Quienes tenemos hijos somos, nos guste o no reconocerlo, unos padres analógicos. Algunos manejamos con más o menos soltura un ordenador, guardamos en el bolsillo un brillante smartphone y jugamos al solitario en la tablet. Sin embargo, “estas modernidades” que se traen los chicos, todo el santo día colgados del móvil, nos resultan un tanto marcianas.
Podemos hacerlo, tenemos los mimbres. Porque, por muy mayores que se crean, los padres tenemos aún una enorme influencia sobre ellos. Y porque ellos nos lo van a poner terriblemente fácil. Los humanos estamos programados para hacer con gusto casi cualquier cosa que nos convierta en el centro de atención. Mete ambas cosas en la coctelera y tendrás una opción de subirte al tren con ellos.
Para empezar la prueba, te propongo unos pequeños cambios.
• En los paseos al campo. Naturaleza y tecnología no son incompatibles. Tanto me da si eres amante de los pájaros como si lo que te gusta es caminar por el monte o recoger setas. Llévate a tus hijos aunque sea a rastras… y no te olvides del móvil o la tablet. Y cuando llegue la pausa para mirar el paisaje, sorpréndeles con tu flamante guía electrónica de cantos de aves o con tu App calculadora de kilómetros recorridos y desnivel que habéis superado ya. Deja a los chicos que lleven el control, les encanta. Tal vez dejen de decir que se cansan y de preguntar ¿cuánto falta?.
• En las lecturas. Puede que seas de los que adoras el olor de un libro, pero ten presente que a tus hijos quizás les anime más a leer el hecho de poder descargar toda la colección de Percy Jackson en el ipad o en el Kindle. Anímales a que lo hagan. Pero ve más allá y pídeles que te enseñen a hacerlo a ti. Mientras te explican cómo funciona un ebook y te ayudan a encontrar los libros que te gustan, tal vez podáis comentar aquel libro que te encantó cuando tenías su edad. Y por qué no, descargarlo “por si algún día están aburridos y quieren echarle un vistazo.
• En el aprendizaje. Internet te ofrece la oportunidad de aprender sin coste y sin apenas esfuerzo las cosas que a ellos les gustan. Pídeles que te ayuden a suscribirte a las cuentas o blogs que les interesan y trata de aprender. Pregúntales todo lo que no entiendas y comparte con ellos tus progresos. Hazte un verdadero entrenador Pokemon o sorpréndeles haciendo esos ruiditos con la boca que ellos llaman BeatBox. Y luego, rétales a que te acompañen a tu site de ganchillo o a esa web tan chula de jardinería. Tus hijos te verán con otros ojos cuando descubran esa chispa que se te pone en los ojos cuando sigues el tutorial de maquetas de trenes.
• En lo que les cuentas sobre tu trabajo. Establecer objetivos y estrategias para conseguirlos es una habilidad que seguramente tú como profesional manejas. Comparte tus habilidades. Seguro que a los chicos les encanta tener su propia agenda digital sobre la que autoasignarse nuevas tareas o compartir actividades y alertas. Te propongo que en cualquier aplicación de agenda crees a cada chico una cuenta y que una vez a la semana, reviséis juntos vuestras agendas y os marquéis alguna tarea para la semana. Enséñales a planificar, empezando por revisar el cumplimiento de la semana anterior, evaluando impactos y estableciendo de mutuo acuerdo alguna que otra acción correctora.
• En el momento de “tomarles la lección”. El juego es una excelente oportunidad para intercambiar roles. De sentirte otro sin miedo a las burlas ni al ridículo. ¿Se te olvidaron los ríos de Europa? Demuestra a tu hijo que puede reírse un poco de ti. En lugar de dejarlo ganar al dominó, compite de verdad con humor. A los chicos les encanta demostrar que pueden ganarte con lo que aprenden en el cole. En sites como Didactalia o MundoPrimaria tienes test de conocimientos agrupados por cursos para dar y tomar.
• Y en cómo compartes la visión del mundo que quieres transmitirles. Te esfuerzas porque sean amables, porque pidan las cosas por favor, porque expresen sus opiniones con respeto y porque den las gracias. Pues sigue haciéndolo en la vida y empieza a hacerlo también en la Red. No sean tan alérgico a las RRSS. Tal vez no sea una mala idea que ellos te ayuden a abrir una “cuenta familiar” en alguna red social, en la que ellos quieran. Pídeles que te guíen sobre cómo desplegar un círculo que aúne intereses comunes. Que te ayuden a decidir sobre cuál debe ser la siguiente actualización. O que te critiquen sin piedad tus pinitos. ¿por qué no aprovechar sobre el terreno para comentar modos y maneras, propios o de terceros?.