(es.zenit.org).-A finales del pasado mes de mayo, la arquidiócesis primada de España, Toledo, publicó un “protocolo para el uso del continente digital”. El protocolo está dirigido, sobre todo, a los sacerdotes y busca ser un medio para “recorrer juntos el camino de la vida cristiana y de nuestro ministerio, también en internet, cada uno con su sensibilidad personal y sus capacidades”. El nombre del protocolo es “La alegría de caminar juntos, también en Internet”
Por cuanto respecta a los sacerdotes, se les pide:
- Que la presencia de los sacerdotes diocesanos en el continente digital “sea perfectamente reconocible y de contenido ejemplar para no ser motivo de escándalo. Nada de falsos perfiles que puedan dar pie a escondernos en el anonimato para parecer lo que en realidad no somos.”
- No utilizar los cargos pastorales “para verter opiniones estrictamente personales”; en este sentido el arzobispo de Toledo pide “que las opiniones personales sean expresadas con el nombre propio y nunca bajo el paraguas del cargo o el ministerio que se nos ha confiado”.
- Cuidar las transmisiones de las celebraciones eucarísticas a través de internet porque “entraña también una gran responsabilidad de cuidar, aún más si cabe, la dignidad de las celebraciones y la fidelidad a los libros litúrgicos.”
También se comunica la creación de la “Comisión para el buen uso de internet”. Se trata de una comisión que sirve de orientación y para velar “por el bien común de los fieles (laicos, sacerdotes o consagrados) que tienen el derecho a recibir de sus legítimos pastores los mejores alimentos que nos conduzcan a la santidad”. Para dirigirse a esta comisión se ha establecido una dirección de correo electrónico: buenusodeinternet@architoledo.org.
El protocolo, que está precedido de una carta a toda la arquidiócesis, en el contexto de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, agradece también la labor de tantos sacerdotes que “se han preocupado de formarse bien en la utilización de los medios digitales y están echando las redes en este “océano”, haciendo de él un lugar con enormes posibilidades para la evangelización”.
A continuación se pide a los sacerdotes ser cuidadosos en aspectos como:
- “La vigilancia y del cultivo de aquellas virtudes morales que permitan el uso responsable de estos medios. Una excesiva pérdida de tiempo o un uso descontrolado y compulsivo del móvil o de otros soportes pueden ser señales de alarma que conviene atender”.
- Ser “especialmente prudente y cauto en este tipo de comunicaciones, en las que cualquier imprudencia puede conllevar funestas consecuencias en la reputación del sacerdote.”
- Se invita también a los sacerdotes a ser “influencers a lo divino” recordando que “las redes sociales pueden ser un muy útil medio de comunicación con amigos y seguidores, de manera que, con las posibilidades ofrecidas por este medio, puede ampliar su misión de evangelizar y de guiar a los fieles“.
- Subrayan la necesidad que en el ámbito sacerdotal “debe regir en sus intervenciones el sentido de la fe y la comunión eclesial, evitando cuanto pueda confundir o escandalizar a los fieles” a la hora de realizar publicaciones en redes sociales e internet.
- Recuerdan, igualmente, la necesidad de evitar dañar la comunión eclesial propagando “difamaciones o calumnias sobre el Papa, los obispos u otros pastores de la Iglesia. Antes de difundir una noticia tenemos la obligación moral de contrastar su veracidad”.
- Finalmente, se hace hincapié en la gravedad de utilización de perfiles falsos por parte del sacerdote: “El anonimato de los perfiles falsos en las redes es especialmente grave en el sacerdote que, a imagen de Cristo Buen Pastor, ha de ir siempre delante del rebaño que tiene encomendado para conducirlo a las fértiles dehesas de la gracia, por caminos de justicia y de paz”.