(Alfa y Omega) .- Con experiencia a nivel nacional y diocesano, Txomin Pérez, sostiene que al comunicar hay que tener en cuenta que la Iglesia no es solo el obispo y el obispado. «Hay mucha riqueza que contar», dice
A Txomin Pérez, delegado de Medios de Comunicación de la diócesis de Palencia, la noticia de su ¡Bravo! le pilló saliendo del despacho. Sonó el teléfono. Al otro lado, Josetxo Vera, director del Secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal, le dice: «Txomin, solo tengo un minuto, que tengo que seguir haciendo llamadas. Que el jurado te ha dado el ¡Bravo! a la labor diocesana». Un segundo de espera y: «Uf… ¿y qué hago?». Su interlocutor fue claro: «Contarlo». A Txomin le sigue sorprendiendo que le hayan premiado: «Son de esas cosas que piensas que alguna vez te pueden pasar, pero, gracias a Dios, se te pasa pronto. Lo de los premios es mejor no pensarlo ni esperarlo. Y, sobre todo, hay que agradecerlo».
¿De quién se acuerda? ¿Algún referente periodístico?
Mi primer pensamiento fue para mi compañera en la Oficina de Comunicación de la diócesis de Palencia, Natalia Aguado. El trabajo que hacemos es un trabajo compartido…, mano a mano y día a día desde hace seis años. También me acuerdo de los obispos con los que he trabajado –don Esteban y ahora don Manuel–, de todos los miembros de la Iglesia diocesana de Palencia, del fantástico equipo de compañeros de comunicación del resto de diócesis de España, de los compañeros de los medios de comunicación de Madrid con los que compartí años de trabajo, de los compañeros de los medios de comunicación de Palencia con los que trabajamos a diario… y por supuesto, de mi familia. Referentes tengo muchos…, pero por acordarme de alguien, diría don Alejandro Fernández Pombo. Siempre diré que compartir un café y charla con él valía más que muchas clases en la facultad. Un maestro.
¿Es un reconocimiento al trabajo que hacen los responsables de la comunicación de la Iglesia?
Anunciamos lo mejor y tenemos que estar convencidos de ello. Sí que es cierto que hay mucho que avanzar, pero día a día se va haciendo. El otro día me decían que «hubo un tiempo en el que nunca salían noticias de la diócesis». Y en eso hemos avanzado muchísimo. La diócesis y su actividad tiene su presencia en los medios de comunicación de Palencia de una manera habitual. Asimismo, aprovechamos todos los medios propios para comunicar lo que somos y lo que hacemos. Concibo este premio como un reconocimiento al trabajo diario durante años.
Ha trabajado a nivel nacional en cargos de responsabilidad y ahora en Palencia. ¿Es más difícil comunicar en un ámbito o en el otro?
Comunicando lo mismo, son cosas distintas. Trabajé muchos años en la Acción Católica General en su sede nacional, y además de la gran experiencia de comunicar su labor, me sirvió para conocer de una manera amplia y global la Iglesia española. Para descubrir que la Iglesia española es variada, rica, plural, diversa… que es más que yo y mi movimiento, yo y mi parroquia, yo y mi diócesis. Creo que cuando tenemos la labor de comunicar tener esto en la mente es muy importante.
Todo esto hay que llevarlo a la diócesis de Palencia. La diócesis es más que el obispo y el Obispado. Hay una riqueza en la vida de las parroquias, movimientos, asociaciones, hermandades y cofradías, en la vida religiosa activa y contemplativa, en la labor caritativa y social de la Iglesia. En la iniciativa particular de muchos cristianos, que tenemos que dar a conocer. Y otra ventaja es la de poder tener un contacto personal, diario y directo con los profesionales de los medios de comunicación.
¿Cree que la Iglesia comunica adecuadamente?
Creo que estamos en el camino. Hay cosas que son muy fáciles de comunicar. El lunes, por ejemplo, presentamos una muestra de los dulces que elaboran siete de los 14 monasterios de clausura de nuestra diócesis. Esto sale solo. El producto es tan bueno, y la vida contemplativa es tan rica que no hace falta explicar mucho. Hay otras que son tremendamente complicadas. En las complicadas es donde nos jugamos comunicar bien, explicar bien, dar a conocer la postura de la Iglesia de una manera que se entienda.
¿Qué queda por hacer? ¿Hay alguna asignatura pendiente?
Queda avanzar en comunicar bien lo complejo. Avanzando en sencillez sin perder profundidad. Queda avanzar en ser tremendamente creativos para poder contar, vuelvo a lo habitual, el gran mensaje del Evangelio de una manera atractiva. Que llegue en un primer instante para posibilitar un acercamiento. También nos queda avanzar en compartir recursos, iniciativas, intuiciones, cosas concretas que sirven a mi diócesis pero pueden servir a otras.
Tengo el firme convencimiento de que el sendero nos lo está marcando el Papa Francisco. Comunicar en los tiempos del Papa Francisco es mucho más fácil. Debemos fijarnos en su sencillez, en su capacidad para comunicar usando todos los medios y canales, en la manera que se adapta lo que comunica el Papa a los diferentes lenguajes y, ante todo, una comunicación que siempre tiene presente la alegría del Evangelio. Muchas veces parecemos tristes cristianos, cristianos tristes, y esto se nota en la manera en que comunicamos.
escrito por F. Otero y publicado en Alfa y Omega