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Se insta a los misioneros modernos a adoptar Internet

(cathnews.co.nz/).-Se está instando a los misioneros de hoy en día a adoptar Internet como una frontera de misión crucial para comprometerse con el mundo moderno.

La gente no acude en masa a las iglesias, pero está en sus dispositivos. Y ahí es donde hay que transmitir el mensaje, dijo José Manuel De Urquidi al corresponsal de NCR en el Vaticano, Christopher White.

Urquidi es el fundador de la Red Juan Diego, que apoya a los ministerios digitales católicos para conectarse con los latinos.

Durante el sínodo del otoño pasado, Urquidi fue una de las pocas voces que, a lo largo de la cumbre de un mes de duración, defendió continuamente que Internet es «un lugar de encuentro» y que «no es una herramienta, sino una cultura».

Abogó por que la Iglesia adoptara una mentalidad misionera hacia el mundo digital, similar al enfoque metódico de los evangelistas del pasado.

Atrás quedaron los días de simplemente crear contenido en línea y esperar que resuene.

«Nunca hemos tenido miedo como iglesia durante 20 siglos de estar ahí», dijo De Urquidi.

«Te enviaron a una misión, ¿y quién podría saber lo que pasaría?»

Para Urquidi, la Iglesia siempre ha sido consciente de que el envío de misioneros a nuevas fronteras conlleva riesgos, incluido el martirio.

«Nunca hemos tenido miedo de eso», dijo. «¿Por qué ahora le tenemos miedo a Internet? ¿Cuál es la diferencia?»

El mensaje de Urquidi es directo: al igual que aquellos primeros misioneros de siglos pasados, el espacio digital es «un lugar donde necesitamos estar. Necesitamos aprender el idioma y comprometernos».

Sínodo digital

Se está formando una red de «misioneros digitales».

Las personas con seguidores en línea utilizan plataformas como podcasts y redes sociales para conectarse con otros personalmente.

Estos están a la vanguardia de una nueva frontera de misión.

La misión digital de la Iglesia cobró impulso a través de iniciativas como el «sínodo digital» encabezado por Mons. Lucio Ruiz.

Este esfuerzo movilizó a más de 2.000 «misioneros digitales» para involucrar a católicos y no católicos por igual. Amplificaron sus voces en las discusiones sobre el futuro de la Iglesia.

Este enfoque reconoce que es crucial conocer a las personas donde se sientan cómodas.

Si bien el objetivo final puede ser guiar a las personas hacia una vida sacramental, la Iglesia entiende que el camino puede implicar muchos pasos.

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