La Iglesia católica recurre a las nuevas tecnologías y genera reacciones de respaldo y rechazo
(elpais.com).-Cuando el cura Daniel Pajuelo decidió crearse un canal en Youtube, pensó que en la plataforma lo verían como “un bicho raro”: “La mayoría de youtubers en España se declaran ateos, así que pensé: ‘Me van a sacudir hasta en el carnet de conducir”. Pajuelo, de 41 años, empezó a subir vídeos al canal smdani hace poco más de dos años con una idea muy clara. Para hablar a gente de la esfera católica ya tenía su colegio, iglesia y comunidad. Si iba a la plataforma, era para vivir el encuentro con gente que piensa totalmente distinto. A día de hoy cuenta con más de 410.000 suscriptores y ha logrado su propósito: “He conseguido que personas ateas o que odian la Iglesia digan que vale la pena escuchar el canal y entrar en diálogo con lo que propongo”.
En sus vídeos rapea, hace bromas telefónicas y reacciona a los comentarios de sus haters o a entradas que niegan la existencia de Dios. Pajuelo también analiza las publicaciones de youtubers famosos como AuronPlay o la versión cristiana de canciones como Despacito. “¿Te puedes enamorar siendo sacerdote?”, “la verdad sobre la iglesia católica: lo que nadie cuenta” o “la Navidad no es de derechas” son solo algunos de los títulos de sus vídeos en la plataforma.
El religioso marianista es uno de los muchos curas que en los últimos años se han abierto un canal en Youtube. Pero la mayoría están dirigidos a un público cristiano. Incluso hay quienes hacen homilías en la plataforma. “En la iglesia a veces pecamos de prepotencia y metemos unos sermones y unas chapas… Pensamos que la gente tiene que venir a escucharnos porque tenemos el mejor producto, que es la salvación de las almas”, afirma Pajuelo, que además es informático y profesor de TIC y religión.
Para ganarse a los espectadores, resulta útil prestar atención a lo que triunfa en la web. “Una de las cosas que a veces hemos hecho mal en la iglesia es meternos como elefante en un garaje y hacer las cosas de forma cutre”, cuenta Pajuelo. Por eso, cuando él decidió abrir el canal, pedía recomendaciones a sus alumnos y empezó a “ver vídeos de Youtube a saco como si fuera un adolescente de 15 años”. “No quería que fuera cutre, aunque mis primeros vídeos me dan un poco de vergüenza”, reconoce.
«Imagen cutre»
El sacerdote considera que actualmente también hay algunas apps de la Iglesia en el mercado que muestran “una imagen cutre”. Es el caso de Follow JC go, la versión religiosa del Pokémon Go. El objetivo, en vez de buscar Pokémon, consiste en atrapar santos, personajes de la Biblia e incluso personas reales para unir a un equipo de evangelización. “La gente a la que le gusta el Pokémon Go, que es la leche, no se va a instalar eso o lo va a hacer para reírse, y a quien no le gusta el Pokémon Go no se lo va a instalar”, afirma.
En cambio, recomienda algunas aplicaciones para rezar como ePrex o Rezando voy. También hay apps como Rezar, que permiten pedir oraciones por alguna causa en concreto, o como Chat cristiano y Christian Cupid, que sirven para encontrar pareja dentro de la comunidad cristiana. Otra aplicación es Confesor Go, que ayuda a localizar a los sacerdotes católicos disponibles en ese momento para confesar tanto en templos como en parques y plazas de toda España.
Esta app cuenta con más de 41.000 usuarios y 273 sacerdotes asociados. Su creador, el también sacerdote Ricardo Latorre, explica que se pretende “dar la posibilidad a cualquier persona de encontrarse con un confesor; algo que ahora mismo, en general, solo está al alcance de las personas que se encuentran en el círculo más cercano del sacerdote o de la parroquia”.
Las nuevas tecnologías también ofrecen a la Iglesia ventajas a la hora de digitalizar las limosnas. Una startup francesa ha creado una app llamada La Quête. La iniciativa surgió con el fin de aportar una vía extra de financiación a los templos católicos para que no dependieran en exclusiva del cepillo de las misas. Además, algunas Iglesias tienen un dispositivo para facilitar los donativos con tarjeta o a través del móvil. En España, la parroquia de Jesucristo Redentor de Almería, la catedral de la Almudena y la basílica de los Desamparados de Valencia ya cuentan con esta especie de cepillos digitales, según afirma en su web la Diócesis de Almería.
