La importancia del Twitter para el catolicismo y la evangelización en lengua española, la dan los números. El Papa Francisco inició 2017 con 32 millones de seguidores en el Twitter. De éstos, 12.5 millones son de idioma español; 10.2 millones de inglés; 4.1 millones de italiano; 2.4 millones de idioma portugués; 755,000 polacos; 735,000 lo siguen en latín; 717,000 en francés; 412 en alemán y 350,000 en árabe.
El Papa Benedicto XVI decidió abrir una cuenta Twitter el 3 de diciembre de 2012 y el 17 de marzo de 2013, cuatro días después de ser elegido Papa, Francisco la retomó con vigor, lanzando su primer Twitt: “Queridos amigos, les doy las gracias de corazón y les ruego que sigan rezando por mí”.
Entrevistada por el sacerdote y comunicador Ariel Baramendi, quien coordina los trabajos de RIIAL, Valladares asegura que “el Twitter es como una gran conversación en tiempo real que intenta reproducir el lenguaje oral, que es breve e inmediato”. Esto es quizás lo más propio de esta red de microbloging y de Twitter: que nos permite un diálogo continuo con el mundo.
Sobre por qué le llamada “monja Twittera” usa más esta red que la de Facebook, ésta dice que Facebook “es una red cerrada (…) muy endogámica y que no facilita el encuentro con los que piensan distinto, con los alejados de la Iglesia, con los ateos”; mientras que Twitter “es una red muy abierta, en la que no hay seguimiento recíproco; permite un diálogo efímero a veces, breve siempre, pero suele ir de temas mucho más profundos y con personas que piensan muy diferente a nosotros”.
Así, según Valladares, el Twitter es más adecuado para llevar los valores del Evangelio a los alejados e incluso a los ateos. “Además, apunta, Twitter me permite estar mucho más conectada con la actualidad de los sufrimientos de este mundo y ofrecer una lectura evangélica de esas realidades”.
Ante la pregunta sobre cuál cree que es la mayor dificultad para usar Twitter en la Iglesia, su respuesta es doble: poca mentalidad y poca práctica en el uso de la red social.
“En la Iglesia estamos acostumbrados a los sermones largos, reposados y tranquilos. Hemos vivido buenos tiempos en que no nos hacía falta otra cosa. La brevedad, la avalancha de mensajes y el riesgo de recibir insultos y/o amenazas, suelen asustar a mucha gente católica”.
A ello, según la hermana Xiskya, se suma “la falta de mentalidad de ver las redes como lugares de evangelización y a sentir la necesidad de salir de nuestra comodidad para exponernos por el Evangelio”.
Y remata: “Yo siempre digo que en las calles digitales de Twitter corremos los mismos riesgos que podía correr san Pablo cuando recorría Palestina anunciando el Evangelio, no es tan cómodo como podrían pensar algunos”.
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Escrito por Jaime Septiem