Artículo del P. Elver Rojas, Director del Departamento de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal de Colombia.
No cabe duda que ante el silencio la sociedad de la información y de la comunicación se desespera, algunos periodistas como ha sucedido estos días en Colombia, no pueden aceptar el silencio al que tienen derecho las personas y las instituciones. Por el afán de hablar de todo y de todos, olvidan que la comunicación está llena de silencios y gestos más que de palabras.
Es triste escuchar a prestigiosos periodistas lanzar insultos y hasta calumnias ante quien no responde inmediatamente a sus pretensiones. Es casi una obligación ir a presentarse ante el estrado de sus programas para someterse a un tipo de “juicio mediático” que pareciera preparado. De lo contrario, se quedan desahogando su rabia a través de los micrófonos porque no los sacia el golpear indiscriminadamente sino que les irrita el silencio del calumniado.
Ya el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la 46 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos había dicho: «el silencio no representa sólo un cierto contrapeso en una sociedad marcada por el continuo e incesante flujo comunicativo, sino que es un elemento esencial para su integración. El silencio es el primer paso para acoger la palabra, precisamente porque favorece el discernimiento y la profundización”.En esta misma línea del papa, después de un silencio, necesario y prudente – importantes en el manejo de una crisis – el señor cardenal Rubén Salazar Gómez, a través de una carta, le cuenta al país lo que la Iglesia viene haciendo desde hace varios años en la lucha contra el abuso de menores y adolescentes.
En sus palabras el cardenal colombiano, al reconocer los casos que se han presentado en la Iglesia, manifestó para con las víctimas su dolor de padre y pastor. Como sacerdote y colombiano que soy, me duele en el alma los casos de abusos a menores que se han presentado en la Iglesia y en las familias colombianas donde se concentra el mayor número de ellos.
no crean que por hablar tanto se dice mucho
El problema es muy serio, delicado y complejo como para que sean sólo los medios de comunicación los que se abanderen de la situación. Señores periodistas, no tengan miedo de encontrar en el silencio un elemento importante de comunicación, no crean que por hablar tanto se dice mucho. Pues, el silencio como insiste el Papa, “es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido”. Los invito a que superen el prejuicio de que si alguien no les responde en el día y a la hora que ustedes lo solicitan, es porque encubre algo o no quiere darle la cara a la opinión pública; y si el entrevistado no les ofrece la respuesta que ustedes quieren escuchar, no se enfaden. Que la tentación de llegar a ser los reyes del rating no los conduzca a perder su ética profesional.
Pbro. Elver Rojas H. es Director del Departamento de Comunicación Social de la CEC