Adaptarse al mundo virtual
Para Latorre es fundamental el uso de las nuevas tecnologías por parte de la comunidad cristiana. “Si la Iglesia no se hace presente hoy en el mundo virtual y reduce su presencia al ámbito de lo privado y a los templos, está firmando su irrelevancia y la consiguiente no existencia del mensaje de Jesús para millones de personas”. Adaptar el lenguaje a los usuarios de Internet en el siglo XXI es también un reto fundamental. Así lo afirmaXiskya Valladares, hermana de la congregación Pureza de Maria, antigua youtuber y directora de un posgrado de evangelización social media para instituciones religiosas de la Universidad Pontificia Comillas.
“No podemos seguir hablándole al mundo con el lenguaje de siempre, sino que tenemos que actualizarnos. Es como si yo pretendiera que un chino me entendiera en español. A veces en la Iglesia hacemos eso e intentamos hablarle a gente que no es de Iglesia con un lenguaje de la Iglesia”, cuenta esta monja de 49 años. Por eso, ella intenta evitar la palabra “evangelización”, ya que “se suele entender mal”. En su lugar, explica que su intención es “conectar con la gente para suscitar preguntas y denunciar injusticias sociales” como la persecución de cristianos en Irak por parte del ISIS.
Al igual que Valladares, gran parte de la Iglesia ha abrazado la irrupción de la web. “Internet es un don de Dios”, afirmó el Papa en un vídeo publicado en Youtube en junio de 2018 en el que pedía oración para “que las redes sociales no anulen la propia personalidad”. Prueba de esta adaptación es que el pontífice tiene un canal de Youtube en el que cada mes sube una petición de oración además de cuentas en Twitter e Instagram.
Pajuelo recuerda el momento en el que le abrieron una cuenta de Twitter a Benedicto XVI: “La gente estaba horrorizada y quería que se echara para atrás”. Cuando el Papa pone un tuit, en poco tiempo acumula una gran cantidad de insultos y blasfemias, según cuenta Pajuelo: “El Papa publica: ‘Recemos por Siria’. Y debajo pone: ‘Cabrón, ¿Y por Venezuela no rezas?”. Pero las críticas forman parte del universo de Internet: “Cualquier cristiano que quiera estar en redes tiene que estar expuesto a eso”.
El youtuber sabe bien de lo que habla porque él también tiene sus haters. La Iglesia se ha visto azotada por múltiples casos de pederastia en los últimos años, por lo que el insulto favorito de sus detractores es “pederasta y violaniños”. “Convives con ellos. Todos los días del año tienes gente que te está machacando. Pero no sabes si es un chaval de 12 años o un señor de 60”, explica el cura, que ha hecho incluso un rap con los comentarios de sus haters. A él le emociona que pese a las críticas, el pontífice continúe en las redes.
Buena reflexión, poca práctica
Valladares subraya que al Papa aún le falta Facebook y sostiene que en el Vaticano hay muy buena reflexión pero poca práctica: “Aún falta mucho por mejorar, usan las redes sociales como si fueran un boletín informativo pero no tienen un contacto de la emoción, ni hay una interactividad ni una frecuencia buena”. Además, afirma que en portales como Vatican News el contenido es muy bueno, pero no tanto la difusión en redes sociales. “Se usan muchos robots que no consiguen la cercanía, el diálogo, la escucha ni la reflexión necesaria”. Aunque hay “una falta de formación”, la hermana subraya la labor de personas concretas que hacen una labor más destacable que las cuentas institucionales. Por ejemplo, la de las dominicas de Lerma, “unas monjas de clausura que te mandan cada día al WhatsApp una meditación”.
Este último servicio de mensajería instantánea es un arma de doble filo, ya que puede mejorar las comunicaciones pero también facilitar la propagación de las fake news. Uno de los bulos más extendidos en 2016 fue que el papa Francisco apoyaba al presidente de EE UU, Donald Trump. Valladares explica que la Iglesia ha publicado un comunicado en el que se afirma que no todas las citas que se atribuyen al pontífice en las redes son ciertas.
Para ella, lo peor de las cadenas que circulan por Whatsapp es que “están escritas con un lenguaje cursi y nunca tienen caducidad”. Es frecuente que en estos mensajes se incite a pedir un deseo que se cumplirá si se reenvía a un número determinado de contactos: “Esto no es verdad. La oración no es magia”. En la misma línea se posiciona Pajuelo: “Bloqueo a la gente que me manda cadenas de oración. Eso no evangeliza, echa a la gente para atrás”.