(osservatoreromano.va/es).-Vero Brunkow es brasileña de origen, tiene 43 años y está en Italia desde agosto de 2021. Es graduada en misionología por la Pontificia Universidad Gregoriana. Tiene una hermosa sonrisa que siguen más de cien mil personas online. Vero Brunkow es consagrada del Regnum Christi y es una evangelizadora digital. Con compromiso, tenacidad y entusiasmo lleva todos los días la palabra de Dios a Instagram y a su propio canal de YouTube. Oración, interpretación del Evangelio, asistencia espiritual, consejos suyos, de sacerdotes y de teólogos… Vero es un influencer seguida en todo el mundo que encarna una misión completamente nueva, en línea con los tiempos y sobre todo por indicación del Papa Francisco quien recomendó a la Iglesia acoger y afrontar el desafío digital.
¿Cuándo acogiste tú este desafío?
Hace cinco años cuando abrí mi canal de YouTube después de haberme formado en evangelización digital en la plataforma española iMisión. Empecé con una reflexión dominical sobre el Evangelio, luego durante la pandemia los seguidores pidieron ejercicios espirituales online y poco a poco se fue ampliando mi campo de acción. Para tratar más temas y más veces a la semana, impliqué a sacerdotes y teólogos.
¿Por qué has decidido embarcarte en la evangelización online?
Para llevar la misión de la Iglesia al espacio digital. Donde está el hombre, allí está Dios, y como el hombre hoy vive frente a las pantallas y los teléfonos inteligentes, la Iglesia debe estar dispuesta a escucharlo también en ese espacio.
¿Pero no es solo un espacio virtual?
No hay que caer en equívocos. El mundo digital es real porque es donde vive la gente ahora. Muchos consideran la tecnología como una simple herramienta, en cambio, es una dimensión eficaz en la que la palabra de Dios puede y debe ser escuchada. Nuestro reto es hacer de ese espacio un lugar hermoso y rico en valores espirituales y de fe.
¿Qué buscan los fieles que se conectan?
Al comienzo de la pandemia, invité a la gente a compartir su experiencia de conversión. Cientos respondieron y fue hermoso. En ese período difícil percibí una fuerte necesidad de esperanza. Hoy los internautas se expresan sin vacilar sobre cualquier cosa: preguntan no solo cómo empezar a leer la Biblia, sino también cómo vivir un matrimonio en la fe, cómo afrontar la traición del cónyuge o cómo superar la depresión. En cada situación, el hombre necesita ser escuchado.
¿La petición más impensable?
La comunicación digital, muchas veces bajo la garantía del anonimato, permite a las personas abrir su corazón sin miedo y hacer preguntas que no tendrían el valor de hacer en persona. Alguien me anunció que pretendía suicidarse, otros me preguntaron qué pensaba la Iglesia de la homosexualidad y llegaron incluso preguntas sobre la preparación para el Bautismo.
¿Hay más evangelizadores digitales?
Hay tantos. Hace unos meses nació una iniciativa apoyada por el Dicasterio de la Comunicación. Se titula “La Iglesia te escucha” y reúne a 244 evangelizadores digitales de todo el mundo. La idea es hacer de puente entre el proceso sinodal y las personas que están en el mundo digital. Nos estamos convirtiendo en una comunidad que ha superado los 500 miembros. Nos consideramos sembradores, pero no sabemos dónde llegará nuestra siembra ni dónde está la frontera del mundo digital. No puedo predecir hasta dónde llega nuestra palabra, pero estoy segura de que Dios está allí.
¿Has tenido oportunidad de hablar de esta misión con el Papa?
En agosto de 2022, el Papa Francisco nos dirigió un hermoso mensaje de aliento a los participantes en el encuentro “Hechos 29” realizado en Monterrey, México.
¿Cómo ves tu futuro?
Siento en mi corazón la necesidad de trabajar en la pastoral digital. Si Dios quiere, estaré feliz de desarrollar mi misión actual.
En las RRSS hay muchos “haters”, odiadores, ¿también los sufres tú?
Hay algunas voces discordantes, pero no hablaría de haters. De vez en cuando en mis perfiles me encuentro con dudas o debates sobre temas religiosos, especialmente de parte de los protestantes. Con los católicos no tengo problemas en ese sentido.
¿Qué ha supuesto para ti ser hija de padres de distintas confesiones?
Crecí en Curitiba, Brasil, de madre católica y padre luterano, cuya religión aprendí a respetar desde temprana edad. Los sábados iba a misa con mamá y los domingos al culto con papá. Luego, en el año 2000, un par de meses antes de mi consagración, recibí la noticia de que mi padre se había hecho católico. Me gusta pensar que, con mi consagración, Dios se ha hecho cargo de todo lo que me es querido.
¿Cuál es tu sueño?
Me gustaría acercarme a las personas que se han alejado de la fe porque no sienten la cercanía de la Iglesia. La Iglesia está en todas partes y está lista para encontrarse con todos, para llevar la palabra de Dios dondequiera que esté el hombre. Los evangelizadores digitales somos un pequeño puente para facilitar este diálogo que, gracias a la tecnología, puede llegar cada vez más lejos.