El Observador Permanente de la Santa Sede ante la OSCE hace un nuevo llamamiento sobre libertad de expresión: «como todo derecho humano, va acompañada de responsabilidades que no se pueden ignorar, especialmente en lo que respecta a los menores, que deben ser protegidos siempre» y reitera la necesidad de «promover la igualdad de oportunidades para las mujeres que trabajan en el sector de las comunicaciones».
(vaticannews.va).-La prensa y los medios de comunicación son instrumentos necesarios para la transmisión de una información «transparente y real» y, por tanto, su libertad «es un componente esencial para la promoción de los valores democráticos y de sociedades más justas»: así lo ha dicho esta mañana, 13 de mayo, monseñor Janusz Urbańczyk, Observador Permanente de la Santa Sede ante la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, con sede en Viena), al intervenir en la 1313ª reunión del Consejo Permanente de la propia organización, centrada en la libertad de los medios de comunicación. Partiendo de un dato objetivo, que es el «preocupante número» de acontecimientos que «influyen negativamente en la libertad de prensa y en su función esencial» en toda el área de la OSCE, el representante del Vaticano recordó «el derecho de las personas a buscar, recibir y difundir información e ideas, incluso cuando se trata de cuestiones religiosas y morales».
Desgraciadamente, añadió, hoy en día esto no siempre es fácil, hasta el punto de que se dan «casos preocupantes» en los que cristianos, judíos, musulmanes o exponentes de otras religiones son advertidos, con amenazas e intimidaciones, de que no deben expresar su opinión en público, «basada en la fe». Y esto «les impide ser parte activa de la sociedad». Y no sólo eso: el prelado subrayó que «esta intolerancia pasa por acusar de practicar el «discurso del odio», lo que equivale a equiparar la creencia religiosa con el odio y, por tanto, a pintar la religión como un problema». Por el contrario, reiteró el Observador Permanente, los medios de comunicación deben ofrecer «una amplia gama de puntos de vista, incluida la perspectiva de las diferentes religiones», para fomentar «el libre intercambio de ideas y opiniones» en la sociedad.
En esta perspectiva, el prelado instó a la OSCE a comprometerse a «considerar favorablemente el interés de las comunidades religiosas en participar en el diálogo público, también a través de los medios de comunicación», fomentando su «inclusión en los debates sobre las iniciativas legislativas pertinentes». Al mismo tiempo, las mismas comunidades religiosas fueron invitadas por el representante del Vaticano a expresar su opinión para contribuir «al debate social sobre los temas de actualidad», con el fin de garantizar «una mayor riqueza de puntos de vista en la sociedad», aportando «perspectivas alternativas y morales».
Después, el prelado hizo un nuevo llamamiento a la responsabilidad de cada uno: «La libertad de expresión, como todo derecho humano, va acompañada de responsabilidades que no se pueden ignorar», especialmente en lo que respecta a los menores, que deben ser protegidos siempre «con límites estrictos». La ética de la comunicación, en efecto, sitúa en el centro a «la persona y la comunidad humana», así como su «desarrollo integral». De ahí el llamamiento de monseñor Urbańczyk a prestar «especial atención a Internet y a las redes sociales», para evitar, «con mayor discernimiento y responsabilidad», la manipulación de las noticias, la difusión de la desinformación y la propagación de las fake news.
Por último, el Observador Permanente reiteró la necesidad de «promover la igualdad de oportunidades para las mujeres que trabajan en el sector de las comunicaciones», junto con la protección de los derechos de todos los periodistas, especialmente los del género femenino, protegiéndolos de «todo tipo de violencia» para «avanzar en la paz y la seguridad mundiales».