(El Mundo).- Bienaventurados los que tienen Twitter porque su mensaje llegará hasta los confines de la Tierra. Y bienaventurados los que usen bien esos 140 caracteres porque de ellos será el reino de las redes sociales. Lo sabe bien Xiskya Valladares,la famosa monja tuitera que ha revolucionado la red del pajarito con más de 32.000 seguidores y una nueva forma de crear Iglesia. Con ella llegó la evangelización 2.0. Creando puentes también entre ateos. Con menos religión y más diálogo. Sin sermones y entendiendo Twitter como una red social, «no como una hoja parroquial colgada en una puerta».
La periodista y filóloga ha tocado el cielo en Twitter. Su cuenta es una de las más influyentes, y se lo ha ganado a base de actualizarla a diario, darle al like, retuitear… «Porque así se crea comunidad y fieles a tu marca», asegura. En su último libro Evangelizar en Twitter ofrece 30 mandamientos para convertirse en un buen community manager. «Si alguien lo pone en práctica notará la diferencia», promete.
En realidad, su nuevo libro nace de un epígrafe pequeño de su tesis doctoral, donde Valladares hace un análisis comunicativo de cómo las instituciones católicas españolas comunican en Twitter. De ahí extrae 10 buenas prácticas para promover iniciativas, 10 prácticas para informar y 10 para crear comunidad. Todas medibles, objetivas y aplicables a todos los usuarios.
Por ejemplo, recomienda hacer chistes, bromas y contar anécdotas, para «crear comunidad», ya que normalmente el community es distante y no da «un sabor humano» en los mensajes. También es imprescindible elegir bien la hora en la que se va a enviar el mensaje para fomentar iniciativas. Son útiles las aplicaciones que indican en qué momento tenemos más audiencia.
«Otra cosa que cosa que parece tonta y que es muy propia de la gente creyente es ofrecer ayuda y ponerte a disposición de ayudar», indica, y citar la fuente de la información. «Poner un vía, por o by es algo tan sencillo que se suele omitir y que nos da más credibilidad», resalta la autora, que anima a usar más fotos y vídeos, ya que «está comprobado que sólo información es menos visitado que un valor multimedia».
Para llegar a estas conclusiones, la autora analizó las cuentas de las instituciones católicas españolas y se quedó finalmente con las 16 más influyentes. Tras el estudio, se dio cuenta de que la mayoría tenían algo en común: «Usaban Twitter como un tablón de anuncios al estilo de una hoja parroquial pegada en una puerta y no como lo que es, una red social».
Además, había mucha endogamia 2.0. «Sólo hablaban entre los que pensaban igual que ellos», critica. Con dos excepciones, la cuenta de Xtantos, que promociona que la gente marque la x en la declaración de la renta para la Iglesia, y Cáritas. «Ellas tenían más apertura a hablar con cualquiera», recalca.
Otro de los errores que detectó es que estas cuentas eran mucho más informativas que interactivas, y que utilizaban muy poco los recursos multimedia.
¿Algo que hicieran bien? Poco pero algo: «Al menos eran cuentas activas, que no estaban muertas», reconoce Valladares, aunque con esas condiciones no creaban comunidad y engagement.
«Y es que si sólo compartes información y nunca contestas, si nunca retuiteas, si nunca le das a favorito la gente no te va a tomar un aprecio y no va a colaborar en el engagement ni tampoco en la influencia», asevera la periodista, que defiende que las redes sociales son para compartir, no para conversar, no para informar.
Ella lleva tiempo poniendo en práctica todos estos mandamientos. Su cuenta @xiskya no es un tablón de anuncios, interactúa -«pero a los trolls ni agua», recomienda- y enlaza la actualidad con los valores, porque al final éstos la unen con más gente que centrándose sólo en la religión. No oculta el hábito pero reconoce que su cuenta es muy poco religiosa. Y lo hace a propósito para acercarse a la gente no creyente. A fin de cuentas, ella quiere evangelizar, «y evangelizar no es dar la chapa ni sermones».
Valladares acaba de recibir la llamada de la Santa Sede. Le ha pedido que dé un curso a todos los community manager del Vaticano. Ella está preparándolo pero tiene dos consejos en la mente: «Les diré que necesitamos traducir el Evangelio a los nativos digitales y que necesitamos mostrar una Iglesia cercana y cálida».
No es casualidad que, desde la llegada del Papa Francisco, la Iglesia se haya rendido a los tuits. Su poder es el alcance, desvela Valladares. «Twitter puede llevar a los confines de la Tierra. En cuestión de horas un mensaje pueda dar la vuelta al mundo si está bien elaborado».
por: MAYTE AMORÓS