(adn.celam.org).-Comunicación e Inteligencia Artificial fue el tema que abordó uno de los paneles de expertos efectuados en el marco del Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Responsables de Comunicación de las Conferencias Episcopales y organismos Eclesiales efectuado en la sede del Celam.
Tres perspectivas sobre un tema en común que despierta toda suerte de juicios frente a su existencia, aportes y riesgos. Albertina Navas, Máximo Jurcinovic y Víctor Villa, analizaron los usos de la Inteligencia Artificial en la comunicación eclesial, la sabiduría del corazón como catalizador de la misma y las implicaciones éticas de su uso.
Somos influencia
Albertina Navas, Doctora en Comunicación y periodista con más de 20 años de experiencia en los sectores público, privado y académico; abrió la discusión hablando de la inteligencia artificial como una invitación a vivir el humanismo digital. Propuesta que hizo a los comunicadores presentes a partir de una ruta guiada por cuatro acciones: aprender, aplicar, analizar y aportar.
Aprender, porque los «comunicadores somos los primeros llamados a encarar el miedo. La capacidad de asombro nos mueve, la novedad nos inspira, la incertidumbre nos convoca», es así que los comunicadores deben ser los primeros en probar esta nueva tecnología para «saborearla, domarla, enriquecernos y crecer con ella».
En segundo lugar habló de aplicar, porque en su opinión «los comunicadores deben generar contenido que desbloquee miedos, gestione frustraciones y apele a motivaciones intrínsecas como la empatía, porque estamos para conectar con los demás».
Igualmente está el reto de analizar, adelantarse a la jugada, porque según explica «sabemos que la información no es neutra, que tiene el poder de incidir en la agenda pública, resaltar o disminuir a una persona, relevar o invisibilizar una posición. Somos influencia”.
Y aportar porque en sus palabras es preciso motivar la acción. «Nuestro compromiso es de territorio, no de escritorio» advirtió por lo que sostiene es imposible conformarse con decodificar una tecnología y no usarla para compartir información validada, rigurosa, balanceada. «Seamos auténticos gestores de una narrativa de paz”, comentó.
Consciente de que la inteligencia artificial ofrece una gran cantidad de beneficios y retos, su invitación es a encararla desde el humanismo digital que según explicó consiste en «reconocer a la persona detrás de la tecnología y contribuir con contenido de valor, que alimente la esperanza sin miedo, porque estamos para gestionar el riesgo, no para huir de él».
Intervención que concluyó mencionando un planteamiento hecho por Harvard Business Review en agosto de 2023: “la inteligencia artificial no va a sustituir a los seres humanos, pero los seres humanos que manejen con solvencia la inteligencia artificial sí van a sustituir a aquellos que no manejen inteligencia artificial”.
Empatía, compasión y justicia
Tras la intervención de la ecuatoriana Albertina Navas y su análisis sobre el inmenso abanico de posibilidades y usos que ofrece la Inteligencia Artificial, Máximo Jurcinovic, director de la oficina de comunicación y prensa de la Conferencia Episcopal Argentina desde 2018, se centró en el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año dedicado a la «sabiduría del corazón» y su análisis sobre la Inteligencia Artificial.
Al respecto, el sacerdote destacó como uno de los puntos esenciales del mensaje la necesaria humanización de la tecnología «la inteligencia artificial debe estar al servicio de la humanidad y no al revés. La tecnología debe ayudar a mejorar la vida de las personas, promoviendo el bienestar, la justicia y la equidad», afirmó.
Postura que según recordó el Pontífice ha mantenido en diferentes escenarios, como es el caso de las palabras que dirigió a los líderes del G7 y otros foros internacionales en los que ha planteado «la necesidad de nombrar y llamar a la inteligencia artificial de una manera que refleje nuestra responsabilidad como seres humanos».
Partiendo de esa exhortación constante del Papa Francisco a humanizar la Inteligencia Artificial, porque detrás de cada algoritmo y sistema automatizado, hay seres humanos afectados por sus decisiones, Jurcinovic lamentó la presencia de algunos “frutos del corazón” que están muy distanciados de ese concepto. Entre ellos mencionó fenómenos como la sobreexposición a la información y el ritmo acelerado de la vida puede disminuir nuestra capacidad de empatizar con los demás.
Así el sacerdote invitó a vivir con empatía, compasión y justicia; valores que deben guiar nuestras interacciones humanas y decisiones tecnológicas. “En un mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial, es crucial que estas máquinas avanzadas no nos hagan perder de vista nuestra humanidad”, afirmó.
Para Jurcinovic la inteligencia artificial puede ofrecernos grandes oportunidades, pero solo la sabiduría del corazón, puede asegurarnos que las utilizamos para el bien común, respetando la dignidad de cada persona. “Como comunicadores, tenemos una responsabilidad crucial en ayudar a la sociedad a navegar la relación entre la inteligencia artificial y la sabiduría del corazón”.
El debate ético
A su turno Víctor Villa, se refirió a las implicaciones éticas de la Inteligencia Artificial que de acuerdo con su experiencia plantea riesgos asociados a derechos fundamentales como la dignidad, la privacidad, la libertad de expresión y la no discriminación arbitraria.
Sin desconocer que la Inteligencia Artificial ayuda a mejorar la productividad de muchos procesos, desde su punto de vista el debate ético está orientado sobre el impacto que puede generar sobre la automatización del empleo.
Situación que no deja de plantear reparos sobre aquellas labores que pueden reemplazarse con un menor grado de sofisticación o ciertas profesiones. En el caso particular de Chile el panorama lleno de posibilidades transformadoras. Sin embargo, para que esta transformación sea positiva y ética, es esencial que se acompañe de un diálogo constante entre tecnólogos, legisladores, académicos y la sociedad civil.
Al respecto Villa explicó que con la Inteligencia Artificial los comunicadores se hallan ante la inteligencia como un Instrumento poderoso y ambivalente que es expresión de una revolución cognitiva e industrial que transforma el entorno y suscita nuevas prácticas que podría aportar al proceso de democratización del conocimiento. “Es crucial mantener un control humano significativo sobre los procesos de elección de la Inteligencia Artificial para preservar la dignidad humana”.
“En este sentido considera que La política tiene un papel crucial en garantizar que la Inteligencia Artificial se utilice para el bien común”, esto creando condiciones para un uso fructífero y ético de la inteligencia artificial particularmente “protegiendo la dignidad humana y promoviendo una economía y sociedad más justas”.