Redes Sociales

Iglesia Católica llama a reflexionar sobre la hipocresía en redes sociales

También entre los temas abordados estuvieron la injusticia del machismo y la importancia del perdón.

(radiohrn.hn).-En el quinto Domingo de Cuaresma, el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, reflexionó sobre la hipocresía en las redes sociales y la tendencia humana a juzgar a los demás mientras se esconden fallas propias.

Durante la misa celebrada en la catedral San Miguel Arcángel, el arzobispo de Tegucigalpa expresó que aquellos que se presentan como «ultra buenos» en las redes sociales, suelen ocultar «cosas vergonzosas».

«Les aseguro que esos que se las dan de ultra buenos, sobre todo en redes sociales, en verdad esconden cosas vergonzosas», afirmó el líder religioso.

En su mensaje, subrayó que los santos no necesitan condenar a otros para salvarse, sino que tienen una profunda conciencia de sus propias deficiencias y una gran sinceridad para reconocerlas.

El arzobispo llamó a la reflexión sobre las injusticias humanas

El arzobispo también abordó un pasaje bíblico en el que Jesús pide a aquellos que estén libres de pecado que lancen la primera piedra, haciendo un llamado a la reflexión sobre tres injusticias comunes en la sociedad:

  1. La injusticia del machismo: «Si hubo pecado de adulterio, ¿por qué solo traen a la mujer?», cuestionó. El religioso señaló que, lamentablemente, la sociedad sigue siendo marcada por un grave machismo cultural y religioso.
  2. La falta de preocupación genuina: El arzobispo denunció que muchos, al traer a la mujer acusada de adulterio, no buscan la justicia, sino que intentan comprometer al Maestro para desafiarlo.
  3. La autojustificación y el juicio a los demás: «Olvidan sus propias imperfecciones y se erigen como jueces y verdugos», manifestó, resaltando la tendencia humana de auto-exculparse mientras somos intransigentes con las faltas de los demás.

La importancia de la misericordia divina

Nácher continuó su reflexión sobre el poder transformador de la fe en Cristo, señalando que el bien supremo es conocer a Cristo Jesús y la mayor alegría se encuentra en experimentar el poder de su resurrección. Para ello, es necesario configurarnos con la muerte de Cristo con la esperanza de alcanzar la resurrección.

«Venimos a misa, siendo nosotros pecadores, no para ocultar nuestra realidad, sino para sanarla», afirmó el arzobispo, quien concluyó su homilía con un recordatorio del sacrificio de Cristo: «Esta es mi sangre derramada por muchos, para el perdón de los pecados».

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