Redes Sociales

Pablo Savoia, el influencer que busca “samaritanear” en las redes sociales

Su marca registrada son los posteos con frases reflexivas, simples, de no más de cinco líneas, pero con mucha profundidad.

(mdzol.com).-“Lo digital es un punto de encuentro con las personas”, expresa Pablo Savoia, el sacerdote influencer que usa sus redes sociales para la evangelización. A sus 44 años de vida, y 18 como cura, Savoia reparte su tiempo entre la parroquia que tiene a su cargo, Nuestra Señora de la Merced en Villa Ballester y la producción de contenido digital. En Instagram, ya alcanzó los 60 mil seguidores, y continúa en ascenso. 

La pandemia fue un desafío para la Iglesia Católica, que siempre ha dedicado especial lugar a la sacralidad en la presencialidad de los templos y se vio obligada a hacerse espacio en la virtualidad. En este contexto, Pablo no se quedó atrás. El confinamiento lo tenía inquieto y no podía quedarse de brazos cruzados.

Lo que más le gustaba era hablar, así que lo primero que emprendió fue el Podcast al que llamó Parresía, que significa “hablar con valentía y audacia”. En línea con su nombre, el programa se propuso ser un espacio en que se pongan sobre la mesa temas controversiales sobre la doctrina de la Iglesia. El público al que Pablo apuntó desde este comienzo fue a una audiencia adulta que quizás ha tenido una experiencia de fe en su infancia o juventud, pero luego se alejó o “se enojó con Dios”. 

Entre los asuntos a tratar, Pablo mencionó: “Hablo del lugar de la sexualidad dentro de la vida de fe, la espiritualidad para alguien que ya dejó de ser chico, el tema de los dogmatismos, de los moralismos, y a veces cuestiones conflictivas con la institucionalidad de la Iglesia”. 

Dado que estos temas podrían generar sentimientos y debates, el sacerdote empezó a buscar un lugar donde comunicarse con sus seguidores. Así es como llegó a Instagram, en un principio como un espacio de interacción. Cuando empezó a transmitir su contenido por esta red social, y habilitó la llegada de mensajes “fue la explosión” confesó. Pablo señala que muchos le escriben contando cosas personales y le confiesan que no tienen con quién más hablarlo. 

En cuanto a esto, resaltó: “En el ambiente digital hay un montón de soledad también. Y gente que tal vez no está en las redes sociales simplemente pasando el tiempo. Hay gente que por ahí está buscando una resonancia a algo, una respuesta a alguna pregunta, buscan a alguien que lo escuche, buscan una solución”. De esta forma, Pablo pasó de la realización del Podcast a la producción de contenido para Instagram. Suele publicar fragmentos de su homilía de domingo, así como también reacciones personales a temas de actualidad. 

“A veces mucha gente piensa que lo digital es como menos verdadero. Pero en la virtualidad hay vínculos que se dan de manera muy fuerte”, plantea Pablo cuando recuerda a las personas que ha podido conocer a través de las redes, y que pudo acompañar por videollamada como sacerdote

Sin embargo, a pesar de valorar la virtualidad como algo real y tangible, Pablo subrayó: “Yo entiendo que tengo que hacer de puente, porque lo digital para mí es una dinámica de primer anuncio, de disparar cosas, interrogantes, de llevar el anuncio de Jesús, así como esa flecha que te atraviesa. Pero después, el proceso hay que continuarlo de otra manera. No puede ser todo desde la digitalidad”.

Selfie con su comunidad parroquial.

Por tal motivo, cada vez que le escriben por Instagram, él siempre trata de referenciar a las personas a algún sitio presencial: “Mi tarea es de un primer contacto, pero después la Iglesia debe tener cuerpo. Entonces, si es algo más sostenido en el tiempo, yo siempre busco que sea con alguien cerca de su casa”, indicó. En relación con esto, se pregunta: “¿Cómo hacemos para tender esos puentes con la iglesia presencial que es insustituible? Porque, por ejemplo, los sacramentos son palpables. Tiene que ser presencial, no hay otra forma”. 

Así, el sacerdote influencer entiende que su función es ser un punto de contacto, incluso para direccionar personas a las comunidades eclesiales presenciales: “Yo no pretendo que me sigan a mí. Yo brindo un servicio en el ambiente digital, que es anunciar el Evangelio. Yo entiendo lo mío como una misión. No tienen que quedarse conmigo. No tengo que ser yo la referencia”. 

Sobre la cuestión de los haters, Pablo respondió que “al principio le entristecía mucho” porque se lo tomaba muy personal. Además, confesó: “Si alguien me decía que no sabía de lo que hablaba, me encendía como cierta inseguridad. Yo tardo un montón en pensar las cosas porque trato de que lo que digo esté terriblemente fundamentado. No digo nada al azar”. 

Luego, cuando se dio cuenta de que muchos de estos haters provenían de cuentas falsas o anónimas, se empezó a preguntar: “¿Por qué me estoy enganchando en esto? A mí lo que me tiene que importar es el feedback que me pueda hacer un amigo o alguien que me conoce ¿Por qué me estoy preocupando por una cosa que sé que es totalmente injusta? Y de alguien que no me conoce, que no sabe mi historia, de mi vida”. 

  • La evangelización digital en la Iglesia argentina
Pablo Savoia junto a otros influencers en el ENED 2024

Savoia fue uno de los organizadores del segundo Encuentro de Evangelizadores Digitales (ENED) que se realizó en la ciudad de Córdoba en julio de este año con el lema “No podemos callar lo que hemos visto y oído”. En el primer encuentro realizado en Buenos Aires en 2023 habían participado 28 evangelizadores, y este año el número se duplicó, llegando a 60. 

“Tener una red social no te convierte en misionero digital”, comentó Pablo. Sobre este segundo encuentro, el sacerdote rescató la riqueza de la diversidad que se distingue entre los evangelizadores digitales con respecto a su público objetivo, su impronta y su temática: “Eso nos hace experimentar una Iglesia súper rica en carismas, en servicios, en perfiles y no ‘casarnos con un estilo’”. Además, señaló como positivo el hecho de “ir buscando el rostro más argentino de la evangelización digital porque si bien es un fenómeno global, creo que los argentinos vamos buscando un perfil más propio”. 

A su vez, Pablo remarcó que la misión digital “no es una actividad paralela a la Iglesia, sino que somos parte de la Iglesia y queremos seguir trabajando, echando las redes, anunciando Jesús como parte de la Iglesia”. 

Los evangelizadores digitales presentes en el ENED de Córdoba

Con respecto a sus expectativas para los próximos años en esta misión, Savoia espera “que la evangelización digital siga acercándose a los que quedaron heridos al borde del camino”. El sacerdote considera que desde lo digital se puede llegar a personas que posiblemente no van a tener un vínculo con comunidades cristianas presenciales: “Y ahí tenemos un potencial enorme de poder compartir y entrar en contacto con gente que tal vez necesite un primer anuncio de la fe”. Acerca de esto último, usó la expresión “ir a samaritanear”, haciendo referencia a la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37). 

Para terminar, Pablo reiteró: “Lo digital y lo presencial no van contrapuestos, todos somos Iglesia. Me parece que tenemos que, en los próximos años, pensar cómo la evangelización digital se sigue integrando orgánicamente en la estructura de la Iglesia, sin querer uniformarla, respetando sus tiempos, sus códigos y su lenguaje propio”.

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