LAS SINRAZONES DEL ABORTO IX
La frivolidad en la defensa del aborto
Alfonso López Quintás
De la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas
La madre que da un hijo en adopción sigue siendo madre
y hace madre a otra mujer. Fomentar la adopción
es aumentar la felicidad en el mundo.
Pueblo «culto» es el que cultiva su capacidad creadora en todos los órdenes. Pueblo «civilizado» es el que usufructúa los bienes y productos que se derivan de la creatividad. Un pueblo puede estar en disposición de manejar artefactos sumamente complejos sin poseer la cultura que los ha creado. De modo esquemático, podría decirse que la cultura implica poder de crear, y la civilización, poder de manejar.
Ahondando más en esta idea, observamos que los pueblos cultos se caracterizan por tratar con absoluta seriedad las cuestiones absolutamente serias. Los pueblos civilizados, pero no cultos, manipulan los productos de la cultura -por ejemplo, los medios de comunicación- para tratar los temas serios de modo frívolo y someterlos a su arbitrio.
Por frivolidad se entiende no abordar el núcleo de los problemas ni intentar resolverlos de raíz, con total fidelidad a las exigencias de lo real, sino jugarles la vuelta, cercarlos como a un enemigo y dominarlos a traición.
En el caso del aborto, sólo hay una cuestión nuclear: si la eliminación del feto constituye un delito que el Estado debe penalizar en virtud de su obligación de velar por los bienes supremos de la sociedad. Uno de tales bienes es el respeto absoluto a la vida humana. En él, como en una roca, se asienta la posibilidad de la existencia en común. Perder tal respeto, aunque sea al amparo de ciertas razones y en casos determinados, significa un riesgo excesivamente grande para la sociedad actual, tan amenazada como las anteriores por diversos tipos de extremismos.
El feto constituye una etapa del proceso de desarrollo de la persona humana. La antropología filosófica actual no ha clarificado todavía de modo suficiente la relación entre la vertiente corpórea y la psíquica del ser humano, y el papel de ambas en la instauración de un ser personal. Esta menesterosidad de la investigación filosófica, ¿permite considerar al feto como una mera realidad vegetal o animal de la que el hombre pueda disponer según sus necesidades, proyectos o deseos? ¿Cabe convertir la ignorancia respecto a un proceso de poder sobrecogedor en patente de corso para atacar a los seres en gestación como si se tratara de elementos intrusos?...
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