(romereports.com).- La misión de la Biblioteca Vaticana no ha cambiado desde sus inicios: intenta estar al servicio de la humanidad. Sus obras están a disposición de quienes quieran estudiar cualquier cuestión que se custodie en sus estanterías.
Y hay una sala en particular que representa esta misión. Es la Sala Sixtina. En el pasado era la sede principal de la Biblioteca Vaticana.
MONS. CESARE PASINI
Prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana
“Estamos en la Sala Sixtina. Se construyó bajo el pontificado de Sixto V, que fue papa entre 1585 y 1590. En esos cinco años construyó muchas cosas en Roma, también esta sala dedicada a acoger los libros de la biblioteca. Hasta ese momento, se habían conservado en un lugar más pequeño. Esta sala fue diseñada específicamente como biblioteca”.
La Biblioteca Vaticana custodia 1.100.000 libros impresos, 80.000 manuscritos y 100.000 documentos de los archivos de históricas familias romanas.
MONS. CESARE PASINI
Prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana
“Esta Biblioteca nace en época humanística. Por eso, no tiene sólo libros, de hecho la imprenta se inventó después de la biblioteca. Tiene también dibujos, grabados, incisiones, monedas y medallas. Tenemos 80 mil manuscritos, de todas las épocas, desde el siglo II o III, hasta época reciente, de hace 100 o 200 años”.
Los textos más antiguos son en latín, griego y hebreo. Pero también cuenta con escritos en otros alfabetos, como japonés o chino. Incluso los hay sin palabras, como estos de América del Sur.
Desde hace algunos años, la biblioteca está digitalizando su material, para que sea más fácil conocerlo.
MONS. CESARE PASINI
Prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana
“Lo primero que comenzamos a digitalizar de modo organizado son los manuscritos. De los 80 mil que tenemos, ya hemos digitalizado entre 15 y 18 mil, según cómo se calcule. Cada año digitalizamos varios miles de volúmenes”.
La digitalización ha cambiado el modo de funcionar de la biblioteca. Ahora los académicos no necesitan viajar a Roma para controlar los documentos. Pueden analizarlos desde su oficina, con toda comodidad.
Varias personas cuidan y estudian atentamente estos textos antiguos de la Biblioteca Vaticana. Son los “scriptor” o “escritores”. En el pasado su misión era transcribir con precisión cada documento. Ahora las fotocopiadoras y los escáner les han ahorrado muchas fatigas. Pero sigue siendo imprescindible su labor como expertos en caligrafía y filología.
Antonio Manfredi es uno de ellos. Trabaja en la Biblioteca Vaticana desde hace más de 30 años.
ANTONIO MANFREDI
Escritor latino, Biblioteca Vaticana
“La Biblioteca Vaticana tenía la gran tradición de publicar obras en latín. Pero nos dimos cuenta de que esa lengua nos limita un poco. Es bueno que cada uno pueda expresarse en su propio idioma, o en idiomas actuales son adecuados para obras científicas. He escrito varias obras en varios idiomas, incluso en latín, pero para publicar ediciones antiguas. Mi trabajo sobre el Latín es fundamentalmente lingüístico y científico”.
Antonio Manfredi es el subdirector de la Escuela de Biblioteconomía del Vaticano. Allí, estudiantes de todo el mundo aprenden a analizar y custodiar textos antiguos. Acaba de publicar sus lecciones sobre la Historia de la Biblioteca. Lo ha titulado “La Casa de los Libros”.
Según los expertos, este sector está creciendo y la demanda de nuevos expertos en textos antiguos aumentará un 9% en diez años. Por eso, la Biblioteca del Vaticano y estos graduados tienen una gran tarea por delante. Ayudarán a expertos y académicos a conocer mejor el pasado, para vivir el presente, y prepararse para el futuro.
Melissa Butz
Translate: Daniel Díaz Vizzi //
Javier Martínez-Brocal
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