“Fe y Alegría”, movimiento de educación integral y promoción social, de la Compañía de Jesús, relata su experiencia en su caminar de reflexión con los estudiantes sobre el buen uso de los medios de tecnología, redes sociales e internet en general. Bajo un clima de dialogo, el objetivo es que los estudiantes adquieran un conocimiento critico ante los nuevos medios de comunicación.
Marco Russo – Ciudad del Vaticano
(vaticannews.va).- Bajo el objetivo primordial de ponerse al servicio de los estudiantes, y reconocido sus necesidades de formación, “Fe y Alegría” renovó durante el presente año académico el curso de la carrera de informática, con la inclusión de un módulo relacionado con la seguridad cibernética.
Federación Internacional “Fe y Alegría”
La Federación Internacional “Fe y Alegría”, movimiento de educación popular integral y promoción social, es promovido por la Compañía de Jesús. En particular, en la ciudad de Roma, opera dentro de la Pontificia Universidad Gregoriana y se ocupa del acompañamiento cultural y espiritual de los jóvenes de diferentes países de América del Sur, en el marco de una trayectoria educativa innovadora, apta para el acceso a la universidad.
El movimiento plantea un camino ciertamente innovador, porque expresa plenamente el concepto ignaciano de cura personalis, que tiene por objeto proporcionar una formación de excelencia en términos didácticos, al mismo tiempo que espera un desarrollo integral de la persona, a través de una profunda comprensión de las necesidades específicas de cada estudiante.
El desarrollo de buenos hábitos
En los últimos años, se ha observado que con frecuencia los más jóvenes hacen uso inadecuado de las nuevas tecnologías, corriendo el riesgo de transformar una oportunidad, sin duda positiva, en algo negativo. Por esta razón, se ha decidido hablar de ello en conjunto, sin “una visión inquisidora”, sino bajo un clima de diálogo y de construcción mutua ante una conducta incorrecta que, por desgracia, muy a menudo es practicada.
Las lecciones se desarrollaron a través de la enseñanza de algunos buenos hábitos para un mejor uso de las redes sociales y de la Red, reflexionando todos juntos, como comunidad, sobre la necesidad de revisar algunas actitudes inconscientes, que en realidad podrían perjudicar, a veces gravemente, a las personas con las que nos relacionamos diariamente.
En general, el deseo era crear un espacio dentro del curso y dedicarlo a algunas consideraciones más amplias sobre las relaciones sociales. Se habló, por ejemplo, del intercambio sistemático de imágenes en las redes sociales y del hábito de publicar fotos que no son apropiadas en Internet. Además, se debatió sobre la importancia de no compartir con otros usuarios ciertos contenidos confidenciales reservados al intercambio por mensajería instantánea, ya que se podría perder el control sobre ello. También se dio espacio para contar las propias experiencias negativas en la red para evitar que otros cometan los mismos errores.
Otros temas, como la seguridad nacional, la responsabilidad colectiva y las amenazas cibernéticas a gran escala, fueron de gran interés para los estudiantes, demostrando una gran participación debates tanto en el aula, como a nivel más exclusivo fuera del horario académico.
Tomar el tiempo para reflexionar
La experiencia demostró ser una buena oportunidad para reconocer, una vez más, que los comportamientos que a veces asumen las personas no son más que la expresión de una inconsciencia, muy a menudo a causa de la falta de tiempo para reflexionar sobre los posibles impactos en la vida tanto personal y como en los demás.
Al final, esta propuesta didáctica de “Fe y Alegría” podría ser definida como un laboratorio de conciencia, en el que se ofrece a los niños un tiempo para cuestionarse, siempre con espíritu crítico, sobre temas concretos para que a su vez ellos puedan ser, en el curso de sus vidas, “artesanos del mundo”, orientándose hacia elecciones libres y conscientes capaces de transformar el mundo positivamente.
Pacto Educativo Global
Con ello, podría decirse que este método formativo, que coloca a la persona y sus necesidades en el centro de la atención educativa, asume un valor particular en vista de la reconstrucción del Pacto Educativo Global, el cual estará guiado bajo la mirada del Papa Francisco el próximo mes de mayo.
Es este contexto, existe la necesidad de recordar las palabras del Pontífice cuando dirigió su invitación a participar activamente en el proceso del pacto educativo: “el camino común de la “aldea de la educación” debe llevar a dar pasos importantes. En primer lugar, tener la valentía de colocar a la persona en el centro. Para esto se requiere firmar un pacto que anime los procesos educativos formales e informales, que no pueden ignorar que todo en el mundo está íntimamente conectado y que se necesita encontrar —a partir de una sana antropología— otros modos de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso”.