El siguiente texto ilustra algunas características de la comunicación de Papa Francisco que han sido expuestas por el sacerdote jesuita Antonio Spadaro, Director de la Revista Civiltà Cattolica durante el Conversatorio RIIAL del pasado 28 de marzo 2017.
Podemos iniciar afirmando que la comunicación del Papa Francisco es una comunicación inmediata, espontánea y personal; él usa el teléfono porque quiere entrar en contacto directo con las personas. Aunque ya conocía a Bergoglio, Padre Spadaro tuvo la oportunidad de conocer al Papa un día después de su elección, precisamente porque lo llamó directamente y desde el otro lado del teléfono le dijo – como ya podemos imaginar – “hola soy Papa Francisco”.
Constatamos que la comunicación de Papa Francisco, en cualquiera de sus formas, es capaz de tocar a las personas de manera inmediata, directa e intuitiva, porque tiene una gran experiencia pastoral, es decir, él es comunicador porque es pastor. No se expresa como si fuera una estatua, sino que usa su corporeidad para expresarse, a veces incluso da la impresión que pierde el equilibrio y que está por caerse, precisamente porque intenta acercarse a las personas; esto es un reflejo de que existe una plaza tradicional que lo acoge y lo abraza, y él hace lo mismo. Esa plaza contemporáneamente se transforma en “plaza digital” porque muchos publican fotos en la web y en particular en las redes sociales. Ya no existe una diferencia entre la plaza física y la plaza digital, se trata de una relación real con el Pontífice.
El Papa Francisco, crea eventos comunicativos
Podemos decir que “el Papa no comunica, sino que crea eventos comunicativos” en los que se puede participar activamente; por ejemplo, cuando fue elegido el 13 de marzo del 2013, el Papa salió al balcón para bendecir – y todos esperaban recibir la bendición -; sin embargo fue él quien pidió la bendición y, luego, dio la suya. Las personas que eran sujetos pasivos, se transformaron en sujetos activos.
La dinámica de los selfies con el Papa
Cuando haces una foto a una persona es porque la otra persona es más importante que la persona que pide la foto, sin embargo, cuando Papa Francisco acepta hacer un selfie, se pone del mismo lado de la cámara que la persona que pide la foto. En este sentido podemos afirmar que la comunicación y el lenguaje papal cambian porque deja de ser frontal.
Así, el Papa no es un comunicador de contenidos religiosos, no es un emisor de contenidos religiosos, sino un testigo. Él es muy consciente de que el mensaje cristiano sólo puede transmitirse a través de relaciones: si no existen relaciones, no se transmiten los mensajes.
Y ésta es una lógica radical de la comunicación, especialmente de las redes sociales: Si cuelgas algo en la red y no tienes amigos, nadie lo ve y no se comparte.
El Papa comunica con su presencia
Papa Francisco está muy atento a las relaciones ya que la misma relación es un contenido, no es el lector de un texto escrito, no es el emisor de una información, sino que comunica por su misma presencia.
En un testimonio el Papa Francisco, relató al P. Spadaro, que en julio del 2013, durante la jornada mundial de la juventud, él le dijo: Para mí fue un milagro porque no estoy acostumbrado a hablar ante muchedumbres, sino a nivel personal.
La comunicación “tú a tú” es importante para entender cómo, durante los últimos años, el Papa ha permanecido siempre fiel a sí mismo.
Cuando vemos al Papa, en el papamóvil, él no mira a la multitud como un marco general, sino que va mirando a cada una de las personas, y vemos que su rostro y sus ojos se mueven, tratando de saludar a cada uno. Esto significa que, para Papa Francisco, la comunicación es, sobre todo una relación personal.
Para Papa Francisco, los ojos son muy importantes, si él no mira a los ojos a las personas, no puede hablar. La palabra le brota espontánea desde la relación ocular con las personas, por lo tanto todo se concentra en el gesto personal.
El lenguaje televisivo
Es interesante ver cómo se comporta con él la televisión, ¿cuál es el mensaje televisivo durante sus encuentros?
La televisión no puede recoger y transmitir la solemnidad exterior, porque no existe, incluso los paramentos litúrgicos son muy sobrios, pero se trata de una gran sencillez que es convincente.
Por ejemplo en su visita a Sarajevo, durante su viaje, visitó a los jóvenes que le dirigieron algunas preguntas, pero estaban situados detrás del Papa, pero cuando el Papa tenía que responder las preguntas tuvo que darse la vuelta, aduciendo que no podía dar respuestas a una persona, sin mirarla en la cara; y girándose dio la espalda a todo el escenario, incluyendo las cámaras de televisión. Lo importante no era el escenario público, sino responder a los jóvenes, mirándolos a la cara.
Otro gran desafío para la comunicación televisiva del Papa es que a este Papa hay que contarlo con imágenes realizadas desde abajo. Las más imágenes más bellas y fidedignas son las grabadas por los fieles con sus móviles, ya que esas imágenes contienen la fuerza de la relación personal entre el Papa y uno mismo. No son imágenes precisas, frías, distantes, sino que son imágenes que involucran; a veces incluso, son imágenes sin nitidez, desenfocadas o mal hechas; pero justamente por eso son hermosas.
En eso se ve la fuerza comunicativa del Papa, justamente porque logra involucrar a los que están cerca de él.
