(eldia.com.bo – Bolivia).- La Universidad de Waterloo, el lugar de nacimiento de la famosa marca Blackberry, prácticamente ha eliminado las aulas. La institución, clave en el desarrollo tecnológico canadiense y una de las más prestigiosas del mundo, ha desarrollado un sistema de enseñanza que permite a los estudiantes desarrollar su propia autonomía de aprendizaje. Investigan, elaboran proyectos, redactan ensayos, llevan solos sus materias y los profesores, que dedican casi todo su tiempo a investigar, les sirven de guía o de consulta y para ello usan unos pequeños gabinetes y salas de reuniones equipados con la última tecnología para acceder al conocimiento.
En junio de este año fue inaugurada en Francia la “Universidad 42”, especializada en programación y desarrollo de software. Es gratuita, está abierta las 24 horas del día y lo más llamativo es que no tiene profesores, pues lo que se busca es que cada alumno se imponga a sí mismo un programa de estudio. De todo lo demás se encarga la conectividad, que les permite obtener libros, videos y una gran cantidad de documentos, mucho más grande de lo que pueda imaginar y por supuesto, de lo que le pueda dar un método tradicional.
Es tal el poder de este nuevo paradigma, que hace poco hizo historia el atleta keniano Julius Yego, quien se convirtió en campeón mundial de lanzamiento de jabalina gracias a las técnicas y el conocimiento que obtuvo en videos bajados de internet. De esa misma forma hoy se pueden formar ingenieros, doctores y toda clase de profesionales y por eso mismo, las grandes universidades del mundo entregan gratuitamente sus programas de estudio en la red y solo cobran una cuota especial cuando el estudiante quiere obtener el título correspondiente.
Pero ya ni siquiera eso es importante y lo dice nada menos que Allen Blue, el genio de las tecnologías cofundador de LinkedIn, la plataforma online de contactos profesionales con más usuarios registrados en todo el mundo (más de 450 millones en 200 países). Dice que los códigos de contratación de las empresas han cambiado y que los títulos, sean universitarios o no, ya no son lo que más cuenta, sino las habilidades, lo que el candidato es capaz de hacer y las experiencias reales que lo demuestran.
Es más, David Robert, uno de los nombres más respetados de Silicon Valley y experto en innovación, asegura que la mayoría de las universidades del mundo desaparecerá en el mediano plazo y solo sobrevivirán aquellas que tengan una gran marca detrás. Robert es miembro de Singularity University una institución educativa superior que ha roto con el modelo de certificación. No otorga títulos ni existen los créditos. Su único objetivo es formar líderes capaces de innovar y atreverse a romper las normas para alcanzar el ambicioso reto que se ha marcado la universidad desde su creación. “Sus alumnos están llamados a utilizar la tecnología para resolver los 12 grandes desafíos del planeta: alimentar a toda la población, garantizar el acceso al agua potable, la educación para todos, la energía sostenible o cuidar el Medio Ambiente, entre otros”, dice una reciente publicación del diario El País.
En este contexto, sólo cabe preguntar ¿dónde quedarán nuestras universidades públicas que no hacen más que construir moles de cemento que ni siquiera tienen conexión a internet.
Fuente: Este artículo ha sido publicado como Editorial en el periódico boliviano El Día.