«En las redes sociales hay muchos corazones deseando escuchar una palabra. Por tanto, la Iglesia como buena madre, tiene que hacerse presente», razona el sacerdote Fernando Alcázar, entrevistado por el semanario español Alfa&Omega .
(Alfa y Omega, Madrid).-El Canal de Extremadura catalogó como el cura 2.0 a este toledano de nacimiento y extremeño de adopción. Religioso de la congregación Esclavos de María y de los Pobres, delegado de Juventud de la diócesis de Coria-Cáceres y capellán de la Universidad de Extremadura, Fernando Alcázar es conocido en toda la región -en España y en el resto del mundo también- por ser un influencer de las redes sociales.
¿Por qué un sacerdote utiliza las redes sociales activamente en su misión pastoral?
Yo utilizo mucho Facebook, Instagram, Twitter y otras aplicaciones que van a través de redes sociales porque me ayudan a llegar a la gente. Por medio de estos instrumentos muestro a las personas el Evangelio, y también son una forma de estar en continuo contacto con todo el mundo para dar información de las actividades que hacemos, para escuchar sus problemas y para estar cerca de sus vidas y sus familias. A través de internet, todo el que quiera puede encontrarme y contactar conmigo en pocos segundos, aunque yo esté lejos.
Tan presente está que le nombraron el cura 2.0…
La televisión regional de Extremadura me hizo un reportaje sobre cómo utilizo las redes sociales para evangelizar, y otras aplicaciones del móvil como Confesor Go. También tocó las campanas desde el teléfono… así que me catalogaron como el cura 2.0.
¿Es importante que la Iglesia tenga presencia en redes sociales?
Creo que la Iglesia tiene que hacerse presente en todos los lugares donde haya un corazón que salvar, y en las periferias que son las redes sociales hay muchos de estos corazones deseando escuchar una palabra. Por tanto, la Iglesia como buena madre, tiene que hacerse presente.
Aun así, ¿todavía es reacia a esa presencia?
La iglesia no es reacia, lo que pasa que hay muchas personas mayores –sacerdotes, religiosos y religiosas…– que han nacido en otra onda y ahora mismo no están capacitadas para utilizar las redes. Pero la Iglesia está muy presente, tanto que incluso hay muchas noticias eclesiales que se dan directamente en las redes sociales; de hecho, el mismo Papa Francisco las utiliza para evangelizar. También hay muchos obispos, cada vez más, que dan a conocer a través de ellas su día a día; hay religiosas que utilizan la redes sociales para dar a conocer su carisma, y la mayoría de los colegios religiosos están en redes sociales. Por lo tanto, yo creo que la Iglesia está utilizando cada vez más el mundo online para difundir información y para evangelizar.
¿Cómo equilibrar esta presencia necesaria y a la vez no favorecer que las relaciones cara a cara pierdan su sentido?
Es como todo, hay que saber utilizar los instrumentos que uno tiene a su alcance. Yo puedo contar muchos ejemplos de cómo una relación que empezó por internet terminó traspasando la pantalla y, además, con un cambio radical de vida. Sin ir mas lejos, conocí a un chico a través de Twitter, le hablé de Dios, le expliqué mi vocación y le dejé que fuese viendo mis comentarios. Tiempo después acabé ayudándole a discernir su vocación y ahora es postulante en mi congregación, los Esclavos de María y de los Pobres. Otro ejemplo que me llamó la atención fue un joven con muchas dudas de fe, que rechazaba a la Iglesia y al cristianismo desde hacía muchos años. Me pidió amistad a través de Facebook y comenzamos hablar. Al cabo de unos meses me escribió y me dijo que muchas de sus dudas y sus problemas se habían disipado. Recuerdo también la muchacha que hace unos años se quedó embarazada y me preguntó a través del chat de Facebook que hacía, si abortaba o seguía adelante con su embarazo. La animé a que siguiese y le dije dónde tenía que acudir para recibir ayuda; hoy, gracias a Dios, ese niño vive con su madre.
Es real que hay problemas de adicción a las nuevas tecnologías, especialmente al móvil e internet. ¿Cómo controlarlo?
Las redes, como todas las cosas mal utilizadas, pueden ser muy peligrosas; por eso el hombre tiene que saber utilizar todos los medios que Dios nos ha regalado en su justa medida. También es verdad que, como decíamos antes, no nos podemos quedar solamente en la pantalla del móvil o del ordenador: tenemos que buscar el encuentro cara a cara con el problema del hombre, como repite el Papa Francisco. Hemos de hacer un esfuerzo para utilizar las redes sociales, pero buscando el encuentro con el corazón que sufre.