérica y Africa. “Es hora de que los adultos aceptemos que los niños son diferentes y aprenden de formas diferentes”, dice a PERFIL, y remarca que “esta nueva mirada hace que trabajemos desde una óptica relacionada con el aprendizaje cooperativo, la inteligencia interpersonal y la intrapersonal, la psicología del optimismo y lo racional-emotivo”.
Y destaca que brinda beneficios inmediatos: “Uno comienza a notar que, al ofrecer a los niños un abanico de posibilidades, inicia la ganancia. Uno ve lo que el alumno elige, cómo interactúa y qué preferencias manifiesta. También el maestro debe dejar su lugar tradicional; aquí orienta, observa y documenta el aprendizaje de cada alumno, y descubre cuáles son las inteligencias que el niño tiene más desarrolladas y cuáles necesita potenciar”, explica.
Invitada por Santillana Compartir al 5º Congreso Nacional “Educando en la Era Digital”, la religiosa estuvo en Argentina y expuso ante dueños, directores y coordinadores TIC sobre el uso de las nuevas tecnologías en el aula. Como oradora tiene experiencia: ha dado conferencias y charlas TEDx para exponer sus ideas y creó Think.tv, una televisión educativa y cultural de acceso universal por internet.
Además, tiene presencia activa en redes sociales; en Twitter tiene más de diez mil seguidores, y sube videos a su canal de YouTube. “Las redes son una manera de contagiar lo que nos enseñan los niños, estas nuevas maneras de reconocernos. Twitter me ayuda a dar a conocer el cambio que asumen los colegios”, dice.