UNA CLAVE PARA UNA ENSEÑANZA EFICAZ
La sociedad contemporánea sufre un peligroso desconcierto espiritual, que se agrava a diario debido a ciertas leyes que alteran el sentido profundo de instituciones básicas -como es, por ejemplo, el matrimonio-, a la tergiversación manipuladora de conceptos tan decisivos como libertad, independencia, amor..., a la falta de criterios sólidos en el enfoque de los problemas decisivos de la existencia.
Para formar debidamente la personalidad de niños y jóvenes en un ambiente
social desconcertado se requiere tener ideas muy precisas y lúcidas
acerca de lo que es la persona humana, las leyes de su desarrollo,
el ideal que impulsa su crecimiento... Tales ideas se adquieren al
descubrir las doce fases del proceso de desarrollo personal. Ese descubrimiento
múltiple -realizado en la obra de Alfonso López Quintás Descubrir
la grandeza de la vida, Ed. Puerto de Palos, Buenos Aires- nos
permite vivir una serie de transfiguraciones (el cambio de
ciertos objetos en ámbitos, la superación de la actitud egoísta de
dominio y manejo, la transformación de la mera vecindad en una relación
de encuentro...). Estos ascensos a niveles superiores de realización
nos producen admiración, gozo y entusiasmo. Entramos, con ello, en
el ámbito de la "Pedagogía de la admiración". Cuando un niño
o un joven se adentra en él, inicia una carrera de sucesivas elevaciones
que lo llevarán a un estado de libertad interior y, por tanto, de
madurez intelectual y espiritual.
(abrir artículo completo)