Al recibir a los responsables de comunicación de diócesis, congregaciones, movimientos, nuevas comunidades y asociaciones de Francia el Papa Francisco les entregó el discurso preparado que no pudo leer a casusa de la bronquitis que lo aqueja, aunque les dirigió unas palabras y saludó personalmente a cada uno
(vaticannews.va).-Esta mañana, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes en el Simposio «Université des Communicants en Église» promovido por la Conferencia Episcopal de Francia. El Santo Padre les entregó el texto del discurso preparado para la ocasión y dirigió las siguientes palabras a los presentes:
Queridos hermanos y hermanas: Les doy la bienvenida a ustedes, que en Francia son los responsables de la comunicación de las diócesis, de las congregaciones religiosas, de las asociaciones y movimientos católicos y de las nuevas comunidades y parroquias.
Les doy las gracias por haber venido. Me gustaría leer todo el discurso, pero tengo un problema, tengo bronquitis, y no puedo hablar bien. Si no se ofenden, les entregaré la copia del discurso. Discúlpeme. Se lo entregaré a todos ustedes, pero tengo muchas dificultades para hablar. Gracias por su comprensión. Y gracias por venir. Muchas gracias por su trabajo, porque no es fácil comunicar, pero lo primero que hace una persona es comunicar. Desde Adán cuando vio a Eva, se comunicó. Comunicarse es lo más humano que hay. Vayan adelante en esto.
Y ahora les daré la bendición y luego los saludaré uno a uno, porque para saludar no tengo que hablar. Lo hago de corazón.
La misión de la comunicación
En el discurso que les entregó, entre otros conceptos el Papa afirma que “la comunicación es su misión. Una gran misión, en un mundo tan hiperconectado y bombardeado de noticias”. Por eso, les recuerda, han decidido hacer una etapa, esta vez en Roma, para compartir, rezar y escuchar.
“¡Cuánto lo necesitamos! Digo esto en primera persona, porque el ministerio del Papa hoy está también dentro del mundo de la comunicación”
Francisco también afirma que estos momentos de estudios “sirven para redescubrir la raíz de lo que comunicamos, la verdad que estamos llamados a testimoniar, la comunión que nos une en Jesucristo; nos ayudan a no caer en el error de pensar que el objeto de nuestra comunicación son nuestras estrategias o empresas individuales; a no encerrarnos en nuestras soledades, nuestros miedos o ambiciones; a no apostarlo todo al progreso tecnológico”.
“El reto de una buena comunicación es ahora más complejo que nunca, y el riesgo es abordarlo con una mentalidad mundana: con una obsesión por el control, el poder, el éxito; con la idea de que los problemas son ante todo materiales, tecnológicos, organizativos, económicos”
Tras recordar una frase de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y comunicadores católicos: «Le bruit fait peu de bien, le bien fait peu de bruit», “el ruido hace poco bien, el bien hace poco ruido”, dirigiéndose a estos queridos amigos, les dice que pensando en su trabajo, les quiere dejar tres palabras como camino: testimonio, valor y mirada amplia.
Testimonio, valor y mirada amplia
De la primera les dice que recuerden “que la comunicación es ante todo testimonio. Y cuando está hecha de palabras, de imágenes, es una forma de compartir este testimonio. Esto es lo que nos hace creíbles en nuestra relación con los medios de comunicación laicos; y esto es también lo que hace que nuestra red de comunicación sea cada vez más atractiva y que crezca día a día, de persona a persona”.
“Sé que, tras la vergüenza del escándalo de los abusos, la Iglesia en Francia está en vías de purificación. Adelante”
Los momentos más oscuros son a menudo los que preceden a la luz. En Marsella pude comprobar cuánta vitalidad hay en la Iglesia de Francia. No duden en compartir a través de la comunicación todo lo bueno que hay en sus diócesis, congregaciones, movimientos. No duden en construir la comunión en la Iglesia y la fraternidad en el mundo a través de la comunicación. Sean creativos. Sean acogedores.
“La sociedad quiere y necesita escuchar la palabra de la Iglesia como Madre amorosa de todos”
La segunda pista es no tener miedo, sino coraje. “Un coraje que difiere del de aquellos que se creen el centro. El coraje que nace de la humildad y la seriedad profesional, y que hace de su comunicación una red cohesionada pero abierta y extrovertida”.
Lo sé, no es fácil. Pero ésta es su misión, nuestra misión. Y aunque los destinatarios les parezcan indiferentes, escépticos, a veces críticos, incluso hostiles, no se desanimen. No los juzguen.
Compartan la alegría del Evangelio, el amor que nos hace conocer a Dios y comprender el mundo. Los hombres y mujeres de nuestro tiempo también tienen sed de Dios, buscan un encuentro con Él y también lo buscan a través de ustedes
La tercera palabra es mirar lejos. Mirar lejos. Mirar al mundo entero en su belleza y complejidad. En medio de las murmuraciones de nuestro tiempo, de la incapacidad de ver lo esencial, descubrir que lo que nos une es siempre más grande que lo que nos separa; y que hay que comunicarlo, con la creatividad que nace del amor. Recordémoslo siempre. Es una verdad ignorada, pero es la caridad la que lo explica todo. Todo se vuelve más claro, incluso nuestra comunicación, desde un corazón que ve con amor.
El discurso del Santo Padre concluye con su agradecimiento por lo que hacen, con su bendición, también por su trabajo y con la petición de que, por favor, no se olviden de rezar por él.