(dontknow.net).-La tecnología es un mercado dinámico y creativo. Millones de personas buscan ávidamente las novedades. Esto puede provocar un consumo desenfrenado. La buena publicidad, la insatisfacción personal o el simple afán de poseer pueden conllevar unas compras compulsivas y caprichosas.
La duda es si cuestionar nuestras pautas y conductas al consumir tecnología y plantearnos nuestras necesidades reales antes de obsesionarnos por las novedades de última hora.
El mercado tecnológico mueve cantidades ingentes de dinero, pero tiene al menos tres aspectos que aconsejan cuestionar el consumo acrítico:
- Provoca también toneladas diarias de desechos no reciclables
- Su fabricación requiere minerales presentes en zonas pobres del planeta, condenadas a una explotación sin límites
- La fascinación por lo novedoso puede provocar un consumo irresponsable.
Por esos y otros motivos es importante la decisión de consumir menos tecnología.
Leticia Soberón
Pienso que el consumo en sí, poco o mucho, no es signo de que usemos adecuadamente la tecnología. Obviamente todo consumismo (en el sentido de comprar por comprar) es tonto, pero eso no hace inteligente el prescindir por prescindir. Lo importante es saber para qué queremos la tecnología.
Individualmente hablando, la compra de dispositivos tecnológicos tiene que tener un sentido y un para qué. No podemos ir a remolque de la publicidad o de la última novedad simplemente por tenerla. Pero por ello mismo, pienso que reducir por reducir, tampoco vale si no tiene un por qué.
Otra cosa es a escala social. La carrera comercial de las empresas por ir alcanzando cada vez mayores cotas de mercado, pone a la sociedad en una vorágine de novedades, no todas con verdadera utilidad. Y la depredación de recursos minerales para la construcción de dispositivos digitales es algo digno de ser repensado como sociedad.
