El camino y la mirada sugerida por el Sucesor de Pedro a los medios de comunicación de la Santa Sede siguiendo el ejemplo de los mártires cristianos.
(vaticannews.va).-«Comunicar con el testimonio, comunicar involucrándose en la comunicación, comunicar con los sustantivos de las cosas, comunicar como mártires, es decir, como testigos de Cristo, como mártires. Aprender la lengua de los mártires, que es la lengua de los Apóstoles». Al encontrarse y saludar personalmente por primera vez a todos los empleados (periodistas, técnicos, administrativos) del nuevo Dicasterio para la Comunicación, que ha reunido a nueve entidades de la Santa Sede, anteriormente autónomas, el Papa Francisco entregó el texto del discurso preparado y nos invitó a nosotros, los comunicadores, a ser testigos, a restaurar el valor de los sustantivos más que el de los adjetivos y adverbios y, sobre todo, a llevar a cabo nuestra tarea diaria teniendo ante nuestros ojos el ejemplo de los mártires.
La invitación del Papa toca el corazón de nuestro trabajo. Francisco no nos dio consejos «técnicos», no nos dijo si ofrecer a nuestros oyentes, lectores o espectadores la crónica de un acontecimiento que necesitamos más o menos para hacer videonovelas, entrevistas sonoras o reflexiones escritas. En cambio, nos recordó lo esencial: la comunicación de los medios de comunicación de la Santa Sede, la comunicación para un cristiano, es un testimonio. Y para dar testimonio hay que vivir y comprometerse, es decir, dejarse herir por la realidad que se encuentra y se dice. Ser herido por los dramas, por las historias de las personas, saber comunicar su belleza, su verdad, su esperanza.
Las palabras de Francisco son una indicación concreta, en vísperas de acontecimientos eclesiales importantes como el Sínodo sobre la Amazonía. Representan una brújula para navegar en el abarrotado mar mediático y en la jungla de lo social, caracterizada por ejemplos cotidianos de contraevidencia evangélica por parte de quienes reducen la fe a la política, representan la vida de la Iglesia -Cuerpo de Cristo- como una guerra de pandillas, reducen el magisterio a consignas o utilizan un lenguaje de división, de burla hacia los hermanos en la fe, los pastores y el Sucesor de Pedro.
El Papa dijo que hay que tener ante nuestros ojos el ejemplo de los mártires, indicando un estilo que es testimonio evangélico. «Son nuestros mártires -explicó- los que dan vida a la Iglesia: no nuestros artistas, nuestros grandes predicadores, nuestros custodios de la «verdadera e integral doctrina»». El testimonio de los mártires, es decir, los que han dado su vida por el Evangelio, y que siempre han hecho el amor por el enemigo, prevalece, siguiendo los pasos de Aquel que eligió sacrificarse por la salvación de todos. Esto es lo que un cristiano no puede olvidar nunca cuando se comunica tratando de dar testimonio de la comunión, y no de la división; del amor que une, y no del odio que divide; de la naturaleza de la Iglesia y no de su reducción a una estructura guiada por una lógica puramente humana, política y divisiva. ¿Se trata de una mirada que a menudo puede resultar contraria a la corriente con respecto a la corriente dominante de los medios de comunicación? Sí. Pero es la tarea que el Sucesor de Pedro nos confía, pidiéndonos que no persigamos el éxito ligado a los clics y a los «me gusta» para ofrecer en cambio, un testimonio que, a través de nuestro trabajo cotidiano como comunicadores, crea lazos y relaciones y, sobre todo, irradia belleza, verdad y esperanza en aquellos que nos escuchan y nos leen.