(weca.it).-Involucrar a personas influyentes católicas es importante «porque, como el cardenal Tagle dijo muy bien aquí, todos nos influenciamos mutuamente. Y los jóvenes que son nativos digitales viven en un mundo que puede cambiar viviéndola, haciendo networking y transformándola desde atrás».
Al margen de la celebración de la Misa para personas influyentes en Lisboa, en el corazón de la Jornada Mundial de la Juventud, hablamos con Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. «No debemos considerar que (los influencers) están en otro lado, sino considerar que de alguna manera pueden guiar a aquellos que, como yo, no son nativos digitales a caminar en un mundo que ha cambiado, hablando el idioma de quienes nos escuchan».
Influencers y testigos. Pero «influencia» no es sólo testimonio: «La influencia se basa en la comunión, que es la verdadera manera de trabajar en red e influir unos en otros a la luz de algo que nos trasciende y nos transforma, que es la comunión en el Señor que realmente nos hace miembros los unos de los otros. De esta manera, la desintermediación no es mala, sino que se convierte en la forma de redescubrir la comunión que nos une y nos ayuda a comunicar y transformar el mundo».
¿Qué puede hacer la Iglesia? ¿Es solo una cuestión de lenguajes, estrategias o ejemplos? «(La Iglesia) debe redescubrir la comunión. Debe redescubrir que la comunión es lo que nos hace bellos, verdaderos y lo que nos hace comunicarnos. Por esto podemos ser reconocidos y por esto se nos ha dicho que seremos reconocidos, si transformamos las redes sociales en un lugar que haga comunión, si transformamos nuestra vida en una vida de comunión seremos cada vez más influyentes, en el sentido de una buena influencia en la que nos transformamos unos a otros en bien».
