(www.comcatolicos.org) .- Cuidar que los contenidos sean siempre positivos, constructivos. Es preferible evitar que contengan amargas condenas. Esmerarse en el lenguaje para que resulte cordial y conciliador. Como dice el dicho: “Más puede lograr una gota de miel, que un barril de hiel”.
- Para que rinda los frutos deseados, el lenguaje que hay que emplear hacia los medios de comunicación debe ser amable, respetuoso y de apertura al diálogo. No excluir ni etiquetar a nadie. No es correcto el dejarse llevar por la indignación momentánea y redactar un mensaje negativo, cargado de violencia verbal porque resulta contraproducente. Lo contrario, crea puentes de comunicación con el periodista; se genera amistad.
- Es importante que el escrito que se envíe al comunicador o al medio resulte muy claro. Para ello hay que utilizar un lenguaje sencillo y asequible. Evitar largos y enredados discursos. La brevedad se agradece. Una anécdota o un ejemplo acertado pueden ilustrar mejor el mensaje.
- Cuando se reacciona y se actúa con seriedad y responsabilidad, lo lógico es que el escrito tenga mayor credibilidad. Éste es un aspecto fundamental para saberse comunicar con sentido profesional.
- Conviene recordar que, al firmar un texto, no se deben emplear seudónimos, y menos, omitir el nombre del lector que participa en los medios. Es necesario, además, añadir los otros datos que se suelen pedir para darle verosimilitud al documento.
- Y con respecto al periodista, se ha de incluir su nombre completo, con el cargo en ese medio concreto (si lo tiene). Es un detalle que ellos lo agradecen. Si nos dirigimos a él de forma apropiada, lo lógico será que se genere una corriente de simpatía.
- Es necesario tener presentes la cortesía, la serenidad y el saber ponderar con ecuanimidad. Nunca dar la impresión de que se es radical o fundamentalista por los contenidos exaltados o excesivamente apasionados. Al analizar un texto en los medios, en primer lugar, hay que reconocer lo que de positivo tienen esa nota informativa o aquel reportaje. Y después, si hace falta, pasar a aclarar algún punto en concreto. Algunas veces, será oportuno adjuntar un artículo orientador elaborado por algún experto para ilustrar al comunicador y que pueda recibir otro punto de vista.
- Hace mucha falta felicitar a los comunicadores cuando realizan honradez su trabajo. Como en cualquier otra actividad humana, ellos agradecen que se valore su quehacer profesional.
- Tomar en cuenta que los argumentos deben de ser de razón y sentido común. Todavía es mejor si van fundamentados con citas, datos y estadísticas para sustentar con solidez lo que se afirma. Lo contrario sería caer en vagas impresiones o sentimientos efímeros.
- No hay que olvidar que las tendencias ideológicas sociales tienen una vida compleja: nacen, crecen, se desarrollan, cambian y, con frecuencia, mueren. Por ello, se debe tener paciencia para insistir, con diversos enfoques y la necesaria creatividad, en aquellos puntos de vista que se quieren transmitir.