(prensacelam.org).-Hablar de la formación pastoral nos debe llevar a preguntarnos hasta qué punto hemos comprendido qué significado tiene en la vida de Jesús de Nazaret la formación. Es impresionante antes que nada en su ser palabra, en sus gestos, en sus expresiones, en sus formas de interrogar, de estar como tanteando la realidad.
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La formación se da en el testimonio
Las palabras de Susana Nuin nos ayuda a fundamentar el por qué de la formación. La directora del Cebitepal hacía ver a los participantes de “Raíces y Alas”, el VI Congreso de la Pastoral Hispana en Estados Unidos, celebrado en Washington de 26 a 30 de abril, que “Jesús sale del templo, va, dialoga en la calle, dialoga en las casas, dialoga con una cena, dialoga con una boda, dialoga todo el tiempo, y eso es formación”.
Para Susana Nuin, “formación no es solo el discurso establecido, la formación permanente es todo y quiere decir también testimonio”, insistiendo en su convicción del “testimonio como fuerza de formación”. Según la teóloga uruguaya, “la formación es cultivar, es cultivar al otro, es cultivar también las comunidades”, y reconociendo la necesidad de formar a la persona, afirma que “también nos formamos en el ser con los otros”, algo presente en el imaginario cultural de los pueblos latinoamericanos, “que es el poder hacer con los otros, ser con los otros, estar en relación con los otros”.
No formamos solo con discursos
Desde esta característica, Susana Nuin afirma que eso “nos llama a cultivar la formación no solo de la persona, sino la persona en las comunidades”. En ese sentido, “la inversión que hagamos tiene que ser con esa conciencia de que si nosotros queremos seres sociales, que conozcan, respeten y fomenten el bien común, los tendremos en la medida en los formemos comunitariamente”, sostiene la directora del Cebitepal.
Junto con ello destaca la importancia de “no pensar que formamos solo con los discursos”, diciendo que “los hispanos tenemos la posibilidad de ofrecer no solo a la Iglesia sino a la sociedad y a la humanidad, una característica típica de nosotros, que tiene que ver con que la teoría y la praxis van unidas”. Eso se fundamenta en el Misterio de la Encarnación, lo que la lleva a afirmar “que no podemos hacer solo discursos, que tenemos que esos discursos aterrizarlos, llevarlos a la práctica y tomar teoría y praxis como un único elemento, que se realiza en plenitud justamente en el Misterio de la Encarnación”.
Práctica que ilumina la teoría
“Las prácticas ofrecen luces a la teoría permanentemente”, defiende Susana Nuin, algo que considera no solo cristiano, sino que “las ciencias sociales hoy lo afirman y lo demuestran”. Desde ahí destaca la importancia de que “salgamos de una lluvia de información para promover metodologías donde haya posibilidad de apropiarse de las realidades”.
Para Susana Nuin, “la formación es clave para la transformación, en primer lugar, de nuestras personas, en segundo lugar, de lo comunitario, más allá de la parroquia, en el barrio, en la ciudad”, insistiendo en que “la formación nos da la capacidad y las herramientas para la transformación”. Y no solo la transformación, sino también “el proceso de incidencia en nuestros pueblos”. La directora del Centro de Formación del Celam insiste en que “todo lo nuestro tiene que reflejarse y se refleja”, algo que tiene lugar en la sociedad, aunque no siempre tengamos conciencia.
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“Para el Celam, la formación es vital, la formación del Pueblo de Dios, de todos, respondiendo a todos los estados eclesiales”, afirma la teóloga. Según ella, “la formación es una manera profunda de cultivar la vocación a la evangelización integral y la vocación de cada persona en la vida comunitaria”.
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