Un método para humanizar la empresa VII
EL IDEAL DEL SERVICIO, ALMA DE LA EMPRESA
Alfonso López Quintás
Si, al principio de esta serie, hemos dicho que el ideal del servicio era su punto de partida, ahora vemos que es también su punto de llegada, su meta y su razón de ser. “La columna vertebral de la empresa es su filosofía”. “Una empresa debe tener algo que la anime, que le inyecte vida, que les dé a los sindicatos sentido, un propósito que valga la pena”1. Este ideal constituye la misión de la empresa, su tarea a realizar. En el caso de Bimbo, su “alma” es la decisión firme de “servir bien a los demás”, por la convicción profunda de que “quien no vive para servir no sirve para vivir” (148).
De aquí se deriva su compromiso, hecho público desde el principio, de ser una empresa
• altamente productiva y plenamente humana,
• innovadora, competitiva y orientada a la satisfacción de clientes y consumidores,
• ejemplar, armoniosa y dinámica (191),
• líder internacional en la industria de la panificación, con visión a largo plazo (151),
• empeñada seriamente en cubrir dos frentes: el económico (utilidades, calidad, eficiencia, crecimiento) y el humano (remuneración, justicia, responsabilidad social, preocupación política y ecológica...),
• orientada de tal forma que los colaboradores se sientan reconocidos y apreciados, orgullosos de trabajar en una empresa consagrada a fomentar el bien común. “Es un anhelo, consciente o inconsciente, de toda persona pertenecer a un grupo humano que vive sencillamente estos altos valores en su vida diaria (190).
Este ideal, considerado como el lema de la empresa, su “alma” o impulso interior, debe ser vivido y realizado a diario por sus dirigentes, cuya primera competencia es transmitirlo persuasivamente a todos los colaboradores. Si lo consiguen, cumplirán a perfección su función de “líderes”, que tiene un punto más de exigencia que la condición de “administradores”. Ningún cambio que valga la pena –escribe Lawrence M. Villar- “puede realizarse sin el liderazgo enérgico y tesonero de un funcionario fuerte del más alto nivel”2.
R. Servitje concede gran importancia al tema del liderazgo en la empresa y lamenta que escaseen los líderes entendidos como personas que ponen sus cualidades intelectuales, sentimentales y volitivas, así como sus destrezas de todo orden, al servicio del bien común. “La legitimación de la autoridad es la voluntad de servicio” (203), pues “el líder nace para servir” (205).
“Con vehemencia afirmo que un sano liderazgo es vital, que debemos estar alerta en cualquier área en la que actuemos para elegir, para nombrar, para aceptar, para apoyar solamente a los líderes que de verdad llenen los requisitos... Y para oponernos con todas nuestras fuerzas y posibilidades a que los puestos sean ocupados por gente indeseable” (210).
Necesidad de formar líderes
Al subrayar la importancia de contar con buenos líderes (“... Estoy convencido de que todo depende de la cabeza que dirige”, 218), Servitje insiste en la idea de que “el gran problema es la educación” (224). El que está bien preparado dispone de medios suficientes
• para informarse y comunicarse de modo rápido y barato,
• para simplificar los procesos sin perder “el capital que significa un personal bien preparado” (228),
• para buscar mano de obra asequible pero gratificarla debidamente,
• para realizar los cambios necesarios en orden a perdurar y mejorar, avanzando así con prudencia hacia la vanguardia de la investigación y la producción.
“Es una tentación seguir haciendo las cosas igual cuando salen bien. Hay que correr riesgos si se quiere perdurar. Hoy es imposible cerrarse en sí y no estar en peligro de perecer...” (238).
El logro de la excelencia exige realizar las transformaciones necesarias para mantener, en situaciones diversas, un nivel de alta calidad. Realizar con prudencia tales cambios exige una formación sólida, no sólo intelectual sino volitiva y emocional.
"Debemos entender primero nuestro sistema educativo y después apoyar con toda nuestra fuerza su mejoramiento constante. Trabajemos firmemente para que la educación no sólo imparta conocimientos sino que inculque también valores espirituales y principios morales” (255).
En esta línea se movía el innovador ruso Mijail Gorbachov cuando escribió, en su obra Perestroika: “En la actualidad, nuestro principal trabajo es elevar al individuo espiritualmente, respetando su mundo interior y fortaleciendo su moral” (255).
CONCLUSIÓN
1. La atenencia a la verdad del ser humano
La Biología y la Antropología nos enseñan que somos “seres de encuentro”; vivimos como personas y nos desarrollamos como tales creando formas de encuentro en todos los órdenes. Nuestro ideal en la vida es crear formas elevadas de unidad con las realidades del entorno. Al hacerlo, nos sentimos personas auténticas, verdaderas. Podemos, pues, decir que la unidad es nuestra verdad. La quiebra de la unidad, debido al egoísmo, bloquea nuestro desarrollo personal, nos impide crecer –que es ley de vida- y nos hace ir a contrapelo de nuestra propia naturaleza. Nos convierte en seres inauténticos, falseados, deformes.
La economía, entendida como una actividad “autónoma” –en el sentido de indiferente a la suerte de los trabajadores (actitud propia del nivel 1)-, no hace justicia a la verdad del hombre, a lo que es y a lo que está llamado a ser. Responde a un tipo de pensamiento miope, unilateral, no relacional, inmaduro...
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[1] Cf. Roberto Servitje: Estrategia de éxito empresarial, Pearson Educación de México, 2003, págs. 147-148. En adelante, citaré en el texto, indicando sólo las páginas.
[2] Cf. Un nuevo espíritu empresario. Cit. por Servitje: O.cit., p. 218.