TECNOLOGÍA

Criterios de San Juan Pablo II para el uso de las nuevas tecnologías

En su primera encíclica, San Juan Pablo II proporcionó una breve guía para evaluar el uso de las nuevas tecnologías, que se pueden aplicar a la IA y los teléfonos inteligentes.

(aleteia.org).-La tecnología ha progresado a pasos agigantados en los últimos 200 años y continúa a un ritmo cada vez mayor.

San Juan Pablo II se dio cuenta de esto durante la década de 1970 y escribió sobre ello en su primera encíclica como papa, Redemptor Hominis.

En general, daba la bienvenida al progreso tecnológico, pero quería asegurarse de que la tecnología se usara en conjunción con la moral y la ética cristianas.

El desarrollo de la tecnología y el desarrollo de la civilización contemporánea, que se caracteriza por el ascenso de la tecnología, exigen un desarrollo proporcional de la moral y la ética. Por el momento, este último desarrollo parece, por desgracia, quedar siempre atrás.

A continuación, san Juan Pablo II proporcionó algunos criterios que quería que se utilizaran cuando consideramos los beneficios de las nuevas tecnologías.

¿Es la vida más «humana»?

Su primer criterio para evaluar la tecnología es considerar cómo impacta en nuestra vida cotidiana:

¿Este progreso, que tiene al hombre por autor y promotor, hace que la vida humana en la tierra sea «más humana» en todos los aspectos de esa vida?

Esto es importante, especialmente cuando evaluamos la Inteligencia Artificial (IA) y nuestros dispositivos móviles, como teléfonos inteligentes, relojes y gafas de realidad virtual.

Deberíamos preguntarnos después de usar tales cosas: «¿Me siento más humano?«

¿Se están volviendo los seres humanos más maduros espiritualmente?

Otro criterio importante es considerar el estado de los seres humanos y si estas nuevas tecnologías están afectando a los seres humanos de manera positiva, ayudándonos a ser mejores seres humanos:

Pero la pregunta se repiten una y otra vez en lo que se refiere a lo más esencial: si en el contexto de este progreso el hombre, en cuanto hombre, se está volviendo verdaderamente mejor, es decir, más maduro espiritualmente, más consciente de la dignidad de su humanidad, más responsable, más abierto a los demás, especialmente a los más necesitados y a los más débiles, y más dispuesto a dar y ayudar a todos.

Cada vez que usamos una nueva tecnología, debemos dar un paso atrás y considerar cómo se ven afectadas nuestras vidas espirituales.

Debemos preguntarnos: «¿Estoy más cerca de Dios? ¿A mi vecino de al lado? ¿Me preocupo por la gente de mi comunidad local?»

Necesidad de una evaluación objetiva

Es fácil entusiasmarse con el futuro y abrazar plenamente las nuevas tecnologías, pero tenemos que ser más objetivos al respecto, como explica San Juan Pablo II:

Al observar y participar en estos procesos, no podemos dejarnos llevar por la euforia o dejarnos llevar por el entusiasmo unilateral por nuestras conquistas, sino que todos debemos plantearnos, con absoluta honestidad, objetividad y sentido de responsabilidad moral, las cuestiones esenciales relativas a la situación del hombre hoy y en el futuro. ¿Concuerdan todas las conquistas alcanzadas hasta ahora y las proyectadas para el futuro para la tecnología con el progreso moral y espiritual del hombre?

La tecnología puede ser buena para la humanidad, pero al mismo tiempo, no es nuestra salvadora.

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