Usted acaba de decir que Papa Francisco muchas veces cambia el discurso que traía preparado, para improvisar y hacerse más cercano a la audiencia.
Los comunicadores católicos estábamos acostumbrados a tener mucho cuidado al comunicar la palabra del Papa, tenía que ser exacta y revisada con un lenguaje exacto, nítido, preciso frío y objetivo.
De hecho nos pasaban los discursos antes y los podíamos publicar hasta que ya hubiera sucedido, pero de manera exacta.
Ahora, con Francisco, que de pronto improvisa, corremos el riesgo de publicar como palabra del Papa, palabras que no son tan fieles a la doctrina de siempre, cosas que se pueden decir de manera informal, pero que no se deberían escribir. ¿Cuál es su opinión como comunicador católico acerca de este reto de la improvisación, para comunicar sin violar ni la palabra del Papa ni la doctrina de siempre? Gracias! Lucrecia
Respuesta del P. Spadaro
Se trata de un desafío grande, sobre todo para los periodistas. Lo mejor es escuchar muy bien lo que el Papa afirma, se puede escribir “con tranquilidad” lo que el Papa dice. Papa Francisco utiliza un registro comunicativo que varía mucho, por ejemplo puede decir algo muy importante en una misa privada en Santa Marta, y algo menos relevante en una misa solemne y multitudinaria.
Por ejemplo en su viaje a Filipinas, en la ocasión en la que tenía un impermeable amarillo porque llovía mucho, en esa ocasión pronunció una homilía importantísima ante un pequeño número de personas. Luego tuvo una homilía, delante a seis millones de personas, que era muy bella, pero con una intensidad tal vez menor de la homilía en Tacloban bajo la lluvia.
Por esto, el periodista tiene que estar atento al contexto, ser capaz de enteder lo que el Papa dice y en qué contexto.