Desde el inicio de la pandemia, un mayor número de nuestras relaciones dependen de canales que están mediados por ordenador. En medio de un océano agitado de discusiones en línea y mensajes tóxicos quizás los algoritmos y las IAs puedan ayudarnos a prever nuestras emociones y remar a favor de una comunicación más sana.
(computerhoy.com).-Twitter, una plataforma con fama de abusiva y de generar grandes broncas, puso en marcha una función de avisos que sugiere a los usuarios que se lo piensen dos veces antes de enviar un tuit. Al mes siguiente, Facebook anunció alertas de conflicto con IA para los grupos, de modo que los administradores puedan tomar medidas cuando se produzcan conversaciones polémicas o poco saludables.
El correo electrónico y la mensajería inteligente terminan miles de millones de frases por nosotros cada día con las funciones Smart Reply y Smart Compose. Muchos wearables también monitorizan incluso nuestro tono de voz.
El bienestar, como podemos ver, ya no se basa solo en el seguimiento de los latidos del corazón o los pasos, ahora esto va un paso más adelante, controlando en cierta forma cómo nos presentamos a la sociedad.
Se están desarrollando poco a poco herramientas terapéuticas algorítmicas para predecir y prevenir comportamientos negativos. Este sería por ejemplo, el caso de CoParenter o OurFamilyWizard, que también analizan los sentimientos y permiten una mejor comunicación entre padres e hijos y que puedes descargarte desde la Play Store.
Y es que en un intento de fomentar el civismo, la IA se ha convertido en un elemento cada vez más destacado.
Jeff Hancock, profesor de comunicación de la Universidad de Stanford, define la comunicación mediada por la IA como «un agente inteligente que opera en nombre de un comunicador modificando, aumentando o generando mensajes para lograr objetivos de comunicación«. Esta tecnología, dice, ya está desplegada a escala.
La duda que nos queda ahora es si realmente un algoritmo puede ayudarnos a ser más amables con el resto o si estamos hablando de una especie de violación de nuestras comunicaciones que va a terminar con lo que una relación humana hace que sea realmente humana.
La comunicación mediada por la IA podría transformar nuestra forma de hablar, mitigar los prejuicios o exacerbarlos. Podría dejarnos con la duda de con quién estamos hablando realmente. Incluso podría cambiar nuestra autopercepción.
«Si la IA modifica los mensajes de un emisor para que sean más positivos, más divertidos o extrovertidos, ¿cambiará la percepción de sí mismo del emisor para ser más positivo, divertido o extrovertido?» , se pregunta el mismo Hancock. Esto es algo que queda para la opinión de cada uno y como toda nueva tecnología, siempre va a contar con puntos a favor y en contra.
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