Juan Pablo II y Francisco
Existe una gran diferencia entre dos Papas, gigantes de la comunicación eclesial: Juan Pablo II y Francisco. Dos grandes comunicadores, pero que funcionan de una forma casi opuesta. Juan Pablo II tenía una gran pasión por el teatro, su teatro llevaba el nombre de “teatro de la palabra”. SONY grabó un CD en el que parece que Juan Pablo canta, pero, en realidad, está hablando. La palabra para él tenía una fuerza extraordinaria. Y el gesto florecía desde la palabra.
Para Papa Francisco, es lo contrario: El gesto y la acción son lo central y desde ahí florece la palabra. Nos hemos dado cuenta – por ejemplo en sus viajes – que primero es el gesto y solo después viene el discurso, por eso a veces, puede cambiar el texto al último minuto. Justamente porque la palabra del Papa surge de la relación.
Dimensión materna
el ambiente comunicativo, se transforma en un “ambiente amniótico”
Otra característica importante del discurso del Papa es su “dimensión materna”, ya que podemos decir que el ambiente comunicativo, se transforma en un “ambiente amniótico”, un ambiente afectivo que se crea a su alrededor. Justamente por eso su lenguaje es muy sencillo y llega a todos.
Escuchar para comunicar
Por ejemplo el Papa sabe que quien ha estudiado teología, tiene un lenguaje académicamente correcto y preciso, pero que muchas veces la gente no lo entiende.
Entonces ¿cómo se hace para adaptarse al lenguaje sencillo de los demás? El Papa Francisco dio la respuesta en su carta Evangelii Gaudium; dice que hay que escuchar mucho, compartir la vida de la gente y prestar atención: un lenguaje que es fruto de la escucha; y nos indica que nuestra comunicación eclesial debe ser hecha con un lenguaje que todo el mundo pueda entender.
Algunos dicen que el Papa no es claro y que querrían un Papa que comunique con sentencias doctrinales – con un lenguaje gramaticalmente claro, – que sin embargo, a veces, no es del todo comprensible; es decir: si hablamos con un lenguaje nítido, frío, limpio y preciso, comunicamos palabras, pero tal vez no llegamos al corazón.
El lenguaje que usamos todos los días es muy complejo, es el lenguaje de la vida y el Papa utiliza el lenguaje complejo de la vida (no un lenguaje matemático), para llegar al corazón y a la mente de la gente. Por este motivo el Papa constantemente pide la Iglesia que sepa insertarse en la conversación de los hombres; y que el lenguaje pastoral no sea fruto de una estrategia comunicativa, sino de una relación directa y auténtica con la gente. Esto, vale también para la comunicación digital; para el Papa Francisco, la comunicación digital no está hecha de cables sino de personas. La metáfora que él utiliza es la del Buen Samaritano, el Papa sostiene que la comunicación es un modo de tocar al otro, no de comunicar un mensaje, sino de tocar físicamente al otro, por este motivo sostiene el Papa que el mundo unido por las redes, puede estar dividido. La comunicación debe crear unidad.
La visión cristiana de la comunicación es la de impulsarnos a la construcción de un mundo diferente y a ser profetas de una comunicación diferente.
Por ejemplo el mundo de los medios, tiene la capacidad de hacer visible a una mayoría invisible de excluidos y marginados. Es importante entonces que la comunicación esté en grado de unir a las personas y no de separarlas.
En la Evangelii Gaudium, número 87 dice: Las redes digitales alcanzaron un desarrollo inaudito y nosotros sentimos “el reto de descubrir y transmitir la mística del vivir juntos, de mezclarnos, de encontramos, de tomarnos de la mano, de apoyarnos, de participar en esta marea algo caótica, que puede transformarse en una auténtica experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en un santo peregrinaje”. Por lo tanto es un desafío espiritual, porque la red también puede transformarse en una periferia existencial, llena de gente que busca esperanza.
Insertarse en el diálogo de la gente
En este contexto, la Iglesia está llamada a superar el modelo del púlpito, como lugar desde el que una persona habla y todos los demás escuchan por la autoridad de una persona. Esta comunicación ya no funciona así, la vocación misionera de la Iglesia lleva a mezclarse con las preguntas y los lenguajes de la gente.
Con mucha claridad, esta dimensión misionera nos impulsa a una pastoral comunicativa. No se trata entonces – como recordó el Papa – de responder a preguntas que nadie se hace, y lamentablemente, los sacerdotes a menudo contestamos a preguntas que nadie se hace. Esto también tenemos que hacerlo en la red: no estar presentes en la red solamente para hablar, sino también para escuchar lo que la gente dice.
Llama mucho la atención, cuando el Papa Francisco se reúne con los jóvenes en sus viajes, que él escucha las preguntas – que ya las conoce, porque son enviadas antes al Vaticano, y tiene las respuestas preparadas – sin embargo, cuando ve a los jóvenes, saca un papel y un bolígrafo y toma notas y responde lo que le viene a la cabeza en aquel momento, porque la pregunta es una ocasión vital, y la respuesta no es una respuesta teórica a una pregunta teórica.
Finalmente, al reunirse con el episcopado brasileño, en Rio de Janeiro, Papa Francisco les indicó a los obispos que en el pasaje de los discípulos de Emaús estaba el modelo de una Iglesia que sabe insertarse en el diálogo de la gente, que sabe dialogar y en grado de hacer compañía. Para Papa Francisco, comunicar es acompañar.