Una sencilla aplicación puede cambiar tu vida
(Aleteia).-¿Cómo puedes usar tu teléfono inteligente para mejorar tu conexión con Jesús? Es la pregunta que se hace Gary Jansen en un artículo publicado, recientemente, por Angelus News.
Jansen, quien es director de Image Books en Penguin Random House y autor de “The 15-Minute Prayer Solution” (“La solución de la oración de 15 minutos”), tiene un libro reciente “Life Everlasting: Catholic Devotions and Mysteries for the Everyday Seeker” (“Vida eterna: devociones y misterios católicos para quien busca cotidianamente”), en el que analiza cuestiones de fe en un mundo que nos tiene “confundidos, nerviosos e irritables”.
Un mundo conectado de manera digital, en el que los jóvenes son propensos a sufrir constante ansiedad. “Y no son solo los jóvenes: cada vez más hombres y mujeres de entre 35 y 54 años se encuentran utilizando las redes sociales más que nunca”.
Efectos impredecibles
Los efectos de una crisis de ansiedad no son halagüeños. Según un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, el uso excesivo de las redes sociales aumenta, de manera constante, los casos de depresión. Un estadounidense promedio pasa entre dos y dos y media horas diarias en su Smartphone.
Esto significa, aproximadamente, cuarenta días al año, “la misma cantidad de tiempo en las redes sociales que Jesús pasó en el desierto peleando contra el demonio. Cristo dedicó todo ese tiempo a la comunión con Dios; algunos de nosotros pasamos el equivalente viendo lindos videos de gatitos”, comenta, sarcásticamente, Jansen.
Para el autor la “pérdida de terreno” de la religión en Estados Unidos tiene que ver, entre otras causas, con “los efectos lánguidos del uso excesivo del teléfono celular”. Pero ese asunto puede revertirse. Jansen declara que a él, su teléfono inteligente le ha ayudado a profundizar en la fe.
“Además de una serie de aplicaciones de oración y un correo electrónico diario de lecturas bíblicas de la USCCB (la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos), mi teléfono me proporciona un recordatorio diario para centrarme en Jesús. ¿Cómo? Bueno, prendí una alarma para que sonara a las 3 pm todos los días” (la Hora de la Divina Misericordia y la conmemoración de la hora de la muerte de Jesús).
El alcance de la Divina Misericordia
“No importa dónde estoy -una reunión en el trabajo, en el almuerzo o caminando hacia la oficina de correos- esa pequeña alarma (…) me indica que tome unos momentos para dirigir mi atención al corazón misericordioso de Jesús y orar en silencio a Dios”.
Jansen se introdujo en la devoción de la Divina Misericordia en 2007, cuando estaba considerando estudiar el diaconado católico, “pero después de mucho discernir, decidí que necesitaba gastar tiempo con mi esposa y mis hijos pequeños en vez de servir al obispo de nuestra diócesis”.
Pero fue la Divina Misericordia “la que ha tenido el mayor impacto en mi vida”. A aquellos que meditan y oran con la imagen de la Divina Misericordia, dice Jansen, “se les recuerda que Dios quiere que le pidamos que derrame su misericordia en todo el mundo, que debemos ser misericordiosos con los demás, y que cuanto más confiamos en Jesús, más recibiremos gracia y bendiciones en nuestras vidas”.
Como editor de una editorial muy dinámica en Nueva York, dice el autor, “es muy fácil quedar atrapado en las prisas y el ajetreo del día. Tener un simple recordatorio para cambiar mi centro de atención, me ha ayudado a frenar y reorientarme hacia la estrella que es Cristo”.
Tiempo bien empleado
Jansen recomienda que si se tiene el tiempo suficiente, se rece “La Coronilla de la Misericordia” y si se está demasiado ocupado, cuando menos se repita la jaculatoria “Jesús, confío en Ti”, a una hora o en unos horarios perfectamente delimitados (avisado por el teléfono celular).
Cuando dediquemos este tiempo a centrarnos en Cristo, dice Jansen, nos preocuparemos menos por los dolores y los desafíos de la vida y recordaremos “que estamos protegidos por un Dios que siempre nos quiere ayudar”.
Como escribió una vez el Padre Pío: “Tengo tanta confianza en Jesús que incluso si viera el infierno abierto ante mí y me encontrara en el umbral del abismo, no me preocuparía, no me desesperaría. Yo confiaría en él”.
El autor termina diciendo en su artículo publicado en Angelus que hay que meditar esas palabras por un momento. Imaginar tener tanta confianza en Dios que podríamos estar solos, en el precipicio más alto, mirando hacia abajo a una muerte segura, y no tener miedo. “La Divina Misericordia nos llama a vivir así”. Y ella pueda formar parte de nuestro Smartphone.