El rostro humano de la cultura digital
Cómo nos afecta Internet...
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¿Tiene la cultura digital un rostro humano? ¿Se trata de algo más que máquinas, cables, programas informáticos, nuevas tecnologías y señales que llegan vía satélite? ¿Es posible vivir humana y solidariamente en la llamada sociedad de la información?
Estas páginas, amable lector o lectora, son el fruto de dos años de observación, monitoreo y estudio sobre el fenómeno más visible de la era telemática. Las inmensas ventajas que Internet ha significado para las ciencias y para la construcción de la cultura corren a la par con los riesgos que comporta y las transformaciones que supone. Todo ello marca un verdadero cambio de paradigma en la historia humana.
A través del Servicio de Observación sobre Internet (SOI), un equipo de personas en diversos puntos del mundo hispanohablante se ha dedicado a estudiar con ánimo realista y esperanzado el desarrollo de la llamada «Telaraña mundial», oteando cómo evoluciona, cómo afecta al ser humano, cómo contribuye u obstaculiza un desarrollo armónico y justo de las sociedades que hoy pueblan el planeta. Los 100 primeros boletines del SOI expresan el esfuerzo de mirar la realidad de Internet en sus aspectos tecnológico, sociocultural y religioso, intentado detectar y evidenciar las luces de esperanza que en ella se manifiestan, señalando los valores humanos y cristianos que despuntan en un conjunto aparentemente caótico. En contra de numerosos pronósticos, la sociedad tecnificada no sólo no da la espalda a lo Divino, sino que se encuentra en una incansable búsqueda que reviste nuevas formas de expresión y de formar comunidades.
En medio de la avalancha de datos e informaciones, este Servicio ha reportado cómo Internet se ha ido haciendo más y más compleja, y ha intentado ofrecer al público no especializado unas claves de lectura que le ayuden a moverse en esta novísima etapa de la historia. La magnitud del desafío sólo puede ser acometida con la humilde convicción de que es imposible abarcar el fenómeno Internet, y que sólo una labor interdisciplinar e internacional puede aspirar a ofrecer algunas pistas de comprensión sobre este proceso que nos queda demasiado cerca para poder calibrarlo con perspectiva.
De entre los cientos de artículos publicados, se han entresacado algunos que conforman este volumen. Es inevitable que, como ocurre en toda selección, falte algo importante, por lo cual estas páginas desean ser tan sólo una flecha que apunte hacia un horizonte más amplio. Si su lectura invita a los lectores a vivir activamente y sin temor esta nueva fase de la Historia, no por difícil menos apasionante, habrá cumplido con creces los objetivos que se propuso.
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