LAS SINRAZONES DEL ABORTO XIII
Lo que procede es acoger la vida,
no destruirla
Alfonso López Quintás
De la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas
Cuando se pide libertad para el aborto,
se solicita “libertad de maniobra”,
libertad para dominar la vida y decidir sobre ella,
con actitud prepotente.
Con ello se elimina la “libertad creativa”,
libertad para promover y cuidar la vida humana.
Vista en bloque la situación actual, se advierte -por un criterio de coherencia- que el fomento de las distintas formas de vértigo responde a un afán inmoderado de poder. Se podrían aducir muchos datos que llevan a esta conclusión. Sólo por vía de ejemplo, recordaré dos:
Necesidad de dar razones serias de las medidas que se toman
1. Ciertos partidos suelen incluir en sus programas toda suerte de medidas que favorecen el incremento de las experiencias de vértigo o fascinación. Lo hacen, estratégicamente, bajo pretexto de “liberalización” de las costumbres, al amparo del equívoco vocablo “liberalizar”, que está claramente emparejado con el término talismán “liberar”, pero no determina el tipo de libertad que posibilita.
2. Las razones que suelen darse -incluso desde instancias responsables de la marcha de la vida social- en orden a la legitimación de tales medidas liberalizadoras son extremadamente inconsistentes, y son presentadas de forma estratégica, abiertamente demagógica. Afirmar, por ejemplo -como se hizo en un documento oficial-, que “la mujer tiene un cuerpo y puede disponer de él y de cuanto en él acontezca” es adherirse a una corriente antropológica que está pulverizada por la mejor investigación filosófica hace casi un siglo. Honda inquietud produce observar que se quiere configurar la sociedad sobre bases tan endebles, fruto del desconocimiento de lo que es, implica y exige la realidad personal humana. Este enfrentamiento a la realidad acaba pagándose, ineludiblemente, a muy alto precio.
Se han presentado razones y argumentos sólidos en contra de la medida despenalizadora del aborto y la droga blanda, y han sido desatendidos de forma displicente. Se ha rechazado una vez y otra la oferta de realizar debates serios ante la opinión pública para sopesar las ventajas y los inconvenientes de las reformas proyectadas. Los responsables se han limitado a movilizar un aparato publicístico prepotente, a fin de hacer plausible en alguna medida la decisión que se pensaba tomar a ultranza mediante la fuerza impositiva de los votos.
Nada induce a pensar que se intentaba clarificar la verdad y conseguir el mayor bien del pueblo. Asistimos sencillamente a un proceso de imposición de un programa prefijado, al margen de todo intercambio de pareceres y opiniones con los adversarios ideológicos.
La importancia del encuentro
La confusión deliberada y estratégica de las experiencias de vértigo –o fascinación- y las de éxtasis –o encuentro- reviste una insospechada gravedad por cuanto el hombre es un ser dialógico, que vive como persona, se desarrolla y perfecciona por vía de encuentro...
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