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28 febrero, 2017 a las 10:21 pm #5210Leticia SoberónParticipante
Ciertamente la visión desde una vida seglar es distinta que desde una vida de consagrados, pero me parece que los «tiempos» no dependen tanto del estado civil y eclesial cuanto del estilo, visión y probablemente edad de las personas. Dicho esto, los laicos tenemos que informar de manera adecuada a los Pastores de la Iglesia si es que tienen un vacío en este aspecto, para que no vean los medios y la tecnología como enemigos, sino como grandes y potentes aliados de la evangelización. Pero tenemos que hacer una pedagogía adecuada y que no les asuste.
28 febrero, 2017 a las 10:17 pm #5209Leticia SoberónParticipanteComo dije en el Conservatorio, te confieso que no he explorado esa realidad del Este de Europa; conozco sólo los ejemplos clásicos de avance digital que son Singapur y Hong Kong. Evidentemente en una sociedad muy tecnificada puede haber más oportunidades para que las personas usen la tecnología de manera colaborativa e inteligente, pero si eso no se promueve desde los sectores de la administración y el liderazgo social, pues sucederá menos frecuentemente. No es automático que la tecnología digital nos haga más colaborativos. Puede darse, pero puede no.
Dicho esto, intentaré enterarme a ver qué pasa en E-stonia, ¡gracias Ana María por la indicación!28 febrero, 2017 a las 10:13 pm #5208Leticia SoberónParticipanteComo intenté responder durante el conversatorio, las redes sociales son un espacio para expresarse abiertamente; no para pensar juntos y con orden. Eso hace que se vuelquen en las redes todo tipo de afirmaciones y comentarios, positivos y agresivos, inteligentes y banales, cariñosos e insultantes. Eso es la red: un retrato de la sociedad tal como es. Ahora bien; promover en ellas al menos un clima de respeto y de cortesía para expresar las cosas, aún cuando uno esté en desacuerdo, es justamente lo que nos pide el Papa.
Yo pienso que el único modo de tratar a quienes nos insultan, es respondiéndoles con respeto. Y si aún de ese modo continúan agresivamente, pues bloquear sus mensajes.
Pero debemos entender que la promoción de la paz es laboriosa y lenta; no todo el mundo desea la paz. No sé si incluso la más acertada de las pedagogas logrará «exterminar de raíz» esa problemática.
A la mejor tenemos que seguir, como en la parábola del trigo y la cizaña, creciendo juntos hasta que el Señor separe el trigo de la mala hierba. Y mientras tanto: caridad y buenas maneras.28 febrero, 2017 a las 10:07 pm #5207Leticia SoberónParticipanteLiliana, hola!
Para poder usar Collaboratorium tendríamos que saber con cuántos usuarios querrías deliberar. Tenemos unas tarifas muy accesibles para las instituciones de la Iglesia. Si quieres nos escribimos
(leticia@dontknow.net) porque el precio depende de las dimensiones de tu equipo.
Un saludo muy cordial27 febrero, 2017 a las 7:43 pm #5193Leticia SoberónParticipanteLa estructura informal en las organizaciones tiene siempre una doble dimensión: por una parte, se trata de los lazos humanos naturales que se hacen más fuertes con el trato diario, el compartir metas, esforzarse juntos, etc. Un valor importante. Aunque también pueden surgir rivalidades, enemistades, desavenencias. Esto también es normal.
¿Cómo hacer que esto no se convierta en «mafia» o en amiguísimo? Pues teniendo claro que en la institución se está al servicio de unas metas, de unos objetivos. Y no podemos poner por encima de estos objetivos nuestras relaciones de amistad. Ni nuestras enemistades. Hay que «centrarse en la tarea», hay que «objetivar» las cosas; respetar básicamente las normas de la institución, que fueron creadas justamente para evitar que los vaivenes emocionales de las personas vayan en detrimento de los objetivos de los fundadores.27 febrero, 2017 a las 7:22 pm #5192Leticia SoberónParticipanteMaría Jimena, muy de acuerdo. Seguir trabajando con esperanza y sin cansarse. ¡Con amor a la Iglesia! y sin aflojar el esfuerzo. Dios ayuda siempre.
27 febrero, 2017 a las 5:09 pm #5191Leticia SoberónParticipanteUno de los servicios que la RIIAL puede hacer, importantísimo, es justamente introducir a la gente mayor en la cultura digital, organizando sesiones o talleres a su nivel para que vayan mejorando y se conviertan en «alfabetizados digitales». Poco a poco, sin prisas pero sin pausas. Es esencial también con personas de cualquier edad que estén excluidas de lo digital.
Dicho esto, el Collaboratorium sí requiere un mínimo de uso de estas tecnologías. La persona capaz de usar correo electrónico puede usarlo sin problemas.27 febrero, 2017 a las 5:06 pm #5190Leticia SoberónParticipanteSí, Collaboratorium es un «SAS»= Software as a service. No tienes que instalar nada en tu ordenador para poder usarlo.
Está disponible, sí, con un costo muy bajo por usuario para la Iglesia católica. Dependerá del número de usuarios y el número de preguntas que quieras impulsar. También depende de la ayuda que necesites para definir bien tu mapa de retos. Si quieres escríbeme a leticia@dontknow.net27 febrero, 2017 a las 4:38 pm #5189Leticia SoberónParticipanteNuestro Centro de Innovación (ICXCI) ha comprobado en distintos ambientes que para motivar a los equipos a que trabajen colaborativamente son necesarias varias cosas:
1. «Contar una historia» bien contada y verdadera. Es decir: darles información sobre por dónde va la sociedad: urgencia de transformarse porque la inmovilidad nos hará morir como institución. Quedarse quietos no es una opción.
2. Lo mejor para decidir qué hacer, es recoger el saber disperso en las cabezas del equipo, pero también de otras personas que pueden orientar y enriquecer el diálogo: expertos cercanos, clientes, usuarios. En otras palabras: inteligencia colaborativa con interlocutores de distintos sectores para recog.
3. Abrir espacios digitales ordenados porque el cerebro necesita foco y orden. Sin esto, las intervenciones se entierran y el diálogo se vuelve ruido.
4. Que el (la) líder sea realmente colaborativo(a), no un(a) autoritario(a) disfrazado(a)…25 febrero, 2017 a las 9:12 am #5184Leticia SoberónParticipante¡Gracias Carlos!
En efecto existen innumerables propuestas de software y espacios colaborativos.
Pienso que una tarea de la RIIAL podría ser analizar y sintetizar en un cuadro, los usos más importantes de cada una de estas plataformas; para qué sirven, para qué no sirven y qué usos se les pueden dar.¡Estamos ahogados en una marea de propuestas!
Poner orden en este tema puede ser una gran aportación, útil para las oficinas de Iglesia. -
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