El gobierno chino incrementó las medidas para reprimir creencias y prácticas religiosas, prohibiendo que actos religiosos de oración o predicación puedan ser transmitidos en línea a través de redes sociales e internet.
(revistaecclesia.com).-Las nuevas regulaciones fueron publicadas en el sitio web de información legal del gobierno el 10 de septiembre.
Bajo las nuevas “Medidas para la gestión de información religiosa en Internet”, aquellos grupos o iglesias que deseen mantener un sitio web religioso necesitarán una licencia emitida por el gobierno que certifique que su contenido es políticamente aceptable.
La evangelización en línea está estrictamente prohibida, al igual que los materiales destinados a la conversión de los lectores. Los recursos catequéticos o instructivos no pueden publicarse abiertamente en línea y deben restringirse a las redes internas a las que se accede con nombres de usuario y contraseñas registrados.
La prohibición representa el último avance en la política de “sinización” del presidente Xi Jinping, que coloca la identidad nacional y la creencia política comunista sobre la fe religiosa. Al mismo tiempo que se publicaron las nuevas reglas, surgieron informes de más iglesias cerradas en varias provincias.
Según China Aid, una organización estadounidense que apoya a los cristianos perseguidos, la primera semana de septiembre los funcionarios del gobierno en la provincia de Henan lanzaron una ola de restricciones contra los cristianos locales. Estas incluyen la eliminación y destrucción de cruces, redadas en edificios de iglesias e incautación de propiedades.
Otros informes incluyen relatos de Biblias quemadas y de cristianos obligados a firmar declaraciones de apostasía.
Estas acciones son parte de un patrón de iglesias clausuradas y demoliciones en China, después de grandes cambios en la política religiosa del gobierno en febrero de 2018.
Los cambios, que restringieron la asistencia a los lugares de culto y prohibieron a los niños asistir a servicios religiosos, también colocaron a la Asociación Patriótica Católica China bajo la supervisión directa del Partido Comunista.
Esta Asociación es leal al Gobierno chino y rechaza la autoridad de la Santa Sede en el nombramiento de obispos y en el gobierno de la Iglesia.
Las nuevas limitaciones sobre la libertad religiosa, y la introducción de la política de “sinización”, coincidieron con otras reformas constitucionales que consolidaron la posición del Presidente Xi.
En un comunicado publicado en el sitio web China Aid, el Dr. Bo Fu, presidente de la organización, calificó la reciente campaña como una “represión masiva” contra la libertad religiosa por parte de funcionarios del gobierno, y dijo que era motivo de grave preocupación.
“Ahora que el Partido Comunista Chino comenzó a quemar Biblias y coaccionar a millones de creyentes en la fe cristiana y otras minorías religiosas, para incluso firmar un compromiso por escrito de renunciar a sus creencias religiosas básicas, la comunidad internacional debería alarmarse e indignarse por esta flagrante violación de libertad de religión y creencia y exigir que el régimen chino detenga y remedie este peligroso curso”, dijo.